Israel ordena la expulsión inmediata de todos los activistas detenidos
Enric González, Agencias
Israel decidió anoche resolver por la vía directa el problema de los detenidos de la flotilla, casi 600 personas. Y ordenó su puesta en libertad inmediata, sin papeleos ni intervenciones judiciales. Un portavoz gubernamental anunció que todos ellos serán deportados hacia sus países de origen en un plazo máximo de 48 horas, dependiendo de la disponibilidad de plazas en los vuelos. La presión internacional, por un lado, y el embrollo legal que suponía considerar como inmigrantes ilegales a gente que llegó a Israel a punta de pistola, por otro, han empujado a Benjamin Netanyahu a tomar esa decisión de urgencia.
Ya durante toda la jornada se habían ofrecido facilidades a quienes quisieran embarcar en un vuelo. Bastaba firmar un documento de voluntariedad para conseguir un billete de salida. Ni siquiera, pese a la oposición de varios ministros, se investigaba la posible implicación de algunos de los miembros de la flotilla de activistas en los violentos enfrentamientos a bordo de Mavi Marmara . A media tarde se decidió enviar en autobús hacia Jordania a 124 activistas árabes, para que se les repatriara desde Ammán.
La cooperante Laura Arau, uno de los tres detenidos españoles, ha firmado y se esperaba su inminente regreso a España. Los otros dos, Manuel Tapial y David Segarra, no han firmado por el momento.
Unos 50 pasajeros de la flotilla aceptaron la deportación inmediatamente después de ser desembarcados e interrogados en el puerto de Ashdod. Los demás se negaron, para no admitir la legalidad de la detención y para expresar su protesta. Las autoridades diplomáticas y consulares de los distintos países afectados recomendaban, sin embargo, la firma, porque entendían que no suponía ningún reconocimiento de nada. Anoche seguían siendo mayoría quienes mantenían la negativa.
La situación permanecía sometida a un apagón informativo. El Gobierno israelí no ha publicado aún las listas completas de muertos (nueve), heridos (unos 40) y detenidos, aunque existían listas parciales a disposición de las autoridades consulares.
En el centro penitenciario de Bersheba se encontraban 490 detenidos , entre ellos los tres españoles. El embajador de España en Tel Aviv, Álvaro Iranzo, señaló que habían recibido la visita de una representación consular, habían podido hablar con sus familias y no habían expresado quejas por el tratamiento carcelario.
Las autoridades israelíes han decidido aplicar, a quienes no abandonaran voluntariamente el país, la legislación sobre inmigración ilegal. No tiene mucho sentido, ya que los detenidos habían entrado en Israel a punta de pistola. Dicha legislación, pensada para inmigrantes ilegales ya con un cierto tiempo de residencia, permite además apelar ante cualquier decisión judicial, lo que potencialmente podría hacer que cada caso durara meses. Con el riesgo, para Israel, de que los tribunales no compartieran el complejo razonamiento por el cual resultaría legal abordar un barco en alta mar , detener a sus ocupantes y considerarles inmigrantes sin papeles. En general, los internados en el centro penitenciario no parecían dispuestos a prolongar más de lo necesario su estancia, pero sí a ofrecer una resistencia pasiva y a no reconocer nada con su firma.
Un problema específico era el representado por una cantidad indeterminada de activistas turcos que habían destruido o arrojado al mar sus pasaportes, por lo que era necesario identificarles antes de tramitar la deportación. Por el momento, no había sido presentada ninguna acusación contra los activistas que participaron en la desigual batalla a bordo del Mavi Marmara , pero la opción seguía abierta.
Otro problema específico era el del jeque Raed Salah, uno de los más influyentes líderes espirituales y políticos de la comunidad árabe del norte de Israel. Salah, de quien en un primer momento se dijo que había resultado gravemente herido, seguía detenido sin cargos pese a poseer la ciudadanía israelí.
Israel decidió anoche resolver por la vía directa el problema de los detenidos de la flotilla, casi 600 personas. Y ordenó su puesta en libertad inmediata, sin papeleos ni intervenciones judiciales. Un portavoz gubernamental anunció que todos ellos serán deportados hacia sus países de origen en un plazo máximo de 48 horas, dependiendo de la disponibilidad de plazas en los vuelos. La presión internacional, por un lado, y el embrollo legal que suponía considerar como inmigrantes ilegales a gente que llegó a Israel a punta de pistola, por otro, han empujado a Benjamin Netanyahu a tomar esa decisión de urgencia.
Ya durante toda la jornada se habían ofrecido facilidades a quienes quisieran embarcar en un vuelo. Bastaba firmar un documento de voluntariedad para conseguir un billete de salida. Ni siquiera, pese a la oposición de varios ministros, se investigaba la posible implicación de algunos de los miembros de la flotilla de activistas en los violentos enfrentamientos a bordo de Mavi Marmara . A media tarde se decidió enviar en autobús hacia Jordania a 124 activistas árabes, para que se les repatriara desde Ammán.
La cooperante Laura Arau, uno de los tres detenidos españoles, ha firmado y se esperaba su inminente regreso a España. Los otros dos, Manuel Tapial y David Segarra, no han firmado por el momento.
Unos 50 pasajeros de la flotilla aceptaron la deportación inmediatamente después de ser desembarcados e interrogados en el puerto de Ashdod. Los demás se negaron, para no admitir la legalidad de la detención y para expresar su protesta. Las autoridades diplomáticas y consulares de los distintos países afectados recomendaban, sin embargo, la firma, porque entendían que no suponía ningún reconocimiento de nada. Anoche seguían siendo mayoría quienes mantenían la negativa.
La situación permanecía sometida a un apagón informativo. El Gobierno israelí no ha publicado aún las listas completas de muertos (nueve), heridos (unos 40) y detenidos, aunque existían listas parciales a disposición de las autoridades consulares.
En el centro penitenciario de Bersheba se encontraban 490 detenidos , entre ellos los tres españoles. El embajador de España en Tel Aviv, Álvaro Iranzo, señaló que habían recibido la visita de una representación consular, habían podido hablar con sus familias y no habían expresado quejas por el tratamiento carcelario.
Las autoridades israelíes han decidido aplicar, a quienes no abandonaran voluntariamente el país, la legislación sobre inmigración ilegal. No tiene mucho sentido, ya que los detenidos habían entrado en Israel a punta de pistola. Dicha legislación, pensada para inmigrantes ilegales ya con un cierto tiempo de residencia, permite además apelar ante cualquier decisión judicial, lo que potencialmente podría hacer que cada caso durara meses. Con el riesgo, para Israel, de que los tribunales no compartieran el complejo razonamiento por el cual resultaría legal abordar un barco en alta mar , detener a sus ocupantes y considerarles inmigrantes sin papeles. En general, los internados en el centro penitenciario no parecían dispuestos a prolongar más de lo necesario su estancia, pero sí a ofrecer una resistencia pasiva y a no reconocer nada con su firma.
Un problema específico era el representado por una cantidad indeterminada de activistas turcos que habían destruido o arrojado al mar sus pasaportes, por lo que era necesario identificarles antes de tramitar la deportación. Por el momento, no había sido presentada ninguna acusación contra los activistas que participaron en la desigual batalla a bordo del Mavi Marmara , pero la opción seguía abierta.
Otro problema específico era el del jeque Raed Salah, uno de los más influyentes líderes espirituales y políticos de la comunidad árabe del norte de Israel. Salah, de quien en un primer momento se dijo que había resultado gravemente herido, seguía detenido sin cargos pese a poseer la ciudadanía israelí.