Capello relajó sus normas para fortalecer al grupo
Los que conocen bien a Fabio Capello repiten que se sintió más presionado durante su segunda época en el Real Madrid que esta semana, pese a las enormes expectativas que carga sobre sus hombros. De hecho, el técnico italiano estuvo a punto de dimitir antes de ganar aquella Liga con el conjunto blanco, cosa que nunca en su carrera se había llegado a plantear. Lo del Mundial lo está disfrutando.
Su principal motivación es superar al actual seleccionador de Italia, Marcello Lippi, y dicen en su círculo más íntimo, que se considerará el mejor entrenador del planeta si gana en Sudáfrica con Inglaterra.
En todas estas cosas pensaba Capello cuando tuvo lugar, por sorpresa, la revuelta de John Terry. Se había olvidado de sus futbolistas. O mejor dicho, creía que podía tratarles con la misma distancia y el mismo profesionalismo que ha llevado siempre en sus relaciones con sus pupilos. Sin embargo, Capello, aconsejado por Baldini, ha cambiado.
Ya el viernes pasado dejó que sus jugadores se tomaran unas cervezas, un ritual que ha permitido repetir incluso en la previa del partido. Hace solamente diez días esa posibilidad era inverosímil. Los futbolistas han ido a jugar al golf en tres ocasiones pero cuando, hace un par de semanas, la Federación les organizó una visita a Robben Island prefirieron quedarse en el hotel. La razón era simple: los jugadores no se sentían a gusto, puesto que no se había creado un ambiente de camaradería. Mejor solos y aburridos que juntos y tensos.
La clasificación y las cervezas por la noche han surtido su efecto y, por lo tanto, han ayudado a relajar el ambiente, pero también los pequeños gestos permitidos ahora en la concentración: Capello ha pedido a Baldini que esté más encima de los futbolistas, más pendiente, que converse con ellos y ayer al propio seleccionador se le vio compartiendo algunas bromas con Gerrard, Lampard y Upson, mientras se tomaban un café en el hotel de la selección.
Su principal motivación es superar al actual seleccionador de Italia, Marcello Lippi, y dicen en su círculo más íntimo, que se considerará el mejor entrenador del planeta si gana en Sudáfrica con Inglaterra.
En todas estas cosas pensaba Capello cuando tuvo lugar, por sorpresa, la revuelta de John Terry. Se había olvidado de sus futbolistas. O mejor dicho, creía que podía tratarles con la misma distancia y el mismo profesionalismo que ha llevado siempre en sus relaciones con sus pupilos. Sin embargo, Capello, aconsejado por Baldini, ha cambiado.
Ya el viernes pasado dejó que sus jugadores se tomaran unas cervezas, un ritual que ha permitido repetir incluso en la previa del partido. Hace solamente diez días esa posibilidad era inverosímil. Los futbolistas han ido a jugar al golf en tres ocasiones pero cuando, hace un par de semanas, la Federación les organizó una visita a Robben Island prefirieron quedarse en el hotel. La razón era simple: los jugadores no se sentían a gusto, puesto que no se había creado un ambiente de camaradería. Mejor solos y aburridos que juntos y tensos.
La clasificación y las cervezas por la noche han surtido su efecto y, por lo tanto, han ayudado a relajar el ambiente, pero también los pequeños gestos permitidos ahora en la concentración: Capello ha pedido a Baldini que esté más encima de los futbolistas, más pendiente, que converse con ellos y ayer al propio seleccionador se le vio compartiendo algunas bromas con Gerrard, Lampard y Upson, mientras se tomaban un café en el hotel de la selección.