Europa tiene a 140.000 mujeres esclavizadas en la prostitución
María R. Sahuquillo, Agencias
Atrapadas en un burdel de carretera, en un salón de masaje, en una residencia privada. Naciones Unidas calcula que hay alrededor de 140.000 mujeres víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual en Europa occidental. Son en su mayoría mujeres y chicas que han sido engañadas, o incluso vendidas por familiares o amigos en sus países de origen para ser prostituidas bajo coacción en Alemania, Holanda o España. El primer informe de la ONU que traza la radiografía de este negocio clandestino en Europa revela que este mercado -que mueve al menos unos 2.500 millones de euros anuales-, en continua movilidad, integra cada año a 70.000 nuevas víctimas. Personas que pasan a sustituir a aquellas que saldan sus deudas, salen del negocio o pasan a convertirse ellas mismas en traficantes de personas como única alternativa a ser explotadas.
El del sexo es un negocio boyante e invariable. Y así lo han detectado también las organizaciones delictivas. El de la trata de personas es el tercer negocio del crimen organizado, y en algunos países se ha convertido en el primero. Prostitución pero también mendicidad, servicio doméstico o trabajo en fábricas, la trata tiene muchas formas. Los traficantes dedican a la explotación sexual al 84% de las víctimas de trata, según el documento presentado ayer por el director ejecutivo de la oficina de la ONU contra la Droga y el Crimen Organizado, Antonio Maria Costa en Madrid junto a la ministra de Igualdad, Bibiana Aído. Una de cada siete prostitutas, recalca el informe -elaborado por los relatores de la ONU con sus datos y otros recopilados por los países, las fiscalías, la policía y las ONG-, es víctima de la trata en Europa. Una cifra muy inferior al 90% que baraja el Ministerio de Igualdad, que incluye en a mujeres víctimas de explotación y no solo de trata.
Las personas obligadas a ejercer la prostitución llegan fundamentalmente de los Balcanes (32%), sobre todo de países como Rumania y Bulgaria. También de la ex Unión Soviética (un 19%), -fundamentalmente desde Ucrania-, de Suramérica (13%), Europa central (7%), África (5%) y Asia oriental (3%). "Se han detectado víctimas en toda Europa. El problema es común a todos los países", explica Costa, que ayer junto a las actrices Mira Sorvino y Belén Rueda y a la periodista mexicana Lydia Cacho presentó la campaña Corazón Azul para sensibilizar contra la trata. Una de las "formas de violencia más antiguas del mundo", según Aído.
Las mujeres llegan al país de destino, explica la ONU, engañadas y a veces coaccionadas. Si provienen de los Balcanes, analiza la ONU, lo más probable es que hayan sido reclutadas con promesas de empleo, de participar en algún concurso de belleza, de un programa de estudios o de servicios matrimoniales. Allí, la mayoría de las víctimas son reclutadas por conocidos, amigos o familiares. Esas personas también juegan un papel importante en la captación de mujeres en África. En América Latina, los traficantes utilizan también empresas de espectáculos, agencias de modelos y anuncios en los periódicos para engañar a las víctimas.
Muchas de ellas sufren violencia antes y después de llegar a su destino. Los más duros son, según la ONU, los traficantes de los Balcanes o la antigua Unión Soviética. Organizaciones muchas veces pequeñas -de dos o tres personas- que antes de ofrecer a las mujeres a sus clientes las violan para iniciar el maltrato. Algunas son drogadas para que no huyan.
Además, la ONU destaca la cada vez más importante presencia de víctimas provenientes de China. Tradicionalmente, dicen, solo los ciudadanos de este país podían acceder a los burdeles chinos en Europa. Ahora, mujeres chinas, camboyanas o vietnamitas son víctimas de trata en salones de masaje, de belleza o saunas. Y es que, dependiendo de su procedencia, las mujeres son obligadas a prostituirse en un lugar u otro. La explotación de las víctimas de América Latina o los Balcanes se lleva a cabo en lugares clandestinos, residencias privadas y burdeles. Las mujeres africanas, sin embargo, son obligadas a hacerlo en la calle.
El informe de la ONU también habla de los consumidores de servicios sexuales. Entre ellos destaca España. En ese país, un 39% de hombres reconoce haber pagado por sexo alguna vez en su vida, una cifra "atípica en Europa", según la ONU. En Suiza son un 19% los hombres que afirman haberlo hecho, en Holanda un 14% y en Suecia un 13%.
