Crónica de una reparación histórica: FIFA archiva veto a la altura en Bolivia
Johannesburgo, Abi
El vicepresidente de la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA), el argentino Julio Grondona, llegó al piso 19 del hotel Sandton Sun, poco antes de las 20h00 locales (14h00 en Bolivia) al encuentro del presidente boliviano Evo Morales.
También presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Grondona arribó exultante a la suite de Morales y le entregó la buena nueva.
"El tema de la altura está superado" soltó Grondona, acompañado del presidente de la Real Federación del Fútbol de Española, Angel del Villar, de su par de la Federación de Perú, Miguel Burga y del secretario general de la Conmebol, el uruguayo Eduardo de Lucca, además del presidente de la Federación Boliviana de Fútbol, Carlos Chávez.
"De ninguna manera se va a prohibir el juego en altura, porque unos suben (desde la costa) y otros bajan (de las alturas)" para jugar al fútbol, argumentó el mandamás del fútbol argentino y segundo hombre en la jerarquía del ente rector del fútbol mundial.
"El deporte es integración y es un aglutinador social", remató.
Con estas palabras y hacia las 20h35 en Johannesburgo quedó zanjada la mayor reivindicación boliviana de la segunda mitad del siglo XX: jugar al fútbol en las alturas de La Paz, sede del gobierno boliviano enclavada a 3.600m sobre el nivel del mar.
La decisión de la FIFA, de vetar la realización de partidos del fútbol internacional en las ciudades andinas de La Paz, Oruro, Potosí y en las subandinas de Cochabamba y Sucre, cerró una serie de romerías que mandatarios, dirigentes y periodistas bolivianos organizaron en Europa, entre 1995 y 2007, para evitar una mella en el derecho universal de practicar deportes donde se vive.
A la distancia, las ciudades peruanas de Cusco y Arequipa, las ecuatorianas Quito y Cuenca, la colombiana Bogotá y la chilena Calama, todas sobre 2.500 m sobre el nivel del mar, respiraron aliviadas, pues, por extensión, el veto podría haberles dañado.
La amenaza del veto se encendió en agosto de 1993, cuando la selección de Bolivia acabó, de un plumazo, con 30 años de imbatibilidad en eliminatorias mundiales del todo poderoso Brasil, al que derrotó 2-0 en La Paz, en el ámbito del torneo de selección sudamericana para el mundial de EEUU-94.
Considerada como una ventaja que supuestamente potenciaba las posibilidades de Bolivia, la altura quedó en la mira de la FIFA, fuertemente influenciada por Brasil.
Bolivia volvió a jugar en La Paz las eliminatorias regionales para el mundial de Francia-98, merced a una gestión personal y de oficio del entonces presidente galo Jacques Chirac.
La incertidumbre de los grandes del fútbol de Sudamérica, entre ellos Argentina y Uruguay, se prolongó a las eliminatorias de Corea del Sur 2002 y Alemania 2006, pero Bolivia, cuyo predicamento en el fútbol regional se extravió apenas pasaron al retiro sus estrellas Marcos Etcheverry, Erwin Sánchez, Milton Melgar y Julio Baldivieso, perdió la brújula del éxito y antes de clasificar, ayudado por la altura, cayó al sótano de la clasificación.
El mismo Morales, en su primera administración, entre 2006 y 2009, debió realizar gestiones personales para evitar que la FIFA ponga candado a los estadios Siles, Mercado, Bermúdez y Patria, de La Paz, Potosí, Oruro y Sucre respectivamente.
Una sonrisa iluminó el rostro del Presidente de Bolivia que extendió la mano a Grondona que llevaba una tenida informal: camisa a cuadros, pantalón beige, calzados color café y una chaleca coronada por una acreditación FIFA, de esas que cualquier común quisiera poseer estos días en la Sudáfrica libre de discriminación racial de Nelson Mandela.
La noticia fue recibida en medio de una efusión de abrazos en la comitiva boliviana que acompaña a Morales: el ministro de Hacienda, Luis Arce, el portavoz presidencial Iván Canelas, el viceministro de Deportes, Miguel Angel, Rimba, ex seleccionado boliviano en el mundial de Estados Unidos 1994, y el dirigente del fútbol criollo, Mauricio Méndez.
