Gerrard-Lampard, la pareja imposible
Ciudad del Cabo, El País
En uno de los mayores misterios de la historia del fútbol inglés , dos de sus mejores centrocampistas, Frank Lampard y Steven Gerrard, están cerca de acabar su carrera internacional sin haber hecho nada reseñable juntos. A pesar de que ambos son inteligentes, trabajadores y se llevan bien fuera del campo, hay algo que los repele dentro de la cancha. Son sus egos, advirtió ayer en su columna en The Times Michael Ballack, centrocampista alemán y compañero de Lampard en los últimos años en el Chelsea. "Han tenido problemas antes, pero deben retirar los egos por el bien del equipo", opina Ballack. "No pueden jugar como en sus equipos, donde se van para delante y son bastante similares. Si se echan un poco para atrás, puede ser un poco más fácil", añade.
El problema es quién se echa primero hacia atrás. Ninguno de los dos quiere ser el sacrificado en tareas defensivas, que va contra su naturaleza de volantes goleadores. Hasta ahora la ecuación la había resuelto el seleccionador, Fabio Capello, poniéndoles un guardaespaldas dotado para la destrucción y la organización, Gareth Barry. Pero, tras la lesión de este, la pareja vuelve a quedar a la intemperie. Sin Barry, la prensa inglesa entendía ayer que uno de los dos se retrasaría hoy, ante Estados Unidos, como mediocentro de contención, entrando Lennon en una banda y en la otra Joe Cole, en lugar de Milner, recién recuperado de un virus estomacal. Más natural sería que la vacante de Barry la ocupase Carrick, mediocentro de toda la vida.
En todas las épocas hubo jugadores considerados incompatibles. Los italianos inventaron un término, la stafetta (el relevo), para definir el cambio de Mazzola por Rivera, puesto que los mayores talentos del calcio de los años 70 no podían jugar juntos, según el seleccionador, Feruccio Valcareggi. Los brasileños de esa época fueron mucho más atrevidos y Mario Zagallo alineó a cinco 10 en el Brasil que maravilló en México 70: Pelé, Jairzinho, Gerson, Tostão y Rivelino.
Hubo un momento en el que dio la impresión de que Lampard, el pulmón del Chelsea, y Gerrard, el poderoso llegador del Liverpool, podían convivir con éxito dentro del campo. Fue en la Eurocopa de Portugal 2004, cuando llevaron a Inglaterra a los cuartos de final que perdieron contra la anfitriona en los penaltis. Con un notable Lampard (tres goles en cuatro partidos) y un Gerrard algo más discreto. Pero llegó Alemania 2006 y los dos entraron en barrena. El conflicto creció en la clasificación para la Eurocopa de 2008, de la que Inglaterra quedó excluida. El seleccionador, Steve McClaren, no se atrevió a dar continuidad a la sociedad Barry-Gerrard, resolutiva cuando estuvo lesionado Lampard. Al volver el medio del Chelsea, el equipo inglés se desinfló. El reto es mayúsculo ahora para Capello, con quien sí han cumplido hasta ahora las expectativas en la senda hacia Sudáfrica.
El capitán Gerrard, de 30 años, ha marcado 16 goles en 77 partidos en la selección. Lampard, que cumple 32 el día 20, ha anotado 20 tantos en 76 encuentros. Son trayectorias similares. Y han compartido 39 partidos como titulares, con un promedio de victorias del 61%. "Hemos trabajado mucho en los entrenamientos para que funcione la pareja", apunta Gerrard. "Todo el mundo respeta a Steve por cómo es fuera del campo y por cómo juega", insiste Lampard. Solo falta que los piropos se traduzcan en buen fútbol.
Mientras, Capello resolverá en el debut mundialista de hoy el enigma sobre quién será su portero titular, después de que Rob Green, Joe Hart y David James no le convenzan ni a él ni a sus rivales. Casillas, por ejemplo, dijo que carecían de experiencia al más alto nivel. Y le respondió Gordon Banks, histórico arquero inglés de los años 60, que tachó de irrespetuoso al capitán español.
Respecto a la delantera, Heskey y Crouch se disputan acompañar al intocable Rooney. El goleador del Manchester United ya está advertido por Capello: tiene que canalizar su cólera, aquella que le costó la expulsión en Alemania 2006 tras pisarle el muslo al defensa portugués Carvalho. Y evitar los tacos, los muchos que profirió en el amistoso del sábado ante el Platinum Stars y que fueron recogidos por el árbitro sudafricano Jeff Selogilwe.