Atrapadas en un burdel de carretera, en un salón de masaje, en una residencia privada. Naciones Unidas calcula que hay alrededor de 140.000 mujeres víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual en Europa occidental. Son en su mayoría mujeres y chicas que han sido engañadas, o incluso vendidas por familiares o amigos en sus países de origen para ser prostituidas bajo coacción en Alemania, Holanda o España. El primer informe de la ONU que traza la radiografía de este negocio clandestino en Europa revela que este mercado -que mueve al menos unos 2.500 millones de euros anuales-, en continua movilidad, integra cada año a 70.000 nuevas víctimas. Personas que pasan a sustituir a aquellas que saldan sus deudas, salen del negocio o pasan a convertirse ellas mismas en traficantes de personas como única alternativa a ser explotadas.
El del sexo es un negocio boyante e invariable. Y así lo han detectado también las organizaciones delictivas. El de la trata de personas es el tercer negocio del crimen organizado, y en algunos países se ha convertido en el primero. Prostitución pero también mendicidad, servicio doméstico o trabajo en fábricas, la trata tiene muchas formas. Los traficantes dedican a la explotación sexual al 84% de las víctimas de trata, según el documento presentado ayer por el director ejecutivo de la oficina de la ONU contra la Droga y el Crimen Organizado, Antonio Maria Costa en Madrid junto a la ministra de Igualdad, Bibiana Aído. Una de cada siete prostitutas, recalca el informe -elaborado por los relatores de la ONU con sus datos y otros recopilados por los países, las fiscalías, la policía y las ONG-, es víctima de la trata en Europa. Una cifra muy inferior al 90% que baraja el Ministerio de Igualdad, que incluye en a mujeres víctimas de explotación y no solo de trata.
Las personas obligadas a ejercer la prostitución llegan fundamentalmente de los Balcanes (32%), sobre todo de países como Rumania y Bulgaria. También de la ex Unión Soviética (un 19%), -fundamentalmente desde Ucrania-, de Suramérica (13%), Europa central (7%), África (5%) y Asia oriental (3%). "Se han detectado víctimas en toda Europa. El problema es común a todos los países", explica Costa, que ayer junto a las actrices Mira Sorvino y Belén Rueda y a la periodista mexicana Lydia Cacho presentó la campaña Corazón Azul para sensibilizar contra la trata. Una de las "formas de violencia más antiguas del mundo", según Aído.
Las mujeres llegan al país de destino, explica la ONU, engañadas y a veces coaccionadas. Si provienen de los Balcanes, analiza la ONU, lo más probable es que hayan sido reclutadas con promesas de empleo, de participar en algún concurso de belleza, de un programa de estudios o de servicios matrimoniales. Allí, la mayoría de las víctimas son reclutadas por conocidos, amigos o familiares. Esas personas también juegan un papel importante en la captación de mujeres en África. En América Latina, los traficantes utilizan también empresas de espectáculos, agencias de modelos y anuncios en los periódicos para engañar a las víctimas.
Muchas de ellas sufren violencia antes y después de llegar a su destino. Los más duros son, según la ONU, los traficantes de los Balcanes o la antigua Unión Soviética. Organizaciones muchas veces pequeñas -de dos o tres personas- que antes de ofrecer a las mujeres a sus clientes las violan para iniciar el maltrato. Algunas son drogadas para que no huyan.
Además, la ONU destaca la cada vez más importante presencia de víctimas provenientes de China. Tradicionalmente, dicen, solo los ciudadanos de este país podían acceder a los burdeles chinos en Europa. Ahora, mujeres chinas, camboyanas o vietnamitas son víctimas de trata en salones de masaje, de belleza o saunas. Y es que, dependiendo de su procedencia, las mujeres son obligadas a prostituirse en un lugar u otro. La explotación de las víctimas de América Latina o los Balcanes se lleva a cabo en lugares clandestinos, residencias privadas y burdeles. Las mujeres africanas, sin embargo, son obligadas a hacerlo en la calle.
El informe de la ONU también habla de los consumidores de servicios sexuales. Entre ellos destaca España. En ese país, un 39% de hombres reconoce haber pagado por sexo alguna vez en su vida, una cifra "atípica en Europa", según la ONU. En Suiza son un 19% los hombres que afirman haberlo hecho, en Holanda un 14% y en Suecia un 13%.