Triesman y Valdano se muerden la lengua
Madrid, EP
David Triesman, ex presidente de la Asociación Inglesa de Fútbol (FA), y Jorge Valdano, director general del Real Madrid FC, tienen por estos días razones para lamentar su elocuencia, reconocida por todos.
Triesman denigró a los dirigentes españoles, latinoamericanos y rusos, acusándolos de colusión para sobornar jueces en el Mundial de Sudáfrica y manipular la votación en la FIFA sobre la sede del mundial de 2018.
Esto precipitó su renuncia a sus cargos en la FA y en el comité responsable de la candidatura de Inglaterra para organizar ese mundial.
Hace tres años, Valdano criticó con dureza el juego de los equipos de José Mourinho y Rafael Benítez: comparó el partido Liverpool/Chelsea, por la Champions League, con un... hmm... excremento, digamos.
Un excremento colgando de un palo, además, una frase que quisiéramos haber escrito nosotros en relación con muchos partidos de fútbol.
El problema, para Valdano, es que su presidente, Florentino Pérez (alias Ozymandias), parece decidido a traer a Mourinho para que cuelgue su... este... visión futbolística de un palo en el césped del Santiago Bernabéu.
Realmente grave es lo de Triesman, por supuesto. La historia es larga, pero se puede resumir así:
El entonces presidente de la FA toma unos tragos con una amiga (dejemos de lado supuestas intimidades) que, un poco por despecho y otro poco por dinero, graba la conversación.
Era una trampa, por supuesto. La mujer estaba armada con un grabador del Mail on Sunday, que exprimió la charla hasta sacarle la última gota.
Hay que tener en cuenta que Triesman hablaba en privado con una "amiga", a quien, tal vez, quería impresionar, jactándose de su trabajo; el viejo luchador, el héroe, batiéndose con esos pérfidos extranjeros...
Este sería un cuadro natural para un seductor veterano (66 años), no muy apuesto, que quiere reanudar relaciones con una joven (37) agraciada.
¿Qué va a decirle? No puede contarle que al día siguiente irá al supermercado y después a la tintorería a retirar la chaqueta azul.
No, tiene que convencerla de que la suerte de Inglaterra depende de su talento y energía, de su infatigable vigilancia y patriotismo.
Pero el presidente de la FA no puede hacer acusaciones sin fundamentos, aunque sea en privado. Y lo mismo vale para los presidentes de las otras asociaciones, que acaso hablen ahora, en privado, de los pérfidos ingleses.
En Inglaterra están que arden porque, a pesar de que el episodio es grotesco, el ridículo se extiende al proyecto de la FA para el 2018 y dificulta las negociaciones entre bambalinas para asegurar votos.
Y aquí entramos en el terreno fronterizo entre la realidad y la fantasía.
Las negociaciones en el comité ejecutivo de la FIFA son algo perfectamente legítimo. Es natural que el proyecto conjunto España/Portugal tenga el apoyo de los delegados latinoamericanos.
Esos delegados son el argentino Julio Grondona, el brasileño Ricardo Teixeira, el paraguayo Nicolás Leoz y el guatemalteco Rafael Salguero.
Contando al delegado español, Ángel María Villar, el proyecto España/Portugal tendría, supuestamente, cinco votos, en comparación con seis para el proyecto de Rusia y siete para el de Inglaterra.
(El comité ejecutivo tiene 24 delegados. En caso de un 12-12, desempata el presidente, Sepp Blatter, que ha elogiado a los proyectos de Inglaterra y Rusia. Y si lo apuran, elogiará también a todos los demás, no se aflijan.)
De algo pueden estar seguros: tras la votación, los perdedores dirán en privado que los demás no jugaron limpio. La diferencia con Triesman es que no lo dirán ante el grabador de un periodista o una ex amante.
Triesman dijo a su amiga, Melissa Jacobs, que los españoles ofrecerían a los rusos esos cinco votos, como si fueran un bloque, si Rusia contribuye (con dinero, supuestamente) a sobornar a los árbitros del mundial.
Es obvio que, a pesar de la renuncia de Triesman, los delegados ofendidos no se sentirán particularmente inclinados a votar por Inglaterra.
El caso Valdano/Mourinho también debería quedar en el plano personal, aunque es posible que el periodismo lo eleve a la categoría de espectáculo.
Valdano ofendió a Mourinho en su encarnación como comentarista deportivo: si el portugués fuera una persona sensata, en el sentido corriente, aceptaría que el entonces columnista es ahora un dirigente, la mano derecha del mandamás del Real Madrid.
Pero Mourinho es rencoroso, como muchos obsesivos: para él, la sensatez pasa por la sumisión de sus enemigos y de quienes lo han ofendido.
Según los trascendidos, Mourinho exigiría, para ser el próximo entrenador, acceso directo a Ozymandias, el rey de reyes.
En otras palabras: quiere las atribuciones de Jorge Valdano, o por lo menos eliminar la interferencia del director general del club.