El salón del Hotel Sandton Sun, tocado por motivos ornamentales africanos y uno de los muchos de este emporio enclavado en el suburbio de nombre homónimo en el centro de Johannesburgo, pareció iluminarse apenas Grondona brindó la buena nueva.
En señal de reconocimiento, Morales se comprometió a preparar, sobre la marcha, la selección boliviana para el Mundial Brasil 2014.
De hecho anunció que el primer campeonato estudiantil para área rurales, pautado en las localidades de Orinoca, en los Andes del sudoccidente boliviano, de donde es oriundo el primer presidente indígena de este país de mayoría originaria, y en el tropical Chapare, centro del país, redituarán, entre junio y julio, prospectos de astros bolivianos.
El líder boliviano agradeció sin resuello el apoyo "a este esfuerzo que el pueblo boliviano ha emprendido (en más de una década) para evitar una injusticia porque se juega donde se nace y se vive", dijo al tiempo de invitar a departir los momentos más gratos del fútbol boliviano lejos de un rectángulo de 100 por 70m, desde la epopéyica conquista de la clasificación al mundial estadounidense 94 y, antes, el título sudamericano en el ya lejano y legendario 1963.
Ambos dirigentes se arrellanaron en una comodísima poltrona en uno de los ambientes de la suite que ocupa el gobernante boliviano, uno de los invitados especiales del gobierno de Johannesburgo para la jornada inaugural de este viernes.
"Vamos a empezar a formar nuestra selección para el 2014 en Brasil", le dijo Morales a Grondona. Los contertulios hablaron de fútbol y fútbol en el umbral del primer mundial en el continente africano, con cuyos pueblos originarios Morales se siente identificado.
"Bolivia tiene que estar tranquila para los partidos internacionales; se van a jugar en La Paz", insistió Grondona al tiempo de dejar una reflexión, más bien dirigida para Chávez que seguía el diálogo a pocos metros.
"Es la selección boliviana la que tiene que prepararse" para recuperar el terreno que perdió en la última década, más allá de las ventajas o desventajas que provee o deja de hacerlo los 3.600 m de altura de La Paz, el 'Nido del Cóndor'.
"No pueden estar tranquilos pensando que la altura es un beneficio; tienen que preparase muy bien para intervenir en torneos" internacionales, mechó el argentino.
El díálogo fue interrumpido por el español Villa, un vasco que dijo provenir de una zona montañesa.
"Cada uno tiene derecho a jugar donde vive y después de lo que ha declarado el presidente de la FIFA (Joseph Blatter) no hay nada más que decir", la querella está zanjada, afirmó el dirigente del fútbol de España, uno de los favoritos para ganar la Copa de Sudáfrica 2010.
Morales repuso que el "compañero, compatriota, hermano latinoamericano (por Grondona) nunca nos abandonó junto a las naciones (del sur) para defender la universalidad del deporte".
Morales se confesó "emocionado".
"Escuchar información de la FIFA, todo el apoyo de la Conmebol, siento que esto se cierra de por vida", sostuvo.
Aseguró que la buena nueva habría de desatar una fiesta en las ciudades bolivianas concernidas en el veto y que uno de los objetivos de su paso por Sudáfrica era precisamente éste
"Yo vine con esta tarea de aprovechar el Mundial, de conversar con autoridades importantes de la FIFA, de Sudamérica. Tenía esperanza de conversar con otras autoridades", significó.
Hace ya horas que Grondona dejó el mejor obsequio que Morales -un empedernido futbolista de potrero, algunas de cuyas condiciones de volante de creación permanecen intactas pese a sus 50 y que se ha tuteado en un campo de fútbol nada menos y nada más que con el astro argentino Diego Armando Maradona, actual seleccionador de su país, también favorita para fajarse el título de campeón- y su pueblo podía esperar en el umbral de la Copa del Mundo Sudáfrica 2010
El viernes el primer presidente indígena de Bolivia, un fanático del Barça español, donde juega el argentino Lionel Messi, otro de los invitados para reinar en Sudáfrica, ocupará una de las butacas de excepción para ver rodar el balón en un mundial.
