EE UU ve indicios de terrorismo en el ataque fallido en Nueva York
Antonio Caño, El País
Una de las mayores pesadillas de los norteamericanos, la explosión de un coche bomba en Times Square, probablemente el lugar más concurrido del mundo, estuvo a punto de hacerse realidad este fin de semana. "Hemos tenido mucha suerte", reconoció ayer el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, después de ser abortado un atentado que hubiera provocado el caos y quizá muchos heridos y muertos en una ciudad que ha alcanzado con honores el título de primer bastión contra el terrorismo.
El Gobierno está tratando el caso como un potencial acto terrorista, según informó la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, aunque el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, añadió que el presidente no quería aún apuntar a ninguna tesis definitiva sobre el origen del atentado. Una reivindicación de los talibanes en Pakistán ha sido considerada de escasa credibilidad por los investigadores norteamericanos.
La policía está interrogando en Pennsylvania a un turista que parece haber grabado en su cámara a quien podría ser el autor de la colocación de la bomba, un hombre de unos 40 años de edad a quien se le ve depositando en el vehículo utilizado para el atentado lo que parece ser un producto explosivo de los que se usan como fertilizantes. El sujeto, según ha informado un responsable policial, sale del lugar mirando hacia atrás y despojándose de su camisa. Al Qaeda ha utilizado antes métodos similares en la preparación de coches bombas en otras partes del mundo.
Esta vez se pudo evitar lo peor gracias a la participación de uno de los más habituales pobladores de las calles neoyorquinas, un vendedor de camisetas y bolsos baratos que, alrededor de las 6,30 de la tarde del sábado, la hora punta de las cenas en Times Square, informó a la policía de que un hilo de humo salía del maletero de un Nissan todoterreno mal aparcado en la calle 45, a una manzana de Broadway, con el motor encendido y las luces de emergencia puestas. La situación del coche es perfectamente normal si se considera que es imposible encontrar un aparcamiento en ese lugar a cualquier hora y que lo más sencillo es dejarlo en doble fila como si el conductor bajase a resolver algo rápidamente.
Un artefacto poco sofisticado
Unos minutos después de la llamada de alerta, robots de las fuerzas de seguridad accedieron al vehículo y encontraron, según confirmó el jefe de la policía local, tres depósitos de propano habituales en las barbacoas, dos contenedores con cerca de 20 litros de gasolina, una cantidad considerable de fuegos artificiales y dos relojes con sus correspondientes pilas. También se encontró una caja metálica que contenía cables y el fertilizante.
Se trata, según los expertos, de una bomba de poca sofisticación tecnológica, una obra más bien atribuible a aficionados, y que, probablemente, hubiera tenido más poder incendiario que explosivo. El jefe de la policía admitió, no obstante, que hubiera provocado cuando menos una enorme bola de fuego de consecuencias impredecibles a una hora en la que miles de norteamericanos y turistas saturan literalmente esas calles, ahora parcialmente peatonales.
La policía interrogó posteriormente al vendedor de camisetas, un veterano de Vietnam que recomendó estar siempre con los ojos bien abiertos, y a otros comerciantes ambulantes, un griego que prepara hot-dogs y otros de negocios vecinos. Todos fueron puestos en libertad. El FBI entrevistó también al propietario de un Ford al que correspondía la matrícula de Connecticut copiada en el Nissan. Tampoco es un sospechoso. Nadie ve a nadie salir corriendo del coche que contenía la bomba. Nadie fue testigo de algún movimiento extraño.
Todas las líneas de investigación abiertas
Las autoridades dijeron ayer que todavía hay varias líneas de investigación abiertas y que gran partes de sus esperanzas están depositadas en las grabaciones de las cámaras que se encontraban en los alrededores. Los expertos no acaban tampoco de llegar a una conclusión sobre si el artefacto instalado en el Nissan falló al hacer explosión o ya había comenzado a arder cuando llegó la policía y pudo ser desactivado a tiempo.
Barack Obama, según el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, fue informado poco después de descubrirse el coche del atentado y seguía atento a los avances de la investigación. No había prevista ninguna declaración del presidente hasta que se conociera con mayor claridad lo ocurrido.
Aunque la tragedia se evitó, parte del daño ya está hecho. Esta ciudad, a la que no se le da tregua, vuelve a sentirse en peligro. Cada acto de la vida cotidiana empieza a ser heroico aquí. Ir al teatro un sábado por la noche se ha hecho tan arriesgado como una jornada en Kabul.
