Familia de adolescente muerto en accidente en España decide retornar a Bolivia

Barcelona, Abi
Después de 16 años de residir en España, donde ya se había afincado, la familia del adolescente Erwin Diego Gutiérrez Algarañaz, muerto en el accidente de tren producido en playa Castelldefels en España la pasada semana, decidió retornar en forma definitiva a Bolivia.

Un reportaje publicado en el diario El País de España enfatiza que los padres de Erwin Diego optaron por esa determinación porque "ya no tengo nada en España después de la trágica muerte de mi hijo".

En realidad el adolecente, quien soñaba con estudiar ciencias industriales a nivel universitario, tenía listas las maletas para pasar unos días con sus amigos en Santa Cruz de la Sierra. Su madre iba a acompañarlo.

Precisamente tenía listo el pasaje de avión para viajar a Bolivia al mediodía del día siguiente de accidente que cortó su vida.

Diego Erwin Gutiérrez Algarañaz, de 18 años, quien había completado estudios de gestión administrativa, llegó a España hace cuatro años para unirse a su madre. Salvó a su novia antes de ser arrollado por el tren cuando cruzaba la vía de la estación.

Diego Erwin ya había obtenido la nacionalidad española y entre sus planes estaba proseguir sus estudios en este país por lo menos hasta su graduación tras pasar unos días en Bolivia junto a sus abuelos.

"Pensábamos irnos en dos o tres años, porque tengo también un niño de 10 meses y quería que creciera allí. Aquí sólo nos dedicamos a trabajar, y no nos alcanza. Habíamos terminado de construir nuestra casa en Bolivia y queríamos buscar allí la tranquilidad", explica, desde una silla de su comedor, Meri Algarañaz, madre del joven fallecido.

Meri recuerda todo lo vivido desde que, a las 23.23 horas del miércoles de la pasada semana, un tren arrolló a 30 personas que cruzaban la vía para celebrar la verbena en la playa de Castelldefels. Diego iba con una veintena de amigos, entre ellos Eduardo Silva, otro de los que no pudieron escapar. Antes de morir, los dos consiguieron poner a salvo a Patricia. La chica está a punto de ser dada de alta del hospital y desea, según explica Meri, verla inmediatamente a ella y a la familia de Diego.

Tras el accidente, los amigos que resultaron ilesos buscaron a Erwin Diego en las vías. No le encontraron. Ni siquiera hallaron un detalle (una prenda de ropa, un objeto) que permitiera identificarle. Desde el principio temieron lo peor. Pero no se atrevían a llamar a Meri, de modo que se pusieron en contacto con los Mossos d'Esquadra. Sin demasiada información sobre el incidente, una patrulla llamó a casa de la madre de Diego para informarles de que su hijo se encontraba en un tren que había tenido un accidente. Podía estar muerto, herido o ileso, eso no lo sabían.

Tras una confusión -los Mossos la llevaron inicialmente a un tanatorio de Barcelona- fue trasladada al centro cívico de Castelldefels. La atención no fue demasiado buena, según Meri. "No nos daban ninguna información y el apoyo psicológico era más bien escaso. Estuvimos allí hasta las dos de la tarde. Al final, me dio un ataque de nervios", lamenta Meri, que sostiene en sus brazos a su otro hijo, un bebé moreno que ríe ajeno a la desgracia familiar.

Tras ser sometida a una prueba de ADN, la confirmación oficial de que Diego había muerto les llegó el viernes en el Instituto de Medicina Legal de la Ciudad de la Justicia. "Yo ya lo sabía de antes, pese a que los amigos de mi hijo intentaban ocultármelo. Me decían que no sabían nada, seguramente porque los psicólogos les habían recomendado que lo hicieran".

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