Europa, la crisis que va a volver
Roberto Savio.*
Este mes de mayo, se celebran 60 años desde que el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Robert Schumann, lanzó el exhorto de una Europa Unida, para volver a evitar las guerras y los dramas que habían siempre acompañado a los europeos. Hubiese sido difícil imaginar una contra-celebración mas contundente.
Ya que el elemento formal de la crisis del sueño de Schuman era Grecia, vamos a utilizar la fachada de un templo griego, de tres órdenes de columnas, para examinar el desastre de la arquitectura europea.
El primer orden de columnas ha sido el triste espectáculo de 27 líderes incapaces de actuar con fuerza y coordinación durante casi cuatro meses, lapso en el cual el precio del rescate iba subiendo dramáticamente de precio. Pese a ser cierto que la responsable evidente es Angela Merkel, que trató de postergar hasta después de las elecciones en Renania-Westfalia la adopción de medidas impopulares, el único líder que ha tenido la fuerza de ponerle presión ha sido Barack Obama, que no es precisamente europeo.
Y la Merkel ha pagado cara la ilusión de poder mentir a su electorado, perdiendo la mayoría en la Cámara Alta. Una Alemania mas débil, cuya opinión publica no quiere mas pagar los costos de Europa, es ahora acompañada por una Inglaterra todavía mas antieuropea. Estas no son buenas noticias para una leadership europea, de la cual hay una necesidad imperiosa.
El segundo orden es que los políticos europeos todavía no han dicho la verdad a sus electores, por razones que tienen que ver con su supervivencia. La verdad es que, a excepción de los países nórdicos, los demás ya no tienen más la capacidad de mantener el nivel de vida que hasta ahora había asegurado a sus ciudadanos.
Es sabido que Italia tiene una deuda pública de 118 % del Producto Nacional Bruto, similar a la de Grecia. El promedio europeo de la deuda publica está en 73.6%, y la virtuosa Alemania alcanza 73,2%. Si a la deuda pública se añade la proyección del déficit del sistema de seguro, el promedio europeo pasa en 25 anos a 95%. En pocas palabras, los ingresos no son suficientes a enfrentar a los costos. ¿Quien va a pagar los sacrificios? ¿Los jóvenes europeos que hoy son por casi la mitad precarios, con ingresos de alrededor de 1.000 euros mensuales?
El tercer orden, que culmina el edificio del fracaso de la clase política europea, es que no se ha hecho nada para solucionar las causas de la gigantesca crisis financiera de 2007, que se ha tragado mas de dos trillones de euros, que se hubieran podido utilizar para mejorar el cuadro publico.
Esta crisis ha costado 50 millones de desempleados y cien millones de nuevos pobres. Todos sabemos porqué: la deregulation empezada por Reagan y terminada por Clinton, ha aceptado cosas antes impensables. Ha admitido que algunos bancos se transformasen en "demasiado grandes para poder quebrar", que se retirase todo control sobre las finanzas, que se transformasen los hipotecas inmobiliarias en especulaciones comerciales, sin relaciones reales con el valor inmueble, que por muchos anos los bancos centrales prestasen bajísimos intereses, permitiendo así a los especuladores hacer operaciones de gran riesgo y de mucho lucro y, entre otras cosas, que los ejecutivos manager del sistema financiero pasasen a ganar sumas obscenas, absurdamente fuera de relación con el sistema productivo.
Hoy el mundo financiero tiene un poder mucho mayor que la economía real y solo existen tímidos intentos para introducir algunos controles, sin que se ataque el sistema.
Hasta el caso clamoroso de las agencias de "ráting" —donde basta que un funcionario de 30 años, sin especiales títulos o experiencia, escriba juicios para que la bolsa se derrumbe— ha provocado alguna critica, pero sin acción, pese a que se sabe que estas agencias de calificación se equivocaron rotundamente en la evaluación de las empresas estadounidenses que quebraron. Los conflictos de interés son evidentes, porque no solo reciben dinero de las empresas que evalúan, sino que además han entrado directamente en la especulación financiera.
