Angela Merkel pierde autoridad
Juan Gómez, Agencias
Christian Wulff será el décimo presidente federal de Alemania tras una victoria pírrica del democristiano (CDU), que tuvo que someterse ayer a tres votaciones de la Asamblea Federal para ser elegido. El candidato de Angela Merkel se impuso en la tercera vuelta, tras quedarse sin mayoría absoluta en las dos primeras debido a las deserciones en el seno de la coalición de Gobierno. Finalmente, Wulff obtuvo 625 votos en la tercera votación. El resultado de las dos primeras demuestra el descontento en las filas democristianas y liberales y arroja sombras sobre la autoridad política de Merkel en el centro-derecha alemán.
En principio, los democristianos (CDU/CSU) de Merkel y sus socios liberales (FDP) tenían 644 votos en la Asamblea Federal, 21 más de los necesarios para la mayoría absoluta de 623. La incapacidad de hacer valer su mayoría en las dos primeras vueltas se interpreta como un síntoma de las dificultades internas del Gobierno de Merkel. Joachim Gauck, candidato independiente de socialdemócratas (SPD) y verdes, obtuvo en las tres rondas más votos de los que sumaban ambas fracciones de centro-izquierda. En la última, fueron 494. Un total de 44 votos del bloque democristiano-liberal habían desertado de Wulff en la primera ronda; 29 se le escaparon en la segunda.
La ajetreada votación, que se demoró nueve horas, puso ayer la guinda a una larga serie de desavenencias en el seno del Gobierno. Nueve meses después de ser elegidos en las urnas, la coalición democristiana-liberal dio en dos votaciones la impresión de no convencerse ni a sí misma. Las encuestas le dan la espalda desde hace meses. Para la canciller, fue una larga tarde de contratiempos. Tras el segundo fracaso de Wulff, Merkel recurrió a un símil futbolístico para reclamar el apoyo de los suyos. Lo comparó con la derrota ante Serbia en el segundo partido del Mundial: "Ahora toca hacer lo de Inglaterra". Al final consiguió que Wulff obtuviera la mayoría absoluta de la Asamblea, cuando ya no le hacía falta.
Mientras Merkel apelaba al fútbol, el jefe parlamentario del SPD Frank-Walter Steinmeier trataba de convencer al partido La Izquierda. Sin éxito. Pese a representar al centro-izquierda, el perfil de Gauck es conservador. El pastor protestante fue opositor al régimen de la República Democrática Alemana (RDA) y, tras la unificación, dirigió el archivo de su policía política, la Stasi. La gran mayoría de los delegados de La Izquierda se abstuvo en la tercera ronda. Su candidata, Lukrezia Jochimsen, obtuvo 126 y 123 votos en primera y segunda ronda, respectivamente, antes de retirarse.
A las doce del mediodía, la Asamblea Federal le negó a Wulff la mayoría absoluta por primera vez en la tarde. El democristiano sólo consiguió 600 de los 1.244 votos. Joachim Gauck obtuvo 499 votos. SPD y verdes suman 462 escaños en la Asamblea Federal. Tampoco funcionó en la segunda vuelta, que empezó a las tres de la tarde. Wulff fracasó esta vez al lograr 615 de los 623 votos que necesitaba. También en la segunda hacía falta una mayoría absoluta. Joachim Gauck obtuvo 490 sufragios en la segunda ronda, nueve menos que en la primera.
Cuando, pasadas las nueve de la noche, el presidente del Bundestag (Cámara baja del Parlamento), Norbert Lammert, anunció los 494 votos obtenidos por Gauck, socialdemócratas y verdes prorrumpieron en un largo aplauso. Estaba claro que no le bastaba para ganar. Gauck bajó la cabeza con gesto de pesadumbre. Cuando se supo que Wulff había obtenido más de la mitad de los votos, democristianos y liberales aplaudieron todavía más. Como en un partido de fútbol. Habían ganado, como se comentaba entre los periodistas alemanes, en la tanda de penaltis.
Las votaciones de la Asamblea Federal son particularmente lentas. La forman 1.244 personas, los 622 diputados que se sientan esta legislatura en el Bundestag (Cámara baja federal) y el mismo número de representantes enviados a Berlín por los 16 Estados federados alemanes. Son llamados uno a uno a depositar su voto secreto en una urna colocada al efecto en la cámara plenaria del Reichstag, la sede habitual del Bundestag.
Los delegados no tienen que acogerse a la disciplina del partido. El proceso dura alrededor de una hora. El recuento se prolonga otra media hora en una sala contigua. Así, las tres votaciones del miércoles se demoraron más de nueve horas. Entre los 622 delegados de los Länder se cuentan políticos, pero también deportistas o actores como Martina Gedeck. La protagonista de La vida de los otros, el filme sobre espías de la Stasi que ganó un Oscar en 2007, fue enviada por los Los Verdes para votar a Gauck. No tuvo suerte.
