Del Bosque mima a sus jugadores
Potchefstroom, Agencias
Después de ser la última selección en aterrizar, una vez asentados en el que será cuartel general de la Roja, el estreno de España en el Mundial 2010 de Sudáfrica se acerca. Crece la ansiedad por debutar y a la misma velocidad las precauciones. Vicente Del Bosque ha comenzado a manejar aspectos psicológicos que siempre tuvo presentes.
La selección española ya tiene un nuevo Neustift. Existen grandes diferencias entre el paraíso austríaco entre montañas, donde se gestó la conquista de la Eurocopa 2008, y la llana localidad sudafricana de Potchefstroom, pero ambas están unidas por una característica clave para el futbolista: la tranquilidad.
En la sede elegida por el cuerpo técnico de la selección se respira a todas horas. Incluso las vuvuzelas que resuenan en todo el país, apenas se escuchan en los entrenamientos de la Roja, pese a que grandes carteles por las ciudades animan a "hacer ruido".
Todas las comodidades están al alcance de la mano de los jugadores. Junto al hotel de concentración, una residencia dentro de la Universidad del Noroeste, se encuentra el campo principal donde completan cada entrenamiento. A tan solo cien metros. Un poco más alejado el gimnasio donde fortalecen músculos tras los entrenamientos para llegar en el mejor tono al debut, ante Suiza el 16 de junio.
Después del largo viaje de ayer y la primera toma de contacto con un entrenamiento vespertino, los internacionales españoles completaron hoy una doble sesión de entrenamiento. Ya habituados a un nuevo clima. Sintiendo el gusanillo por arrancar la competición. Más si cabe tras ver los primeros partidos del Mundial.
Nadie quiere perdérselo. El aviso que llegó con Andrés Iniesta, cuando en el último amistoso antes del desplazamiento a otro continente sufrió un edema muscular, tiene en alerta a todos. Hoy Xabi Alonso se retiró al sentir una molestias en el muslo por la mañana y en el entrenamiento vespertino no se dejó ver. Trabajó en el gimnasio por precaución.
No fue el único. Del Bosque ha decidido mimar a sus futbolistas. Jugadores cargados tras una larga temporada con el Barcelona, como Gerard Piqué, Sergio Busquets y Xavi Hernández, también se ausentaron de la sesión vespertina. Los tres serán titulares en el estreno y el seleccionador estudia su evolución con informes que invitan a ser precavido.
Aunque la atención la sigue centrando Iniesta. El centrocampista de Fuentealbilla subió hoy un grado la intensidad de su entrenamiento entre sonrisas. Trabajó mañana y tarde, añadiendo series de explosividad a la carrera continua. Las sensaciones son buenas pero en el seno de la selección existe la idea de no forzar.
La seguridad marca las primeras horas de España en Sudáfrica. Las medidas tomadas hace un año, en la Copa Confederaciones, se han multiplicado. Cacheos a los aficionados, policías en moto y coche. Y uno por cada dos metros del corto camino que recorren los internacionales del campo de entrenamiento al hotel.
Pero las fuertes medidas de seguridad la superan aficionados sudafricanos que dan colorido a cada entrenamiento. Sus cánticos tribales acompañan el fútbol de la selección y hasta provocan a los pocos seguidores españoles que pueden desplazarse. Un grupo de diez que llegaron desde Johannesburgo compitieron durante un rato pero acabaron cediendo ante los rítmicos sonidos que muestran la ilusión del país por acoger el Mundial. Sudáfrica es una fiesta que no perturba la tranquilidad de Potchefstroom.
Después de ser la última selección en aterrizar, una vez asentados en el que será cuartel general de la Roja, el estreno de España en el Mundial 2010 de Sudáfrica se acerca. Crece la ansiedad por debutar y a la misma velocidad las precauciones. Vicente Del Bosque ha comenzado a manejar aspectos psicológicos que siempre tuvo presentes.
La selección española ya tiene un nuevo Neustift. Existen grandes diferencias entre el paraíso austríaco entre montañas, donde se gestó la conquista de la Eurocopa 2008, y la llana localidad sudafricana de Potchefstroom, pero ambas están unidas por una característica clave para el futbolista: la tranquilidad.
En la sede elegida por el cuerpo técnico de la selección se respira a todas horas. Incluso las vuvuzelas que resuenan en todo el país, apenas se escuchan en los entrenamientos de la Roja, pese a que grandes carteles por las ciudades animan a "hacer ruido".
Todas las comodidades están al alcance de la mano de los jugadores. Junto al hotel de concentración, una residencia dentro de la Universidad del Noroeste, se encuentra el campo principal donde completan cada entrenamiento. A tan solo cien metros. Un poco más alejado el gimnasio donde fortalecen músculos tras los entrenamientos para llegar en el mejor tono al debut, ante Suiza el 16 de junio.
Después del largo viaje de ayer y la primera toma de contacto con un entrenamiento vespertino, los internacionales españoles completaron hoy una doble sesión de entrenamiento. Ya habituados a un nuevo clima. Sintiendo el gusanillo por arrancar la competición. Más si cabe tras ver los primeros partidos del Mundial.
Nadie quiere perdérselo. El aviso que llegó con Andrés Iniesta, cuando en el último amistoso antes del desplazamiento a otro continente sufrió un edema muscular, tiene en alerta a todos. Hoy Xabi Alonso se retiró al sentir una molestias en el muslo por la mañana y en el entrenamiento vespertino no se dejó ver. Trabajó en el gimnasio por precaución.
No fue el único. Del Bosque ha decidido mimar a sus futbolistas. Jugadores cargados tras una larga temporada con el Barcelona, como Gerard Piqué, Sergio Busquets y Xavi Hernández, también se ausentaron de la sesión vespertina. Los tres serán titulares en el estreno y el seleccionador estudia su evolución con informes que invitan a ser precavido.
Aunque la atención la sigue centrando Iniesta. El centrocampista de Fuentealbilla subió hoy un grado la intensidad de su entrenamiento entre sonrisas. Trabajó mañana y tarde, añadiendo series de explosividad a la carrera continua. Las sensaciones son buenas pero en el seno de la selección existe la idea de no forzar.
La seguridad marca las primeras horas de España en Sudáfrica. Las medidas tomadas hace un año, en la Copa Confederaciones, se han multiplicado. Cacheos a los aficionados, policías en moto y coche. Y uno por cada dos metros del corto camino que recorren los internacionales del campo de entrenamiento al hotel.
Pero las fuertes medidas de seguridad la superan aficionados sudafricanos que dan colorido a cada entrenamiento. Sus cánticos tribales acompañan el fútbol de la selección y hasta provocan a los pocos seguidores españoles que pueden desplazarse. Un grupo de diez que llegaron desde Johannesburgo compitieron durante un rato pero acabaron cediendo ante los rítmicos sonidos que muestran la ilusión del país por acoger el Mundial. Sudáfrica es una fiesta que no perturba la tranquilidad de Potchefstroom.