De rodillas ante el altar de José Mourinho

Es mentira que Mou tenga un sirviente que cada diez minutos murmura en su oído: "Memento mori" (recuerda que eres mortal), según algunos, o, según Tertuliano, nuestro informante, "!respice post te! Hominen te esse memento" (mira tras de ti, recuerda que eres humano).

No, ya es tarde. Mou tiene formada su idea y sabe que es divino, o por lo menos un Titán, como Prometeo, que dio el fuego sagrado a los hombres.
Ahora Prometeo se dispone a insuflar vida en el Real Madrid.

En vano hemos buscado un equivalente de los tembleques que tiene el periodismo con esto de Mourinho dejando Milán para irse a Madrid.
Lo más cercano sería que Brad Pitt dejase a Angelina Jolie por Jude Law.
Todos están (estamos) obsesionados con Mourinho. Hasta los que criticamos esa obsesión...

Eso quiere decir que en el personaje y sus circunstancias hay algo más que vanidad, histrionismo y capacidad técnica. El hombre tiene ángel.
Es capaz de convencer al león de barrer todos los días su jaula.

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