Estudiantes capitalizó un error arbitral y sigue camino al título
Buenos Aires, Agencias
Un garrafal error del árbitro Diego Abal y su asistente Alejo Castagni, al sancionar un penal por una inexistente mano de Lisandro Pérez, le abrió a Estudiantes de La Plata las puertas para ganarle, merecidamente, a Chacarita Juniors por 2 a 1, y mantener así la chance de consagrarse campeón del Clausura, cuando restan dos fechas para la finalización del torneo.
Omar Zarif, a los 19 minutos, adelantó a Chacarita, mientras que Mauro Boselli (a los 32, de penal) y Christian Cellay (a los 35) dieron vuelta el resultado en favor de Estudiantes.
El partido, a raíz de la polémica decisión de Abal en el penal en favor de Estudiantes, resultó sumamente tortuoso por el accionar de la hinchada de Chacarita, quienes provocaron la suspensión provisoria del encuentro en dos oportunidades (una en cada período).
En la próxima fecha, Estudiantes podría consagrarse como campeón, si derrota a Rosario Central y se dan una series de resultados en los partidos en los cuales están involucrados los otros equipos que pelean por el título.
A Estudiantes le costó mucho el arranque del partido, porque si bien tuvo la pelota, Chacarita le planteó un juego muy friccionado, presionando bien a Verón cuando intentó distribuir el balón, y sofocó lo que pudieran hacer Sosa y Pérez por los costados.
Por todo esto, Mauro Boselli quedó desconectado del juego y Estudiantes no tuvo peso ofensivo como para complicar a Nicolás Tauber.
A los 19 minutos, Omar Zarif sacó un violento derechazo desde unos 35 metros, y colocó la pelota junto a la base del palo derecho, dejando sin posibilidades de reacción. Era el 1-0. Era la sorpresa.
Pero Chacarita no se quedó en eso. A los 22 pudo meter el segundo, pero Facundo Parra envió la pelota a la tribuna, cuando estaba totalmente solo ante Orión, y a los 29, Lisandro López, tirándose en palomita, cabeceó afuera sin oposición alguna.
A los 30 llegó la jugada que cambió el partido. Gastón Fernández, tras recibir de Enzo Pérez, sacó un remate que pasó cerca de López. El árbitro Diego Abal siguió la jugada, pero fue llamado inmediatamente por el línea Alejo Castagni, quien le señaló que López había tocado la pelota con la mano.
Abal sancionó el penal y expulsó a López. Mauro Boselli transformó la infracción en el gol y mientras Estudiantes comenzaba a reencontrarse, Chacarita se hundía en la desesperación.
El golpe decisivo llegó a los 35 minutos, cuando José Sosa envió un córner desde la derecha, la defensa de Chacarita se quedó parada y Christian Cellay, totalmente solo, de cabeza puso el 2-1.
La historia no sufrió vuelcos en el complemento. Chacarita no tenía argumentos futbolísticos y Estudiantes mantenía, tranquilo, el control de las acciones.
Y como si esto fuera poco, la hinchada de Chacarita volvió a decir presente. Corrían apenas 10 minutos, cuando una parte de la barra brava se apoderó de una manguera que estaba detrás del arco que defendía Tauber y comenzó a arrojar agua hacia el campo de juego.
Abal detuvo las acciones y por espacio de 18 minutos la atención se concentró en otra cosa. Recién cuando una gran parte de la barra brava se retiró de la tribuna, el árbitro decidió continuar con el partido. Pero ya todo se había degenerado como para cambiar.
Estudiantes ganó y tiene en sus manos la gran posibilidad de volver a ser campeón.
Un garrafal error del árbitro Diego Abal y su asistente Alejo Castagni, al sancionar un penal por una inexistente mano de Lisandro Pérez, le abrió a Estudiantes de La Plata las puertas para ganarle, merecidamente, a Chacarita Juniors por 2 a 1, y mantener así la chance de consagrarse campeón del Clausura, cuando restan dos fechas para la finalización del torneo.
Omar Zarif, a los 19 minutos, adelantó a Chacarita, mientras que Mauro Boselli (a los 32, de penal) y Christian Cellay (a los 35) dieron vuelta el resultado en favor de Estudiantes.
El partido, a raíz de la polémica decisión de Abal en el penal en favor de Estudiantes, resultó sumamente tortuoso por el accionar de la hinchada de Chacarita, quienes provocaron la suspensión provisoria del encuentro en dos oportunidades (una en cada período).
En la próxima fecha, Estudiantes podría consagrarse como campeón, si derrota a Rosario Central y se dan una series de resultados en los partidos en los cuales están involucrados los otros equipos que pelean por el título.
A Estudiantes le costó mucho el arranque del partido, porque si bien tuvo la pelota, Chacarita le planteó un juego muy friccionado, presionando bien a Verón cuando intentó distribuir el balón, y sofocó lo que pudieran hacer Sosa y Pérez por los costados.
Por todo esto, Mauro Boselli quedó desconectado del juego y Estudiantes no tuvo peso ofensivo como para complicar a Nicolás Tauber.
A los 19 minutos, Omar Zarif sacó un violento derechazo desde unos 35 metros, y colocó la pelota junto a la base del palo derecho, dejando sin posibilidades de reacción. Era el 1-0. Era la sorpresa.
Pero Chacarita no se quedó en eso. A los 22 pudo meter el segundo, pero Facundo Parra envió la pelota a la tribuna, cuando estaba totalmente solo ante Orión, y a los 29, Lisandro López, tirándose en palomita, cabeceó afuera sin oposición alguna.
A los 30 llegó la jugada que cambió el partido. Gastón Fernández, tras recibir de Enzo Pérez, sacó un remate que pasó cerca de López. El árbitro Diego Abal siguió la jugada, pero fue llamado inmediatamente por el línea Alejo Castagni, quien le señaló que López había tocado la pelota con la mano.
Abal sancionó el penal y expulsó a López. Mauro Boselli transformó la infracción en el gol y mientras Estudiantes comenzaba a reencontrarse, Chacarita se hundía en la desesperación.
El golpe decisivo llegó a los 35 minutos, cuando José Sosa envió un córner desde la derecha, la defensa de Chacarita se quedó parada y Christian Cellay, totalmente solo, de cabeza puso el 2-1.
La historia no sufrió vuelcos en el complemento. Chacarita no tenía argumentos futbolísticos y Estudiantes mantenía, tranquilo, el control de las acciones.
Y como si esto fuera poco, la hinchada de Chacarita volvió a decir presente. Corrían apenas 10 minutos, cuando una parte de la barra brava se apoderó de una manguera que estaba detrás del arco que defendía Tauber y comenzó a arrojar agua hacia el campo de juego.
Abal detuvo las acciones y por espacio de 18 minutos la atención se concentró en otra cosa. Recién cuando una gran parte de la barra brava se retiró de la tribuna, el árbitro decidió continuar con el partido. Pero ya todo se había degenerado como para cambiar.
Estudiantes ganó y tiene en sus manos la gran posibilidad de volver a ser campeón.