Lo único que resta ahora es esperar que el Occidente tenga mucha suerte, que se logre reequilibrar la relación entre ingresos y gastos (cosa no fácil sin sacrificios serios), y que el optimismo oficial resulte valido. Pero, si uno mira las proyecciones sobre lo que los países deben hacer para volver a los niveles del 2007, reduciendo la deuda publica en diez años, partiendo de 2013, el optimismo vacila. Por ejemplo, Estados Unidos tiene que lograr un superávit de 4% durante diez años para reducirla del 101% al 69% que tenia en el 2007.
Para entender de lo que estamos hablando, Estados Unidos se demoró 17 anos, al finalizar la II Guerra Mundial, para bajar su deuda publica de 108% del PNB, al 42% de 1941.
A su vez, Europa requiere un crecimiento constante de 2.7%, hasta 2023, para regresar a los niveles de 2007. E Inglaterra necesita un superávit no interrumpido de 5% durante diez años y Japón de 7% en el mismo período.
En este espacio de diez años los países emergentes seguirán creciendo seguramente más, gracias a su mercado interno inexplorado y por no haber hecho parte de la gran borrachera financiera, integrada sobre todo por los jugadores del norte del mundo.
La razón por la cual Obama llama repetidamente los lideres europeos, presionándoles para que pongan en orden su casa, no es solo porque es un político más responsable, sino también porque se sabe ahora que los bancos estadounidenses tienen una exposición de 3.6 trillones de dólares en los bancos europeos. De estos, un trillón en Francia y Alemania . O sea: no saldrían inmunes de una crisis europea.
A todo esto, China el año próximo supera Japón como segunda economía mundial. Y en diez anos, Brasil, Indonesia, India y Sudáfrica habrán desplazado de la lista de las mayores economías mundiales a Bélgica, Holanda y demás países, con excepción de Alemania, Francia e Inglaterra. Italia y España, tal como andan las cosas, quedan rezagados.
Además: en Europa va a haber un envejecimiento de la población de profundas consecuencias: según las Naciones Unidas, se necesitan por lo menos 20 millones de inmigrantes, para que Europa siga siendo competitiva. ¿Dónde están los políticos capaces de anunciar estos datos a una población europea cada día mas xenófoba e insegura? Quien lo haga, perderá las elecciones, y no hay muchos suicidas en política...
*Presidente emérito de IPS.
Editor de Other News (www.other-news.info), donde se publicó la nota que antecede.
Este mes de mayo, se celebran 60 años desde que el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Robert Schumann, lanzó el exhorto de una Europa Unida, para volver a evitar las guerras y los dramas que habían siempre acompañado a los europeos. Hubiese sido difícil imaginar una contra-celebración mas contundente.
Ya que el elemento formal de la crisis del sueño de Schuman era Grecia, vamos a utilizar la fachada de un templo griego, de tres órdenes de columnas, para examinar el desastre de la arquitectura europea.
El primer orden de columnas ha sido el triste espectáculo de 27 líderes incapaces de actuar con fuerza y coordinación durante casi cuatro meses, lapso en el cual el precio del rescate iba subiendo dramáticamente de precio. Pese a ser cierto que la responsable evidente es Angela Merkel, que trató de postergar hasta después de las elecciones en Renania-Westfalia la adopción de medidas impopulares, el único líder que ha tenido la fuerza de ponerle presión ha sido Barack Obama, que no es precisamente europeo.
Y la Merkel ha pagado cara la ilusión de poder mentir a su electorado, perdiendo la mayoría en la Cámara Alta. Una Alemania mas débil, cuya opinión publica no quiere mas pagar los costos de Europa, es ahora acompañada por una Inglaterra todavía mas antieuropea. Estas no son buenas noticias para una leadership europea, de la cual hay una necesidad imperiosa.
El segundo orden es que los políticos europeos todavía no han dicho la verdad a sus electores, por razones que tienen que ver con su supervivencia. La verdad es que, a excepción de los países nórdicos, los demás ya no tienen más la capacidad de mantener el nivel de vida que hasta ahora había asegurado a sus ciudadanos.
Es sabido que Italia tiene una deuda pública de 118 % del Producto Nacional Bruto, similar a la de Grecia. El promedio europeo de la deuda publica está en 73.6%, y la virtuosa Alemania alcanza 73,2%. Si a la deuda pública se añade la proyección del déficit del sistema de seguro, el promedio europeo pasa en 25 anos a 95%. En pocas palabras, los ingresos no son suficientes a enfrentar a los costos. ¿Quien va a pagar los sacrificios? ¿Los jóvenes europeos que hoy son por casi la mitad precarios, con ingresos de alrededor de 1.000 euros mensuales?
