Liga: Wilstermann despilfarró su ventaja ante La Paz
La Paz
Un Wilstermann ciclotímico, que exhibió dos caras muy opuestas, dejó escapar una ventaja de dos goles, al empatar con La Paz (2-2) en un atractivo cotejo jugado en el estadio Hernando Siles.
El equipo cochabambino, que exhibía un aura triunfalista, derivado de su éxito precedente ante Bolívar, una semana antes; jugó un muy buen primer tiempo. No se encerró atrás, apretó en el medio y trató de gobernar el juego, discutiendo la posesión de la pelota.
Con el balón en su poder, se manejó con soltura y claridad, hilvanando jugadas a base de coques cortos y certeros, canalizados, fundamentalmente, por la derecha, por donde gravitaba la habilidad de Maximiliano Andrada. También destacó Henry Machado, con un gran despliegue para cortar, distribuir y llegar con sorpresa en sus desdoblamientos.
La Paz, por su parte, mostrábase rígido, atado, muy esquemático, con escasa recuperación de pelota y un ataque algo desprolijo, pero lo suficientemente profundo como para descubrir las fisuras que Wilstermann exhibía en la retaguardia.
Durante la fase de mejor gestión, Wilstermann arribó con mucho peligro sobre el pórtico paceño. Y la más clara se concretó sobre el límite de la etapa, luego de una hábil combinación entre Olivares, Sanjuro y Raimondi que concluyó con un remate colocado de éste a los 43 minutos para establecer el 1-0.
Para la segunda mitad, el técnico Apaza abandonó su habitual racanería, pegando un volantazo en su equipo al dar entrada a Gary Paz y Angola, dotando a su equipo de una fisonomía extrañamente ambiciosa.
La presumible arremetida paceña fue tempranamente frenada por un nuevo gol de los rojos, quienes golpearon tras un corner desaprovechado por los paceños. Recuperó Olivares (que había reemplazado al lesionado Andrada)y cedió en profundidad a Sanjurjo, quien encaró al golero paceño para batirlo con disparo colocado, 2-0.
La nueva adversidad no derrumbó a La Paz. Insistió en su proyecto, prodigándose en acciones ofensivas ante un Wilstermann que, de la relación anestésica derivada de la duplicación de su logro, ingresó en una sombra de desconcierto.
La Paz tuvo el balón y lo manejó con propiedad, ante un Wilstermann inexplicablemente tieso, incapaz de capturar el balón y refrigerar un trámite convulso.
La baja de Zabala (por lesión) complicó en demasía a Wilstermann, que ya había perdido juego al reemplazar la clarificadora habilidad de Andrada por los tumultos desestabilizadores de Olivares. Villegas reemplazó al lateral izquierdo con Christian Vargas, quien se quedó en el carril derecho, delegando a Jair Torrico la banda opuesta. Con esa modificación (obligada, pero mal resuelta), Wilstermann se agrietó, aproximándose a un calamitoso derrumbe. Jair Torrico erró en todo (por problemas de perfil mayormente) y Vargas nunca encontró su lugar en la cancha.
Dos errores groseros de la visita posibilitaron la igualdad paceña, ambas vía pelotazo: 1) balón peinado por Reynaldo lejos del área, el balón le quedó a Gary Paz (con Barrera a mitad de camino y rodeado de tres defensas sin reacción), que de puntín colocó el balón en la red del desamprado Vaca. 2) Un pelotazo ejecutado por el golero que, increíblemente (con una flaca acción), Jair Torrico no pudo interceptar, dejándose ganar la posición con Angola, 2-2 en 68 minutos.
Desde aquel pasaje hasta el final las acciones favorecieron a los locales que hicieron méritos para el gol del triunfo, pero Reynaldo malogró dos claras ocasiones para anotar y en el último minuto del encuentro un remate de Angola pegó en el poste cuando el público coreaba el gol.
Wilstermann también tuvo sus oportunidades: Sanujrjo disparó débil, de zurda, de una posición frontal, estando Amilcar Sánchez mejor perfilado. Raimondi también dilapidó una chance al disparar, desde el borde del área, muy al centro, pese al amplio panorama. Hubo un penal a Raimoni no pitado y otro sobre Reynaldo (Vargas le tomó del pié) que el juez ignoró.
Jair Torrico continuó con su fútbol errático, entregando situaciones al rival, sobre todo la última, con una infantil falta que terminó en el tiro libre que Angola estrelló en el arco de Vaca, quien había quedado expuesto con su clamorosa falla.
