El día que las Malvinas llegaron a Madrid
Por Santiago Rodríguez
Desde Madrid
En la apertura de la Cumbre Unión Europea-América latina y el Caribe, la Presidenta reclamó que Gran Bretaña acepte reanudar las negociaciones por la soberanía en las islas. En la misión británica rechazaron la protesta.
Es un reclamo recurrente en cada foro internacional al que acude Argentina y la Cumbre Unión Europea-América Latina y el Caribe no fue la excepción: Cristina Kirchner le pidió una vez más a Gran Bretaña que se avenga a reanudar las negociaciones sobre la soberanía de las islas Malvinas tal como lo establecieron las Naciones Unidas. Lo hizo en su discurso de apertura del encuentro, en el que llamó a la reconstrucción del multilateralismo y pidió a los países desarrollados que dejen de poner trabas a los inmigrantes.
El flamante primer ministro británico, el conservador David Cameron, no estuvo presente porque se quedó en Londres afinando los detalles de su plan de ajuste para enfrentar la crisis. Los miembros de la misión británica contestaron de inmediato y rechazaron cualquier negociación, pero la última palabra la tuvo CFK en el cierre de la cumbre. “Negarse al diálogo no habla de alguien que quiera formar parte de una sociedad sujeta al derecho internacional”, respondió y recordó que “si hay algo a lo que estamos apelando en todos los foros es al multilateralismo y al cumplimiento”.
La cuestión Malvinas estaba en la agenda con la que Cristina Kirchner viajó a Madrid. Sólo había que esperar que surgiera el momento indicado para hacer el planteo. Fue ayer. Por ser la presidenta del grupo latinoamericano, CFK fue una de las encargadas de darles la bienvenida a quienes participan en la cumbre y no dejó pasar la oportunidad.
Antes de cerrar su discurso planteó: “En ejercicio de ese multilateralismo que tanto necesitamos en el orden político y económico mundial quiero pedir en nombre de mi país y de los países de América latina que el Reino Unido, especialmente saludando a su nuevo primer ministro, por favor reanudemos nuestras negociaciones en relación con la soberanía de nuestras islas Malvinas, tal cual lo impone la resolución que se dictó desde el año 1965 en Naciones Unidas y que aún sigue incumplida.”
No es el primer reclamo por Malvinas que, en su breve mandato como primer ministro, Cameron recibe de parte de Cristina Kirchner. La Presidenta le envió el viernes pasado una carta que anticipaba en buena medida su demanda. “Espero tenga usted la posibilidad de detener estas acciones en beneficio de una fructífera cooperación con mi país”, le manifestó en ese texto y le recordó que “recientemente se han iniciado acciones de exploración de hidrocarburos de manera unilateral en el área en disputa, lo que ha sido rechazado por mi gobierno”. También le expresó la voluntad argentina de “reanudar el demorado proceso de negociación sobre la soberanía de las islas”.
Gran Bretaña decidió unilateralmente, en febrero pasado, permitir exploraciones petroleras en la cuenca aledaña a Malvinas y desde entonces los roces se suceden. Lo primero que hizo el canciller Jorge Taiana fue citar a los representantes diplomáticos británicos en Buenos Aires para transmitirle el enojo argentino frente a esa medida. El anuncio de Rockhopper Exploration –una de las compañías que exploran en la zona– sobre el hallazgo de petróleo de buena calidad en uno de los pozos llevó a la Cancillería a advertir que tomaría “todas las medidas necesarias para impedir estas acciones ilegales en el marco del Derecho Internacional”.
La estrategia argentina es exponer su reclamo en todos los foros multilaterales que integra. El tema, por caso, se planteó a principios de este mismo mes en la cumbre de la Unasur y allí todos los mandatarios hicieron suyo el reclamo argentino de soberanía sobre las Malvinas.
“Somos un país de paz. No se nos puede cargar en nuestra cuenta lo sucedido en dictaduras militares que nada han tenido que ver con la idiosincrasia de nuestros países y en las cuales también nuestros propios connacionales han sido víctimas”, señaló también Cristina Kirchner ante los mandatarios reunidos en Madrid. Y añadió mientras los gobiernos dictatoriales “no eran reconocidos por su propio pueblo”, pero sí eran avalados “por allí por los países desarrollados, e incluso eran recibidos algunos ex dictadores, como en el caso de Chile, en países de la Unión Europea”.
Un tiro para Gran Bretaña, que apañó a Augusto Pinochet cuando el ahora suspendido juez español Baltasar Garzón –a quien la Presidenta le manifestó su apoyo en su paso por Madrid– mandó a detenerlo.