En uno de los mayores misterios de la historia del fútbol inglés , dos de sus mejores centrocampistas, Frank Lampard y Steven Gerrard, están cerca de acabar su carrera internacional sin haber hecho nada reseñable juntos. A pesar de que ambos son inteligentes, trabajadores y se llevan bien fuera del campo, hay algo que los repele dentro de la cancha. Son sus egos, advirtió ayer en su columna en The Times Michael Ballack, centrocampista alemán y compañero de Lampard en los últimos años en el Chelsea. "Han tenido problemas antes, pero deben retirar los egos por el bien del equipo", opina Ballack. "No pueden jugar como en sus equipos, donde se van para delante y son bastante similares. Si se echan un poco para atrás, puede ser un poco más fácil", añade.
El problema es quién se echa primero hacia atrás. Ninguno de los dos quiere ser el sacrificado en tareas defensivas, que va contra su naturaleza de volantes goleadores. Hasta ahora la ecuación la había resuelto el seleccionador, Fabio Capello, poniéndoles un guardaespaldas dotado para la destrucción y la organización, Gareth Barry. Pero, tras la lesión de este, la pareja vuelve a quedar a la intemperie. Sin Barry, la prensa inglesa entendía ayer que uno de los dos se retrasaría hoy, ante Estados Unidos, como mediocentro de contención, entrando Lennon en una banda y en la otra Joe Cole, en lugar de Milner, recién recuperado de un virus estomacal. Más natural sería que la vacante de Barry la ocupase Carrick, mediocentro de toda la vida.
En todas las épocas hubo jugadores considerados incompatibles. Los italianos inventaron un término, la stafetta (el relevo), para definir el cambio de Mazzola por Rivera, puesto que los mayores talentos del calcio de los años 70 no podían jugar juntos, según el seleccionador, Feruccio Valcareggi. Los brasileños de esa época fueron mucho más atrevidos y Mario Zagallo alineó a cinco 10 en el Brasil que maravilló en México 70: Pelé, Jairzinho, Gerson, Tostão y Rivelino.
Hubo un momento en el que dio la impresión de que Lampard, el pulmón del Chelsea, y Gerrard, el poderoso llegador del Liverpool, podían convivir con éxito dentro del campo. Fue en la Eurocopa de Portugal 2004, cuando llevaron a Inglaterra a los cuartos de final que perdieron contra la anfitriona en los penaltis. Con un notable Lampard (tres goles en cuatro partidos) y un Gerrard algo más discreto. Pero llegó Alemania 2006 y los dos entraron en barrena. El conflicto creció en la clasificación para la Eurocopa de 2008, de la que Inglaterra quedó excluida. El seleccionador, Steve McClaren, no se atrevió a dar continuidad a la sociedad Barry-Gerrard, resolutiva cuando estuvo lesionado Lampard. Al volver el medio del Chelsea, el equipo inglés se desinfló. El reto es mayúsculo ahora para Capello, con quien sí han cumplido hasta ahora las expectativas en la senda hacia Sudáfrica.
El capitán Gerrard, de 30 años, ha marcado 16 goles en 77 partidos en la selección. Lampard, que cumple 32 el día 20, ha anotado 20 tantos en 76 encuentros. Son trayectorias similares. Y han compartido 39 partidos como titulares, con un promedio de victorias del 61%. "Hemos trabajado mucho en los entrenamientos para que funcione la pareja", apunta Gerrard. "Todo el mundo respeta a Steve por cómo es fuera del campo y por cómo juega", insiste Lampard. Solo falta que los piropos se traduzcan en buen fútbol.
Mientras, Capello resolverá en el debut mundialista de hoy el enigma sobre quién será su portero titular, después de que Rob Green, Joe Hart y David James no le convenzan ni a él ni a sus rivales. Casillas, por ejemplo, dijo que carecían de experiencia al más alto nivel. Y le respondió Gordon Banks, histórico arquero inglés de los años 60, que tachó de irrespetuoso al capitán español.
Respecto a la delantera, Heskey y Crouch se disputan acompañar al intocable Rooney. El goleador del Manchester United ya está advertido por Capello: tiene que canalizar su cólera, aquella que le costó la expulsión en Alemania 2006 tras pisarle el muslo al defensa portugués Carvalho. Y evitar los tacos, los muchos que profirió en el amistoso del sábado ante el Platinum Stars y que fueron recogidos por el árbitro sudafricano Jeff Selogilwe.