En el último adiós a los policías linchados, familiares y policías lloran y piden justicia
Oruro, Abi
En el último adiós a los policías Nelson Alcócer, Miguel Ramos, Rubén Cruz y Esteban Alave, linchados por los originarios de las poblaciones de Cala Cala y Saca Saca, del Municipio de Uncía, familiares, amigos y policías lloraron y pidieron el sábado justicia y cárcel para los asesinos.
El comandante de la Policía Boliviana, general Oscar Nina, y parte de su Estado Mayor transmitieron a la familia doliente de los cuatro policías, "las condolencias y pesar por la funesta pérdida de los efectivos".
Nina dijo a la ABI que "se hará justicia y por ello habrá una investigación hasta encontrar a los autores materiales e intelectuales de la barbarie a la que fueron sometidos sus camaradas".
"Sea cual sea las circunstancias en las cuales los policías se encontraban allá, nada justifica un crimen tan detestable, nada justifica un ensañamiento contra las vidas humanas como las que hicieron con nuestro camaradas", precisó derramando lagrimas al ver el dolor de las familias de los policías que dejaron en la orfandad a 10 menores.
Los cuatro uniformados de la Dirección de Prevención y Robo de Vehículos (DIPROVE), fueron secuestrados el 23 de mayo por una turba de "originarios" que supuestamente los confundieron con extorsionadores, pero después fueron sometidos a una serie de torturas y luego linchados.
Sin embargo se conoció que el sargento Nelson Alcocer, cuyos restos fueron velados en su domicilio, hasta hace 3 días se encontraba con vida y en manos de los originarios que no respetaron el clamor de su familia y lo ejecutaron, según el examen forense.
Tras rendirles los honores, el cortejo fúnebre partió de la unidad policial, recorrió varias calles con escolta del Estado Mayor de la Policía Boliviana, la Policía Departamental, DIPROVE, comandantes y policías de varias unidades.
Los restos de los tres policías, luego de ser velados en Capilla Ardiente y con Guardia de Honor en el Batallón de Seguridad Física desde el viernes, fueron sepultados el sábado en el Cementerio General de esta ciudad, en medio de llanto de esposas, madres, hijos, hermanos, camaradas y amigos.
En el último adiós a los policías Nelson Alcócer, Miguel Ramos, Rubén Cruz y Esteban Alave, linchados por los originarios de las poblaciones de Cala Cala y Saca Saca, del Municipio de Uncía, familiares, amigos y policías lloraron y pidieron el sábado justicia y cárcel para los asesinos.
El comandante de la Policía Boliviana, general Oscar Nina, y parte de su Estado Mayor transmitieron a la familia doliente de los cuatro policías, "las condolencias y pesar por la funesta pérdida de los efectivos".
Nina dijo a la ABI que "se hará justicia y por ello habrá una investigación hasta encontrar a los autores materiales e intelectuales de la barbarie a la que fueron sometidos sus camaradas".
"Sea cual sea las circunstancias en las cuales los policías se encontraban allá, nada justifica un crimen tan detestable, nada justifica un ensañamiento contra las vidas humanas como las que hicieron con nuestro camaradas", precisó derramando lagrimas al ver el dolor de las familias de los policías que dejaron en la orfandad a 10 menores.
Los cuatro uniformados de la Dirección de Prevención y Robo de Vehículos (DIPROVE), fueron secuestrados el 23 de mayo por una turba de "originarios" que supuestamente los confundieron con extorsionadores, pero después fueron sometidos a una serie de torturas y luego linchados.
Sin embargo se conoció que el sargento Nelson Alcocer, cuyos restos fueron velados en su domicilio, hasta hace 3 días se encontraba con vida y en manos de los originarios que no respetaron el clamor de su familia y lo ejecutaron, según el examen forense.
Tras rendirles los honores, el cortejo fúnebre partió de la unidad policial, recorrió varias calles con escolta del Estado Mayor de la Policía Boliviana, la Policía Departamental, DIPROVE, comandantes y policías de varias unidades.
Los restos de los tres policías, luego de ser velados en Capilla Ardiente y con Guardia de Honor en el Batallón de Seguridad Física desde el viernes, fueron sepultados el sábado en el Cementerio General de esta ciudad, en medio de llanto de esposas, madres, hijos, hermanos, camaradas y amigos.