Rubén Costas advierte que no admitirá más que lo tilden de conspirador y separatista

Sucre, Abi
El gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, posesionado el domingo por el presidente Evo Morales en la ciudad de Sucre, advirtió que no admitirá más que lo tilden de conspirador y separatista.

Molesto por el discurso de Morales en la Casa de la Libertad, Costas intentó pedir la palabra en el acto de posesión para contradecir al mandatario que demandó a los gobernadores opositores de Santa Cruz, Beni y Tarija que se acabe "el tiempo de la conspiración" para trabajar "juntos en beneficio del pueblo boliviano".

"Me tuve que parar porque yo no admito ni del Primer Mandatario de la República ni de ningún ciudadano que se nos diga que somos conspiradores. Que lo diga en cualquier lado, en cualquier foro, pero ya mucho daño nos ha hecho a los cruceños ese adjetivo. No se lo admitimos a nadie", argumentó al final de la ceremonia.

Costas, el gobernador de Tarija, Mario Cossío y su colega de Beni, Ernesto Suárez, están investigados por actos de corrupción en su gestión de prefectos entre 2006 y 2009, además que el Gobierno los acusa de liderar un bloque de prefectos, empresarios y líderes cívicos de los tres departamentos, que en componenda con el ex embajador de Estados Unidos Philip Golberg, intentaron dar un golpe de Estado en 2008.

Costas, que permaneció pasivo en el momento del juramento, sin gesto alguno al igual que sus colegas de Beni y Tarija, en evidente actitud de desacato, reveló que en el momento que se acercó el gobernante para felicitarlo le dijo que "no admitía nunca más que se nos diga conspiradores, que se nos diga separatistas, porque si eso fuera cierto él tendría ya que haber cumplido y meternos presos", remarcó.

"Pero hay un veredicto que él lo conoce muy bien, que es el veredicto del voto, del voto popular que es la esencia misma de la democracia que hoy el Presidente ha tenido que admitir y haber hecho un reconocimiento de los gobernadores que han sido electos", subrayó.

Respecto a la actitud pasiva en el momento del juramento, justificó esa actitud porque a su juicio "era sólo un acto administrativo" y argumentó que el pasado viernes ya juró en Santa Cruz.

"Ante mis mandantes, ante la Patria, ante la Asamblea Departamental, ante mí símbolo, la tricolor que une a todos los bolivianos, ante mi credo, mi crucificó y mi Dios", justificó.

No obstante, dijo que está dispuesto a "tender la mano para trabajar todos por Bolivia" y abogó para que esa intención no se quede sólo en los papeles.

"Yo voy a seguir con las manos extendidas porque al fin y al cabo lo que quiere el pueblo boliviano es bienestar, quiere vernos juntos a todos los servidores públicos trabajando por su país, para que salgamos de una vez y para que luchemos todos contra la pobreza", subrayó.

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