Una de las mayores pesadillas de los norteamericanos, la explosión de un coche bomba en Times Square, probablemente el lugar más concurrido del mundo, estuvo a punto de hacerse realidad este fin de semana. "Hemos tenido mucha suerte", reconoció ayer el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, después de ser abortado un atentado que hubiera provocado el caos y quizá muchos heridos y muertos en una ciudad que ha alcanzado con honores el título de primer bastión contra el terrorismo.
El Gobierno está tratando el caso como un potencial acto terrorista, según informó la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, aunque el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, añadió que el presidente no quería aún apuntar a ninguna tesis definitiva sobre el origen del atentado. Una reivindicación de los talibanes en Pakistán ha sido considerada de escasa credibilidad por los investigadores norteamericanos.
La policía está interrogando en Pennsylvania a un turista que parece haber grabado en su cámara a quien podría ser el autor de la colocación de la bomba, un hombre de unos 40 años de edad a quien se le ve depositando en el vehículo utilizado para el atentado lo que parece ser un producto explosivo de los que se usan como fertilizantes. El sujeto, según ha informado un responsable policial, sale del lugar mirando hacia atrás y despojándose de su camisa. Al Qaeda ha utilizado antes métodos similares en la preparación de coches bombas en otras partes del mundo.
Esta vez se pudo evitar lo peor gracias a la participación de uno de los más habituales pobladores de las calles neoyorquinas, un vendedor de camisetas y bolsos baratos que, alrededor de las 6,30 de la tarde del sábado, la hora punta de las cenas en Times Square, informó a la policía de que un hilo de humo salía del maletero de un Nissan todoterreno mal aparcado en la calle 45, a una manzana de Broadway, con el motor encendido y las luces de emergencia puestas. La situación del coche es perfectamente normal si se considera que es imposible encontrar un aparcamiento en ese lugar a cualquier hora y que lo más sencillo es dejarlo en doble fila como si el conductor bajase a resolver algo rápidamente.
Un artefacto poco sofisticado
Unos minutos después de la llamada de alerta, robots de las fuerzas de seguridad accedieron al vehículo y encontraron, según confirmó el jefe de la policía local, tres depósitos de propano habituales en las barbacoas, dos contenedores con cerca de 20 litros de gasolina, una cantidad considerable de fuegos artificiales y dos relojes con sus correspondientes pilas. También se encontró una caja metálica que contenía cables y el fertilizante.
Se trata, según los expertos, de una bomba de poca sofisticación tecnológica, una obra más bien atribuible a aficionados, y que, probablemente, hubiera tenido más poder incendiario que explosivo. El jefe de la policía admitió, no obstante, que hubiera provocado cuando menos una enorme bola de fuego de consecuencias impredecibles a una hora en la que miles de norteamericanos y turistas saturan literalmente esas calles, ahora parcialmente peatonales.
La policía interrogó posteriormente al vendedor de camisetas, un veterano de Vietnam que recomendó estar siempre con los ojos bien abiertos, y a otros comerciantes ambulantes, un griego que prepara hot-dogs y otros de negocios vecinos. Todos fueron puestos en libertad. El FBI entrevistó también al propietario de un Ford al que correspondía la matrícula de Connecticut copiada en el Nissan. Tampoco es un sospechoso. Nadie ve a nadie salir corriendo del coche que contenía la bomba. Nadie fue testigo de algún movimiento extraño.
Todas las líneas de investigación abiertas
Las autoridades dijeron ayer que todavía hay varias líneas de investigación abiertas y que gran partes de sus esperanzas están depositadas en las grabaciones de las cámaras que se encontraban en los alrededores. Los expertos no acaban tampoco de llegar a una conclusión sobre si el artefacto instalado en el Nissan falló al hacer explosión o ya había comenzado a arder cuando llegó la policía y pudo ser desactivado a tiempo.
Barack Obama, según el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, fue informado poco después de descubrirse el coche del atentado y seguía atento a los avances de la investigación. No había prevista ninguna declaración del presidente hasta que se conociera con mayor claridad lo ocurrido.
Aunque la tragedia se evitó, parte del daño ya está hecho. Esta ciudad, a la que no se le da tregua, vuelve a sentirse en peligro. Cada acto de la vida cotidiana empieza a ser heroico aquí. Ir al teatro un sábado por la noche se ha hecho tan arriesgado como una jornada en Kabul.