Benedicto XVI: "La Iglesia debe reconocer la verdad aterradora de los abusos"
Frances Relea, El País
Consciente de que la opinión pública espera que pida perdón por los escándalos de pederastia que azotan a la Iglesia en cada acto público, Benedicto XVI no ha esperado ni a pisar Lisboa para admitir que "el sufrimiento más grande de la Iglesia es su propio pecado", sin mayores concreciones. El Papa ha hecho estas declaraciones, micrófono en mano, en el avión que le ha trasladado esta mañana a Portugal para una visita de cuatro días, la primera que realiza a este país en sus cinco años de pontificado y su viaje número 15.
En el aeropuerto, el Papa ha arrancado su primer discurso subrayando que "las cuestiones éticas y espirituales no son del dominio privado", política que hasta ahora había llevado al Vaticano a tratar de lavar en casa sus trapos sucios. Según ha destacado Ratzinger, la crisis de los abusos a niños por parte de sacerdotes debe hacer a la Iglesia reconocer la "aterradora verdad" de que su mayor amenaza no proviene de enemigos externos sino del "seno de la propia Iglesia".
En uno de sus más claros y directos mensajes desde que comenzó el escándalo hace dos meses, Benedicto XVI ha hecho hincapié en que la Iglesia tiene una "profunda necesidad" de hacer "penitencia" por sus males y aceptar la "purificación". El Papa ha subrayado que se debe buscar "el perdón de víctimas", aunque ha admitido que dicho perdón no puede ser un substituto de la justicia ".
Benedicto XVI ha aterrizado al filo de las 11.00 hora local (una hora más en la España peninsular) en el aeropuerto de Lisboa. El Airbus 320 de la compañía de bandera italiana Alitalia en el que viajaba ha despegado del aeropuerto de Fiumicino a las 9.15 hora local (la misma en la España peninsular) y ha aterrizado en el aeropuerto Portela da Socavem de Lisboa sin problemas. El aeródromo lisboeta, donde anoche se cancelaron 39 vuelos por la nube de ceniza, funciona esta mañana con "normalidad".
Allí, ha sido recibido por el presidente de la República, Anibal Cavaco da Silva; el primer ministro, José Socrates; y numerosas autoridades religiosas. Tras el discurso del Pontífice y del presidente luso, el Papa se ha trasladado en Papamóvil hasta el centro de Lisboa para posteriormente comenzar su agenda oficial a las 12.45 hora local con una ceremonia de bienvenida en el Monasterio de los Jerónimos.
Lisboa, paralizada
Mientras fieles y curiosos intentarán acercarse a los lugares por los que pasará el Pontífice, grupos de jóvenes harán campaña contra el sida mediante el reparto de preservativos. Vestidos con camisetas blancas y lazos rojos, los voluntarios se concentrarán esta mañana con los 22 coordinadores para comenzar el reparto de condones en distintos puntos de Lisboa en la campaña bautizada Preservativos al Papa en Portugal. La acción llegará a su punto culminante esta tarde en los alrededores de la inmensa explanada de Terreiro do Paço, donde los organizadores de la visita papal esperan congregar a 160.000 personas en la misa que oficiará Benedicto XVI.
Lo que empezó el pasado 20 de marzo con un grupo de Facebook con "un centenar de amigos" se ha transformado, según sus patrocinadores, en "una acción real de sensibilización contra el SIDA" que reúne ya a 15.000 simpatizantes. "El VIH es indiferente a la religión", dice uno de los lemas de la campaña, que convoca a los seguidores del Papa a "conocer el estado" de sus "ovejas" y a poner el "corazón" sobre sus "rebaños". Los voluntarios repartirán preservativos hoy en Lisboa y el viernes en Oporto, pero han descartado actuar en Fátima, donde el Papa estará el miércoles y jueves -en el décimo aniversario de la beatificación de los pastorillos de Fátima, Francisco y Jacinta Marto-, por problemas logísticos y de seguridad de los voluntarios.
Lisboa estará durante todo el día prácticamente paralizada, con los servicios reducidos a la mínima expresión y muchas calles cortadas. Además de rezar, muchos lisboetas tendrán que inventarse planes alternativos para entretener a sus hijos, porque a partir del mediodía la mayoría de escuelas estarán cerradas. También los ambulatorios y centros oficiales como los juzgados. El transporte público funcionará a medio gas, en función de los desplazamientos de Benedicto XVI. En Lisboa es fiesta hoy y el jueves lo será en todo Portugal el que pare por decreto del Gobierno del socialista José Sócrates con motivo de la visita del Papa.