Cristina Kirchner también reivindicó “la necesidad de que todos, absolutamente todos, quedemos sujetos a las resoluciones de Naciones Unidas” y advirtió que “no puede haber un doble estándar” porque eso “va generando esencialmente un mundo con cada vez más contradicciones y conflictividades, donde ya nadie estará seguro si no nos sometemos a la autoridad de quienes conformamos esa organización que nos debe cobijar a todos y debe ser la garantía de la seguridad y la paz mundial”. Fue en ese marco que llamó a reconstruir “el multilateralismo y la solidaridad entre las naciones” y también “los criterios de una economía realista no basada en la especulación, sino en la producción y la generación de empleo, que son los verdaderos instrumentos generadores de riqueza y bienestar para los pueblos”.
Los representantes británicos salieron de inmediato al cruce del planteo argentino y reiteraron que no habrá negociación sobre Malvinas a menos que los isleños así lo decidan. “No tenemos ninguna duda sobre la soberanía de las islas Falkland”, declaró el nuevo secretario de Estado para Latinoamérica, Jeremy Brown, quien reivindicó “el principio de autodeterminación” de los habitantes de las islas. “Corresponde a los habitantes de las islas decidirlo”, reafirmó en línea con la respuesta que la diplomacia británica había dado ya a la carta de la Presidenta a Cameron. Brown quedó al frente de la delegación británica en la cumbre, tras la marcha del titular de Asuntos Exteriores por la ausencia del primer ministro, David Cameron, y la marcha del titular del Foreign Office, William Hague. Cameron ni siquiera viajó a Madrid.
El funcionario a cargo de la misión británica recordó, además, que el Tratado de Lisboa “claramente reafirma la posición de la UE respecto a las islas Falkland: son un territorio de ultramar del Reino Unido”. Y en función de eso, agregó que no se puede decir que el Reino Unido esté “aislado” en su disputa con la Argentina. Brown destacó, por último, que a pesar de la controversia por las islas existe entre argentinos y británicos “una estrecha y productiva relación en todos los demás aspectos, tanto económicos como en el G-20, como respecto al cambio climático, desarrollo sostenido y no proliferación”.
“Todos somos sujetos de derecho internacional”, retrucó después Cristina Kirchner y contraatacó: “Sostener la soberanía a 14 mil kilómetros de distancia resulta hasta geográficamente difícil y si además esto justifica el apoderamiento de recursos naturales no renovables es un mal ejemplo para un mundo cuyos principales líderes dicen que se necesita diálogo, cooperación y aceptación de las normas de Derecho Internacional. Sería bueno que fuera para todos; para los débiles y con más razón para los fuertes”. Prometió también “seguir insistiendo en el cumplimiento de la resolución de Naciones Unidas”. En síntesis, los roces no terminan acá.
La presidenta Cristina Kirchner habló en la apertura del encuentro, donde llamó a reconstruir el multilateralismo.
Desde Madrid
En la apertura de la Cumbre Unión Europea-América latina y el Caribe, la Presidenta reclamó que Gran Bretaña acepte reanudar las negociaciones por la soberanía en las islas. En la misión británica rechazaron la protesta.
Es un reclamo recurrente en cada foro internacional al que acude Argentina y la Cumbre Unión Europea-América Latina y el Caribe no fue la excepción: Cristina Kirchner le pidió una vez más a Gran Bretaña que se avenga a reanudar las negociaciones sobre la soberanía de las islas Malvinas tal como lo establecieron las Naciones Unidas. Lo hizo en su discurso de apertura del encuentro, en el que llamó a la reconstrucción del multilateralismo y pidió a los países desarrollados que dejen de poner trabas a los inmigrantes.
El flamante primer ministro británico, el conservador David Cameron, no estuvo presente porque se quedó en Londres afinando los detalles de su plan de ajuste para enfrentar la crisis. Los miembros de la misión británica contestaron de inmediato y rechazaron cualquier negociación, pero la última palabra la tuvo CFK en el cierre de la cumbre. “Negarse al diálogo no habla de alguien que quiera formar parte de una sociedad sujeta al derecho internacional”, respondió y recordó que “si hay algo a lo que estamos apelando en todos los foros es al multilateralismo y al cumplimiento”.
La cuestión Malvinas estaba en la agenda con la que Cristina Kirchner viajó a Madrid. Sólo había que esperar que surgiera el momento indicado para hacer el planteo. Fue ayer. Por ser la presidenta del grupo latinoamericano, CFK fue una de las encargadas de darles la bienvenida a quienes participan en la cumbre y no dejó pasar la oportunidad.
Antes de cerrar su discurso planteó: “En ejercicio de ese multilateralismo que tanto necesitamos en el orden político y económico mundial quiero pedir en nombre de mi país y de los países de América latina que el Reino Unido, especialmente saludando a su nuevo primer ministro, por favor reanudemos nuestras negociaciones en relación con la soberanía de nuestras islas Malvinas, tal cual lo impone la resolución que se dictó desde el año 1965 en Naciones Unidas y que aún sigue incumplida.”