Un Wilstermann ciclotímico, que exhibió dos caras muy opuestas, dejó escapar una ventaja de dos goles, al empatar con La Paz (2-2) en un atractivo cotejo jugado en el estadio Hernando Siles.
El equipo cochabambino, que exhibía un aura triunfalista, derivado de su éxito precedente ante Bolívar, una semana antes; jugó un muy buen primer tiempo. No se encerró atrás, apretó en el medio y trató de gobernar el juego, discutiendo la posesión de la pelota.
Con el balón en su poder, se manejó con soltura y claridad, hilvanando jugadas a base de coques cortos y certeros, canalizados, fundamentalmente, por la derecha, por donde gravitaba la habilidad de Maximiliano Andrada. También destacó Henry Machado, con un gran despliegue para cortar, distribuir y llegar con sorpresa en sus desdoblamientos.
La Paz, por su parte, mostrábase rígido, atado, muy esquemático, con escasa recuperación de pelota y un ataque algo desprolijo, pero lo suficientemente profundo como para descubrir las fisuras que Wilstermann exhibía en la retaguardia.
Durante la fase de mejor gestión, Wilstermann arribó con mucho peligro sobre el pórtico paceño. Y la más clara se concretó sobre el límite de la etapa, luego de una hábil combinación entre Olivares, Sanjuro y Raimondi que concluyó con un remate colocado de éste a los 43 minutos para establecer el 1-0.
Para la segunda mitad, el técnico Apaza abandonó su habitual racanería, pegando un volantazo en su equipo al dar entrada a Gary Paz y Angola, dotando a su equipo de una fisonomía extrañamente ambiciosa.
La presumible arremetida paceña fue tempranamente frenada por un nuevo gol de los rojos, quienes golpearon tras un corner desaprovechado por los paceños. Recuperó Olivares (que había reemplazado al lesionado Andrada)y cedió en profundidad a Sanjurjo, quien encaró al golero paceño para batirlo con disparo colocado, 2-0.
La nueva adversidad no derrumbó a La Paz. Insistió en su proyecto, prodigándose en acciones ofensivas ante un Wilstermann que, de la relación anestésica derivada de la duplicación de su logro, ingresó en una sombra de desconcierto.
La Paz tuvo el balón y lo manejó con propiedad, ante un Wilstermann inexplicablemente tieso, incapaz de capturar el balón y refrigerar un trámite convulso.
La baja de Zabala (por lesión) complicó en demasía a Wilstermann, que ya había perdido juego al reemplazar la clarificadora habilidad de Andrada por los tumultos desestabilizadores de Olivares. Villegas reemplazó al lateral izquierdo con Christian Vargas, quien se quedó en el carril derecho, delegando a Jair Torrico la banda opuesta. Con esa modificación (obligada, pero mal resuelta), Wilstermann se agrietó, aproximándose a un calamitoso derrumbe. Jair Torrico erró en todo (por problemas de perfil mayormente) y Vargas nunca encontró su lugar en la cancha.
Dos errores groseros de la visita posibilitaron la igualdad paceña, ambas vía pelotazo: 1) balón peinado por Reynaldo lejos del área, el balón le quedó a Gary Paz (con Barrera a mitad de camino y rodeado de tres defensas sin reacción), que de puntín colocó el balón en la red del desamprado Vaca. 2) Un pelotazo ejecutado por el golero que, increíblemente (con una flaca acción), Jair Torrico no pudo interceptar, dejándose ganar la posición con Angola, 2-2 en 68 minutos.
Desde aquel pasaje hasta el final las acciones favorecieron a los locales que hicieron méritos para el gol del triunfo, pero Reynaldo malogró dos claras ocasiones para anotar y en el último minuto del encuentro un remate de Angola pegó en el poste cuando el público coreaba el gol.
Wilstermann también tuvo sus oportunidades: Sanujrjo disparó débil, de zurda, de una posición frontal, estando Amilcar Sánchez mejor perfilado. Raimondi también dilapidó una chance al disparar, desde el borde del área, muy al centro, pese al amplio panorama. Hubo un penal a Raimoni no pitado y otro sobre Reynaldo (Vargas le tomó del pié) que el juez ignoró.
Jair Torrico continuó con su fútbol errático, entregando situaciones al rival, sobre todo la última, con una infantil falta que terminó en el tiro libre que Angola estrelló en el arco de Vaca, quien había quedado expuesto con su clamorosa falla.