Por doble partida, sueño cumplido.
El vicepresidente de la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA), el argentino Julio Grondona, llegó al piso 19 del hotel Sandton Sun, poco antes de las 20h00 locales (14h00 en Bolivia) al encuentro del presidente boliviano Evo Morales.
También presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Grondona arribó exultante a la suite de Morales y le entregó la buena nueva.
"El tema de la altura está superado" soltó Grondona, acompañado del presidente de la Real Federación del Fútbol de Española, Angel del Villar, de su par de la Federación de Perú, Miguel Burga y del secretario general de la Conmebol, el uruguayo Eduardo de Lucca, además del presidente de la Federación Boliviana de Fútbol, Carlos Chávez.
"De ninguna manera se va a prohibir el juego en altura, porque unos suben (desde la costa) y otros bajan (de las alturas)" para jugar al fútbol, argumentó el mandamás del fútbol argentino y segundo hombre en la jerarquía del ente rector del fútbol mundial.
"El deporte es integración y es un aglutinador social", remató.
Con estas palabras y hacia las 20h35 en Johannesburgo quedó zanjada la mayor reivindicación boliviana de la segunda mitad del siglo XX: jugar al fútbol en las alturas de La Paz, sede del gobierno boliviano enclavada a 3.600m sobre el nivel del mar.
La decisión de la FIFA, de vetar la realización de partidos del fútbol internacional en las ciudades andinas de La Paz, Oruro, Potosí y en las subandinas de Cochabamba y Sucre, cerró una serie de romerías que mandatarios, dirigentes y periodistas bolivianos organizaron en Europa, entre 1995 y 2007, para evitar una mella en el derecho universal de practicar deportes donde se vive.
A la distancia, las ciudades peruanas de Cusco y Arequipa, las ecuatorianas Quito y Cuenca, la colombiana Bogotá y la chilena Calama, todas sobre 2.500 m sobre el nivel del mar, respiraron aliviadas, pues, por extensión, el veto podría haberles dañado.
La amenaza del veto se encendió en agosto de 1993, cuando la selección de Bolivia acabó, de un plumazo, con 30 años de imbatibilidad en eliminatorias mundiales del todo poderoso Brasil, al que derrotó 2-0 en La Paz, en el ámbito del torneo de selección sudamericana para el mundial de EEUU-94.
Considerada como una ventaja que supuestamente potenciaba las posibilidades de Bolivia, la altura quedó en la mira de la FIFA, fuertemente influenciada por Brasil.
Bolivia volvió a jugar en La Paz las eliminatorias regionales para el mundial de Francia-98, merced a una gestión personal y de oficio del entonces presidente galo Jacques Chirac.
La incertidumbre de los grandes del fútbol de Sudamérica, entre ellos Argentina y Uruguay, se prolongó a las eliminatorias de Corea del Sur 2002 y Alemania 2006, pero Bolivia, cuyo predicamento en el fútbol regional se extravió apenas pasaron al retiro sus estrellas Marcos Etcheverry, Erwin Sánchez, Milton Melgar y Julio Baldivieso, perdió la brújula del éxito y antes de clasificar, ayudado por la altura, cayó al sótano de la clasificación.
El mismo Morales, en su primera administración, entre 2006 y 2009, debió realizar gestiones personales para evitar que la FIFA ponga candado a los estadios Siles, Mercado, Bermúdez y Patria, de La Paz, Potosí, Oruro y Sucre respectivamente.
Una sonrisa iluminó el rostro del Presidente de Bolivia que extendió la mano a Grondona que llevaba una tenida informal: camisa a cuadros, pantalón beige, calzados color café y una chaleca coronada por una acreditación FIFA, de esas que cualquier común quisiera poseer estos días en la Sudáfrica libre de discriminación racial de Nelson Mandela.
La noticia fue recibida en medio de una efusión de abrazos en la comitiva boliviana que acompaña a Morales: el ministro de Hacienda, Luis Arce, el portavoz presidencial Iván Canelas, el viceministro de Deportes, Miguel Angel, Rimba, ex seleccionado boliviano en el mundial de Estados Unidos 1994, y el dirigente del fútbol criollo, Mauricio Méndez.