Será un duelo para alquilar balcones
David Triesman, ex presidente de la Asociación Inglesa de Fútbol (FA), y Jorge Valdano, director general del Real Madrid FC, tienen por estos días razones para lamentar su elocuencia, reconocida por todos.
Triesman denigró a los dirigentes españoles, latinoamericanos y rusos, acusándolos de colusión para sobornar jueces en el Mundial de Sudáfrica y manipular la votación en la FIFA sobre la sede del mundial de 2018.
Esto precipitó su renuncia a sus cargos en la FA y en el comité responsable de la candidatura de Inglaterra para organizar ese mundial.
Hace tres años, Valdano criticó con dureza el juego de los equipos de José Mourinho y Rafael Benítez: comparó el partido Liverpool/Chelsea, por la Champions League, con un... hmm... excremento, digamos.
Un excremento colgando de un palo, además, una frase que quisiéramos haber escrito nosotros en relación con muchos partidos de fútbol.
El problema, para Valdano, es que su presidente, Florentino Pérez (alias Ozymandias), parece decidido a traer a Mourinho para que cuelgue su... este... visión futbolística de un palo en el césped del Santiago Bernabéu.
Realmente grave es lo de Triesman, por supuesto. La historia es larga, pero se puede resumir así:
El entonces presidente de la FA toma unos tragos con una amiga (dejemos de lado supuestas intimidades) que, un poco por despecho y otro poco por dinero, graba la conversación.
Era una trampa, por supuesto. La mujer estaba armada con un grabador del Mail on Sunday, que exprimió la charla hasta sacarle la última gota.
Hay que tener en cuenta que Triesman hablaba en privado con una "amiga", a quien, tal vez, quería impresionar, jactándose de su trabajo; el viejo luchador, el héroe, batiéndose con esos pérfidos extranjeros...
Este sería un cuadro natural para un seductor veterano (66 años), no muy apuesto, que quiere reanudar relaciones con una joven (37) agraciada.
¿Qué va a decirle? No puede contarle que al día siguiente irá al supermercado y después a la tintorería a retirar la chaqueta azul.
No, tiene que convencerla de que la suerte de Inglaterra depende de su talento y energía, de su infatigable vigilancia y patriotismo.
Pero el presidente de la FA no puede hacer acusaciones sin fundamentos, aunque sea en privado. Y lo mismo vale para los presidentes de las otras asociaciones, que acaso hablen ahora, en privado, de los pérfidos ingleses.
En Inglaterra están que arden porque, a pesar de que el episodio es grotesco, el ridículo se extiende al proyecto de la FA para el 2018 y dificulta las negociaciones entre bambalinas para asegurar votos.
Y aquí entramos en el terreno fronterizo entre la realidad y la fantasía.
Las negociaciones en el comité ejecutivo de la FIFA son algo perfectamente legítimo. Es natural que el proyecto conjunto España/Portugal tenga el apoyo de los delegados latinoamericanos.
Esos delegados son el argentino Julio Grondona, el brasileño Ricardo Teixeira, el paraguayo Nicolás Leoz y el guatemalteco Rafael Salguero.
Contando al delegado español, Ángel María Villar, el proyecto España/Portugal tendría, supuestamente, cinco votos, en comparación con seis para el proyecto de Rusia y siete para el de Inglaterra.
(El comité ejecutivo tiene 24 delegados. En caso de un 12-12, desempata el presidente, Sepp Blatter, que ha elogiado a los proyectos de Inglaterra y Rusia. Y si lo apuran, elogiará también a todos los demás, no se aflijan.)
De algo pueden estar seguros: tras la votación, los perdedores dirán en privado que los demás no jugaron limpio. La diferencia con Triesman es que no lo dirán ante el grabador de un periodista o una ex amante.
Triesman dijo a su amiga, Melissa Jacobs, que los españoles ofrecerían a los rusos esos cinco votos, como si fueran un bloque, si Rusia contribuye (con dinero, supuestamente) a sobornar a los árbitros del mundial.
Es obvio que, a pesar de la renuncia de Triesman, los delegados ofendidos no se sentirán particularmente inclinados a votar por Inglaterra.
El caso Valdano/Mourinho también debería quedar en el plano personal, aunque es posible que el periodismo lo eleve a la categoría de espectáculo.
Valdano ofendió a Mourinho en su encarnación como comentarista deportivo: si el portugués fuera una persona sensata, en el sentido corriente, aceptaría que el entonces columnista es ahora un dirigente, la mano derecha del mandamás del Real Madrid.
Pero Mourinho es rencoroso, como muchos obsesivos: para él, la sensatez pasa por la sumisión de sus enemigos y de quienes lo han ofendido.
Según los trascendidos, Mourinho exigiría, para ser el próximo entrenador, acceso directo a Ozymandias, el rey de reyes.
En otras palabras: quiere las atribuciones de Jorge Valdano, o por lo menos eliminar la interferencia del director general del club.
Será un duelo para alquilar balcones