El tercer orden, que culmina el edificio del fracaso de la clase política europea, es que no se ha hecho nada para solucionar las causas de la gigantesca crisis financiera de 2007, que se ha tragado mas de dos trillones de euros, que se hubieran podido utilizar para mejorar el cuadro publico.
Esta crisis ha costado 50 millones de desempleados y cien millones de nuevos pobres. Todos sabemos porqué: la deregulation empezada por Reagan y terminada por Clinton, ha aceptado cosas antes impensables. Ha admitido que algunos bancos se transformasen en "demasiado grandes para poder quebrar", que se retirase todo control sobre las finanzas, que se transformasen los hipotecas inmobiliarias en especulaciones comerciales, sin relaciones reales con el valor inmueble, que por muchos anos los bancos centrales prestasen bajísimos intereses, permitiendo así a los especuladores hacer operaciones de gran riesgo y de mucho lucro y, entre otras cosas, que los ejecutivos manager del sistema financiero pasasen a ganar sumas obscenas, absurdamente fuera de relación con el sistema productivo.
Hoy el mundo financiero tiene un poder mucho mayor que la economía real y solo existen tímidos intentos para introducir algunos controles, sin que se ataque el sistema.
Hasta el caso clamoroso de las agencias de "ráting" —donde basta que un funcionario de 30 años, sin especiales títulos o experiencia, escriba juicios para que la bolsa se derrumbe— ha provocado alguna critica, pero sin acción, pese a que se sabe que estas agencias de calificación se equivocaron rotundamente en la evaluación de las empresas estadounidenses que quebraron. Los conflictos de interés son evidentes, porque no solo reciben dinero de las empresas que evalúan, sino que además han entrado directamente en la especulación financiera.
Lo único que resta ahora es esperar que el Occidente tenga mucha suerte, que se logre reequilibrar la relación entre ingresos y gastos (cosa no fácil sin sacrificios serios), y que el optimismo oficial resulte valido. Pero, si uno mira las proyecciones sobre lo que los países deben hacer para volver a los niveles del 2007, reduciendo la deuda publica en diez años, partiendo de 2013, el optimismo vacila. Por ejemplo, Estados Unidos tiene que lograr un superávit de 4% durante diez años para reducirla del 101% al 69% que tenia en el 2007.
Para entender de lo que estamos hablando, Estados Unidos se demoró 17 anos, al finalizar la II Guerra Mundial, para bajar su deuda publica de 108% del PNB, al 42% de 1941.
A su vez, Europa requiere un crecimiento constante de 2.7%, hasta 2023, para regresar a los niveles de 2007. E Inglaterra necesita un superávit no interrumpido de 5% durante diez años y Japón de 7% en el mismo período.
En este espacio de diez años los países emergentes seguirán creciendo seguramente más, gracias a su mercado interno inexplorado y por no haber hecho parte de la gran borrachera financiera, integrada sobre todo por los jugadores del norte del mundo.
La razón por la cual Obama llama repetidamente los lideres europeos, presionándoles para que pongan en orden su casa, no es solo porque es un político más responsable, sino también porque se sabe ahora que los bancos estadounidenses tienen una exposición de 3.6 trillones de dólares en los bancos europeos. De estos, un trillón en Francia y Alemania . O sea: no saldrían inmunes de una crisis europea.
A todo esto, China el año próximo supera Japón como segunda economía mundial. Y en diez anos, Brasil, Indonesia, India y Sudáfrica habrán desplazado de la lista de las mayores economías mundiales a Bélgica, Holanda y demás países, con excepción de Alemania, Francia e Inglaterra. Italia y España, tal como andan las cosas, quedan rezagados.
Además: en Europa va a haber un envejecimiento de la población de profundas consecuencias: según las Naciones Unidas, se necesitan por lo menos 20 millones de inmigrantes, para que Europa siga siendo competitiva. ¿Dónde están los políticos capaces de anunciar estos datos a una población europea cada día mas xenófoba e insegura? Quien lo haga, perderá las elecciones, y no hay muchos suicidas en política...
*Presidente emérito de IPS.
Editor de Other News (www.other-news.info), donde se publicó la nota que antecede.