El salón del Hotel Sandton Sun, tocado por motivos ornamentales africanos y uno de los muchos de este emporio enclavado en el suburbio de nombre homónimo en el centro de Johannesburgo, pareció iluminarse apenas Grondona brindó la buena nueva.
En señal de reconocimiento, Morales se comprometió a preparar, sobre la marcha, la selección boliviana para el Mundial Brasil 2014.
De hecho anunció que el primer campeonato estudiantil para área rurales, pautado en las localidades de Orinoca, en los Andes del sudoccidente boliviano, de donde es oriundo el primer presidente indígena de este país de mayoría originaria, y en el tropical Chapare, centro del país, redituarán, entre junio y julio, prospectos de astros bolivianos.
El líder boliviano agradeció sin resuello el apoyo "a este esfuerzo que el pueblo boliviano ha emprendido (en más de una década) para evitar una injusticia porque se juega donde se nace y se vive", dijo al tiempo de invitar a departir los momentos más gratos del fútbol boliviano lejos de un rectángulo de 100 por 70m, desde la epopéyica conquista de la clasificación al mundial estadounidense 94 y, antes, el título sudamericano en el ya lejano y legendario 1963.
Ambos dirigentes se arrellanaron en una comodísima poltrona en uno de los ambientes de la suite que ocupa el gobernante boliviano, uno de los invitados especiales del gobierno de Johannesburgo para la jornada inaugural de este viernes.
"Vamos a empezar a formar nuestra selección para el 2014 en Brasil", le dijo Morales a Grondona. Los contertulios hablaron de fútbol y fútbol en el umbral del primer mundial en el continente africano, con cuyos pueblos originarios Morales se siente identificado.
"Bolivia tiene que estar tranquila para los partidos internacionales; se van a jugar en La Paz", insistió Grondona al tiempo de dejar una reflexión, más bien dirigida para Chávez que seguía el diálogo a pocos metros.
"Es la selección boliviana la que tiene que prepararse" para recuperar el terreno que perdió en la última década, más allá de las ventajas o desventajas que provee o deja de hacerlo los 3.600 m de altura de La Paz, el 'Nido del Cóndor'.
"No pueden estar tranquilos pensando que la altura es un beneficio; tienen que preparase muy bien para intervenir en torneos" internacionales, mechó el argentino.
El díálogo fue interrumpido por el español Villa, un vasco que dijo provenir de una zona montañesa.
"Cada uno tiene derecho a jugar donde vive y después de lo que ha declarado el presidente de la FIFA (Joseph Blatter) no hay nada más que decir", la querella está zanjada, afirmó el dirigente del fútbol de España, uno de los favoritos para ganar la Copa de Sudáfrica 2010.
Morales repuso que el "compañero, compatriota, hermano latinoamericano (por Grondona) nunca nos abandonó junto a las naciones (del sur) para defender la universalidad del deporte".
Morales se confesó "emocionado".
"Escuchar información de la FIFA, todo el apoyo de la Conmebol, siento que esto se cierra de por vida", sostuvo.
Aseguró que la buena nueva habría de desatar una fiesta en las ciudades bolivianas concernidas en el veto y que uno de los objetivos de su paso por Sudáfrica era precisamente éste
"Yo vine con esta tarea de aprovechar el Mundial, de conversar con autoridades importantes de la FIFA, de Sudamérica. Tenía esperanza de conversar con otras autoridades", significó.
Hace ya horas que Grondona dejó el mejor obsequio que Morales -un empedernido futbolista de potrero, algunas de cuyas condiciones de volante de creación permanecen intactas pese a sus 50 y que se ha tuteado en un campo de fútbol nada menos y nada más que con el astro argentino Diego Armando Maradona, actual seleccionador de su país, también favorita para fajarse el título de campeón- y su pueblo podía esperar en el umbral de la Copa del Mundo Sudáfrica 2010
El viernes el primer presidente indígena de Bolivia, un fanático del Barça español, donde juega el argentino Lionel Messi, otro de los invitados para reinar en Sudáfrica, ocupará una de las butacas de excepción para ver rodar el balón en un mundial.
Por doble partida, sueño cumplido.