Consciente de que la opinión pública espera que pida perdón por los escándalos de pederastia que azotan a la Iglesia en cada acto público, Benedicto XVI no ha esperado ni a pisar Lisboa para admitir que "el sufrimiento más grande de la Iglesia es su propio pecado", sin mayores concreciones. El Papa ha hecho estas declaraciones, micrófono en mano, en el avión que le ha trasladado esta mañana a Portugal para una visita de cuatro días, la primera que realiza a este país en sus cinco años de pontificado y su viaje número 15.
En el aeropuerto, el Papa ha arrancado su primer discurso subrayando que "las cuestiones éticas y espirituales no son del dominio privado", política que hasta ahora había llevado al Vaticano a tratar de lavar en casa sus trapos sucios. Según ha destacado Ratzinger, la crisis de los abusos a niños por parte de sacerdotes debe hacer a la Iglesia reconocer la "aterradora verdad" de que su mayor amenaza no proviene de enemigos externos sino del "seno de la propia Iglesia".
En uno de sus más claros y directos mensajes desde que comenzó el escándalo hace dos meses, Benedicto XVI ha hecho hincapié en que la Iglesia tiene una "profunda necesidad" de hacer "penitencia" por sus males y aceptar la "purificación". El Papa ha subrayado que se debe buscar "el perdón de víctimas", aunque ha admitido que dicho perdón no puede ser un substituto de la justicia ".
Benedicto XVI ha aterrizado al filo de las 11.00 hora local (una hora más en la España peninsular) en el aeropuerto de Lisboa. El Airbus 320 de la compañía de bandera italiana Alitalia en el que viajaba ha despegado del aeropuerto de Fiumicino a las 9.15 hora local (la misma en la España peninsular) y ha aterrizado en el aeropuerto Portela da Socavem de Lisboa sin problemas. El aeródromo lisboeta, donde anoche se cancelaron 39 vuelos por la nube de ceniza, funciona esta mañana con "normalidad".
Allí, ha sido recibido por el presidente de la República, Anibal Cavaco da Silva; el primer ministro, José Socrates; y numerosas autoridades religiosas. Tras el discurso del Pontífice y del presidente luso, el Papa se ha trasladado en Papamóvil hasta el centro de Lisboa para posteriormente comenzar su agenda oficial a las 12.45 hora local con una ceremonia de bienvenida en el Monasterio de los Jerónimos.
Lisboa, paralizada
Mientras fieles y curiosos intentarán acercarse a los lugares por los que pasará el Pontífice, grupos de jóvenes harán campaña contra el sida mediante el reparto de preservativos. Vestidos con camisetas blancas y lazos rojos, los voluntarios se concentrarán esta mañana con los 22 coordinadores para comenzar el reparto de condones en distintos puntos de Lisboa en la campaña bautizada Preservativos al Papa en Portugal. La acción llegará a su punto culminante esta tarde en los alrededores de la inmensa explanada de Terreiro do Paço, donde los organizadores de la visita papal esperan congregar a 160.000 personas en la misa que oficiará Benedicto XVI.
Lo que empezó el pasado 20 de marzo con un grupo de Facebook con "un centenar de amigos" se ha transformado, según sus patrocinadores, en "una acción real de sensibilización contra el SIDA" que reúne ya a 15.000 simpatizantes. "El VIH es indiferente a la religión", dice uno de los lemas de la campaña, que convoca a los seguidores del Papa a "conocer el estado" de sus "ovejas" y a poner el "corazón" sobre sus "rebaños". Los voluntarios repartirán preservativos hoy en Lisboa y el viernes en Oporto, pero han descartado actuar en Fátima, donde el Papa estará el miércoles y jueves -en el décimo aniversario de la beatificación de los pastorillos de Fátima, Francisco y Jacinta Marto-, por problemas logísticos y de seguridad de los voluntarios.
Lisboa estará durante todo el día prácticamente paralizada, con los servicios reducidos a la mínima expresión y muchas calles cortadas. Además de rezar, muchos lisboetas tendrán que inventarse planes alternativos para entretener a sus hijos, porque a partir del mediodía la mayoría de escuelas estarán cerradas. También los ambulatorios y centros oficiales como los juzgados. El transporte público funcionará a medio gas, en función de los desplazamientos de Benedicto XVI. En Lisboa es fiesta hoy y el jueves lo será en todo Portugal el que pare por decreto del Gobierno del socialista José Sócrates con motivo de la visita del Papa.