Christian Wulff será el décimo presidente federal de Alemania tras una victoria pírrica del democristiano (CDU), que tuvo que someterse ayer a tres votaciones de la Asamblea Federal para ser elegido. El candidato de Angela Merkel se impuso en la tercera vuelta, tras quedarse sin mayoría absoluta en las dos primeras debido a las deserciones en el seno de la coalición de Gobierno. Finalmente, Wulff obtuvo 625 votos en la tercera votación. El resultado de las dos primeras demuestra el descontento en las filas democristianas y liberales y arroja sombras sobre la autoridad política de Merkel en el centro-derecha alemán.
En principio, los democristianos (CDU/CSU) de Merkel y sus socios liberales (FDP) tenían 644 votos en la Asamblea Federal, 21 más de los necesarios para la mayoría absoluta de 623. La incapacidad de hacer valer su mayoría en las dos primeras vueltas se interpreta como un síntoma de las dificultades internas del Gobierno de Merkel. Joachim Gauck, candidato independiente de socialdemócratas (SPD) y verdes, obtuvo en las tres rondas más votos de los que sumaban ambas fracciones de centro-izquierda. En la última, fueron 494. Un total de 44 votos del bloque democristiano-liberal habían desertado de Wulff en la primera ronda; 29 se le escaparon en la segunda.
La ajetreada votación, que se demoró nueve horas, puso ayer la guinda a una larga serie de desavenencias en el seno del Gobierno. Nueve meses después de ser elegidos en las urnas, la coalición democristiana-liberal dio en dos votaciones la impresión de no convencerse ni a sí misma. Las encuestas le dan la espalda desde hace meses. Para la canciller, fue una larga tarde de contratiempos. Tras el segundo fracaso de Wulff, Merkel recurrió a un símil futbolístico para reclamar el apoyo de los suyos. Lo comparó con la derrota ante Serbia en el segundo partido del Mundial: "Ahora toca hacer lo de Inglaterra". Al final consiguió que Wulff obtuviera la mayoría absoluta de la Asamblea, cuando ya no le hacía falta.
Mientras Merkel apelaba al fútbol, el jefe parlamentario del SPD Frank-Walter Steinmeier trataba de convencer al partido La Izquierda. Sin éxito. Pese a representar al centro-izquierda, el perfil de Gauck es conservador. El pastor protestante fue opositor al régimen de la República Democrática Alemana (RDA) y, tras la unificación, dirigió el archivo de su policía política, la Stasi. La gran mayoría de los delegados de La Izquierda se abstuvo en la tercera ronda. Su candidata, Lukrezia Jochimsen, obtuvo 126 y 123 votos en primera y segunda ronda, respectivamente, antes de retirarse.
A las doce del mediodía, la Asamblea Federal le negó a Wulff la mayoría absoluta por primera vez en la tarde. El democristiano sólo consiguió 600 de los 1.244 votos. Joachim Gauck obtuvo 499 votos. SPD y verdes suman 462 escaños en la Asamblea Federal. Tampoco funcionó en la segunda vuelta, que empezó a las tres de la tarde. Wulff fracasó esta vez al lograr 615 de los 623 votos que necesitaba. También en la segunda hacía falta una mayoría absoluta. Joachim Gauck obtuvo 490 sufragios en la segunda ronda, nueve menos que en la primera.
Cuando, pasadas las nueve de la noche, el presidente del Bundestag (Cámara baja del Parlamento), Norbert Lammert, anunció los 494 votos obtenidos por Gauck, socialdemócratas y verdes prorrumpieron en un largo aplauso. Estaba claro que no le bastaba para ganar. Gauck bajó la cabeza con gesto de pesadumbre. Cuando se supo que Wulff había obtenido más de la mitad de los votos, democristianos y liberales aplaudieron todavía más. Como en un partido de fútbol. Habían ganado, como se comentaba entre los periodistas alemanes, en la tanda de penaltis.
Las votaciones de la Asamblea Federal son particularmente lentas. La forman 1.244 personas, los 622 diputados que se sientan esta legislatura en el Bundestag (Cámara baja federal) y el mismo número de representantes enviados a Berlín por los 16 Estados federados alemanes. Son llamados uno a uno a depositar su voto secreto en una urna colocada al efecto en la cámara plenaria del Reichstag, la sede habitual del Bundestag.
Los delegados no tienen que acogerse a la disciplina del partido. El proceso dura alrededor de una hora. El recuento se prolonga otra media hora en una sala contigua. Así, las tres votaciones del miércoles se demoraron más de nueve horas. Entre los 622 delegados de los Länder se cuentan políticos, pero también deportistas o actores como Martina Gedeck. La protagonista de La vida de los otros, el filme sobre espías de la Stasi que ganó un Oscar en 2007, fue enviada por los Los Verdes para votar a Gauck. No tuvo suerte.