Queja de un hincha de Wilstermann
Soy uno de muchos seguidores desengañados de Wilstermann. Debemos reconocer que no tenemos futuro, por esfuerzo que hagan los que de verdad quieren al club, porque existe un virus malsano incrustado en el plantel. Nunca Wilstermann ha sido víctima del boicot como ahora.
Quienes se han impuesto esa tarea –desconocemos los motivos- están empeñados en impedir que alcance la punta, como ya ocupaba antes del desastre con Aurora. En ese partido pudo detectarse al verdadero causante del desastre, quizá el líder del boicot. Apellida Sanjurjo, de quien podríamos decir que detesta a Wilstermann, no obstantes las expresiones de aprecio brindados, al extremo de convertirlo muy prematuramente en figura. Sin duda, es jugador de talento, pero de mala leche.
Si tenía proposiciones ventajosas con Bolívar, como se sostiene, era mejor posibilitar su transferencia, porque al quedarse, le ha causado daños irreparables. En el primer partido oficial hizo una grosería inadmisible al intentar agredir al árbitro para provocar su expulsión. Ocurrió lo que buscaba, abandonando a mitad del juego. Los siguientes dos partidos no jugó por la sanción y el siguiente, tampoco, porque el delicado jugador había sufrido una lesión en el entrenamiento. Después mostró su calidad en Santa Cruz, de donde llegó con lesión sin que nadie advirtiera el infausto momento. Se mostró bien ante Bolívar, su probable club, con una victoria no deseada por él.
Frente a Aurora jugó como haciendo un favor, de donde había salido golpeado, por tanto, sin posibilidades de jugar el partido próximo. Y después, faltando semanas para la terminación del torneo, sin deseo de seguir jugando. Hizo lo que se propuso, jugar muy pocos partidos de elevado costo, algunos de muy mala gana. Consiguió arruinar a Wilstermann en pleno vuelo, por alguna antipatía no conocida, o porque quiso que así fuera para conseguir mejor aprecio de quienes pretenden tenerlo en sus filas pronto, o en la versión siguiente de la Copa Libertadores.
El otro virus, de menor talla, apellida Raimondi. De él poco se puede decir, suficiente resulta señalar que es un inútil total; los goles convertidos por él, corresponden a la fortuna. No queda otra opción que batallar hasta donde se pueda. No obstante, creo que debía interponerse una queja a la Liga, poniendo en conocimiento de la FIFA. Wilsterman es una víctima de la indecencia del fútbol que parece aumentar. Atentamente, Adalberto Simons.
Quienes se han impuesto esa tarea –desconocemos los motivos- están empeñados en impedir que alcance la punta, como ya ocupaba antes del desastre con Aurora. En ese partido pudo detectarse al verdadero causante del desastre, quizá el líder del boicot. Apellida Sanjurjo, de quien podríamos decir que detesta a Wilstermann, no obstantes las expresiones de aprecio brindados, al extremo de convertirlo muy prematuramente en figura. Sin duda, es jugador de talento, pero de mala leche.
Si tenía proposiciones ventajosas con Bolívar, como se sostiene, era mejor posibilitar su transferencia, porque al quedarse, le ha causado daños irreparables. En el primer partido oficial hizo una grosería inadmisible al intentar agredir al árbitro para provocar su expulsión. Ocurrió lo que buscaba, abandonando a mitad del juego. Los siguientes dos partidos no jugó por la sanción y el siguiente, tampoco, porque el delicado jugador había sufrido una lesión en el entrenamiento. Después mostró su calidad en Santa Cruz, de donde llegó con lesión sin que nadie advirtiera el infausto momento. Se mostró bien ante Bolívar, su probable club, con una victoria no deseada por él.
Frente a Aurora jugó como haciendo un favor, de donde había salido golpeado, por tanto, sin posibilidades de jugar el partido próximo. Y después, faltando semanas para la terminación del torneo, sin deseo de seguir jugando. Hizo lo que se propuso, jugar muy pocos partidos de elevado costo, algunos de muy mala gana. Consiguió arruinar a Wilstermann en pleno vuelo, por alguna antipatía no conocida, o porque quiso que así fuera para conseguir mejor aprecio de quienes pretenden tenerlo en sus filas pronto, o en la versión siguiente de la Copa Libertadores.
El otro virus, de menor talla, apellida Raimondi. De él poco se puede decir, suficiente resulta señalar que es un inútil total; los goles convertidos por él, corresponden a la fortuna. No queda otra opción que batallar hasta donde se pueda. No obstante, creo que debía interponerse una queja a la Liga, poniendo en conocimiento de la FIFA. Wilsterman es una víctima de la indecencia del fútbol que parece aumentar. Atentamente, Adalberto Simons.