No es el primer reclamo por Malvinas que, en su breve mandato como primer ministro, Cameron recibe de parte de Cristina Kirchner. La Presidenta le envió el viernes pasado una carta que anticipaba en buena medida su demanda. “Espero tenga usted la posibilidad de detener estas acciones en beneficio de una fructífera cooperación con mi país”, le manifestó en ese texto y le recordó que “recientemente se han iniciado acciones de exploración de hidrocarburos de manera unilateral en el área en disputa, lo que ha sido rechazado por mi gobierno”. También le expresó la voluntad argentina de “reanudar el demorado proceso de negociación sobre la soberanía de las islas”.
Gran Bretaña decidió unilateralmente, en febrero pasado, permitir exploraciones petroleras en la cuenca aledaña a Malvinas y desde entonces los roces se suceden. Lo primero que hizo el canciller Jorge Taiana fue citar a los representantes diplomáticos británicos en Buenos Aires para transmitirle el enojo argentino frente a esa medida. El anuncio de Rockhopper Exploration –una de las compañías que exploran en la zona– sobre el hallazgo de petróleo de buena calidad en uno de los pozos llevó a la Cancillería a advertir que tomaría “todas las medidas necesarias para impedir estas acciones ilegales en el marco del Derecho Internacional”.
La estrategia argentina es exponer su reclamo en todos los foros multilaterales que integra. El tema, por caso, se planteó a principios de este mismo mes en la cumbre de la Unasur y allí todos los mandatarios hicieron suyo el reclamo argentino de soberanía sobre las Malvinas.
“Somos un país de paz. No se nos puede cargar en nuestra cuenta lo sucedido en dictaduras militares que nada han tenido que ver con la idiosincrasia de nuestros países y en las cuales también nuestros propios connacionales han sido víctimas”, señaló también Cristina Kirchner ante los mandatarios reunidos en Madrid. Y añadió mientras los gobiernos dictatoriales “no eran reconocidos por su propio pueblo”, pero sí eran avalados “por allí por los países desarrollados, e incluso eran recibidos algunos ex dictadores, como en el caso de Chile, en países de la Unión Europea”.
Un tiro para Gran Bretaña, que apañó a Augusto Pinochet cuando el ahora suspendido juez español Baltasar Garzón –a quien la Presidenta le manifestó su apoyo en su paso por Madrid– mandó a detenerlo.
Cristina Kirchner también reivindicó “la necesidad de que todos, absolutamente todos, quedemos sujetos a las resoluciones de Naciones Unidas” y advirtió que “no puede haber un doble estándar” porque eso “va generando esencialmente un mundo con cada vez más contradicciones y conflictividades, donde ya nadie estará seguro si no nos sometemos a la autoridad de quienes conformamos esa organización que nos debe cobijar a todos y debe ser la garantía de la seguridad y la paz mundial”. Fue en ese marco que llamó a reconstruir “el multilateralismo y la solidaridad entre las naciones” y también “los criterios de una economía realista no basada en la especulación, sino en la producción y la generación de empleo, que son los verdaderos instrumentos generadores de riqueza y bienestar para los pueblos”.
Los representantes británicos salieron de inmediato al cruce del planteo argentino y reiteraron que no habrá negociación sobre Malvinas a menos que los isleños así lo decidan. “No tenemos ninguna duda sobre la soberanía de las islas Falkland”, declaró el nuevo secretario de Estado para Latinoamérica, Jeremy Brown, quien reivindicó “el principio de autodeterminación” de los habitantes de las islas. “Corresponde a los habitantes de las islas decidirlo”, reafirmó en línea con la respuesta que la diplomacia británica había dado ya a la carta de la Presidenta a Cameron. Brown quedó al frente de la delegación británica en la cumbre, tras la marcha del titular de Asuntos Exteriores por la ausencia del primer ministro, David Cameron, y la marcha del titular del Foreign Office, William Hague. Cameron ni siquiera viajó a Madrid.
El funcionario a cargo de la misión británica recordó, además, que el Tratado de Lisboa “claramente reafirma la posición de la UE respecto a las islas Falkland: son un territorio de ultramar del Reino Unido”. Y en función de eso, agregó que no se puede decir que el Reino Unido esté “aislado” en su disputa con la Argentina. Brown destacó, por último, que a pesar de la controversia por las islas existe entre argentinos y británicos “una estrecha y productiva relación en todos los demás aspectos, tanto económicos como en el G-20, como respecto al cambio climático, desarrollo sostenido y no proliferación”.
“Todos somos sujetos de derecho internacional”, retrucó después Cristina Kirchner y contraatacó: “Sostener la soberanía a 14 mil kilómetros de distancia resulta hasta geográficamente difícil y si además esto justifica el apoderamiento de recursos naturales no renovables es un mal ejemplo para un mundo cuyos principales líderes dicen que se necesita diálogo, cooperación y aceptación de las normas de Derecho Internacional. Sería bueno que fuera para todos; para los débiles y con más razón para los fuertes”. Prometió también “seguir insistiendo en el cumplimiento de la resolución de Naciones Unidas”. En síntesis, los roces no terminan acá.
La presidenta Cristina Kirchner habló en la apertura del encuentro, donde llamó a reconstruir el multilateralismo.