Un golazo de Pérez hundió a Boca y le dio aire a Gimnasia
La Plata, Agencias
Con orden y sacrificio, con un golazo, el del colombiano Marco Pérez, y también con las facilidades que le otorgó un rival que no jugó a nada, Gimnasia y Esgrima La Plata dóblegó 1-0 a Boca Juniors, por lo que sueña y espera con salir de la zona de Promoción.
El triunfo del conjunto dirigido por Diego Cocca quedó fuera de discusión, porque en todo momento fue más que su rival. Y si el resultado no fue un poco más amplio se debió a que Pérez, quien salió lesionado, y Denis Stracqualursi, no tuvieron buena puntería.
Boca volvió a ser el mismo equipo inexpresivo de siempre. No tuvo orden ni claridad ni peso ofensivo y su defensa, con la excepción del paraguayo Claudio Morel Rodríguez, dio todas las ventajas que se pueden dar.
Un capítulo aparte mereció la historia que protagonizan Martín Palermo y Juan Roman Riquelme. Para los barrabravas el 9 es el elegido, pero el equipo, al menos este domingo, entrañó la presencia del 10 en el campo de juego.
Lento, impreciso, por momento mal jugado, así resultó el primer período, aunque dentro de ese panorama Gimnasia resultó ser un poco mejor que Boca.
A Gimnasia le alcanzó con dominar la zona media de la cancha, con el quite de Fabián Rinaudo, las corridas del chileno Alvaro Ormeño por derecha, y la inestimable ayuda que le dieron los volantes y, especialmente, los defensores de Boca.
Pero si el 0-0 no pudo ser quebrado fue porque en gran medida Stracqualursi y Pérez estuvieron peleados con el arco, y por alguna que otra intervención de Javier García. El arquero de Boca evitó la caída de su valla en dos ocasiones. Primero al ganarle un mano a mano a Stracqualursi y después ante un remate de Ormeño, pero nada tuvo que ver cuando Pérez, totalmente solo en la puerta del área chica, se tiró en palomita y envió la pelota por arriba del travesaño.
A todo esto ¿y Boca? Boca prácticamente no jugó. Su defensa hizo agua por derecha e izquierda (Fabián Monzón tuvo un primer tiempo terrible), en el medio el chileno Gary Medel y Cristian Erbes le hicieron sombra al rival y Federico Insúa jugó por momentos con una llamativa displicencia y por ende no fue el conductor que necesitaba el equipo.
Dentro de ese contexto la llegada más peligrosa de Boca fue un centro desde la derecha enviado por Nicolás Gaitán, que Palermo, en la única ocasión que estuvo cerca del arco, no pudo conectar, ni aún tirándose al piso.
Poco cambió con la llegada del segundo capítulo, pero a diferencia de la primera etapa, Gimnasia supo meter la pelota dentro del arco de Boca.
Corrían 13 minutos, cuando, desde la izquierda, cayó un centro sobre el área de Boca. Sebastián Romero metió un cabezazo bajo, Ezequiel Muñoz rechazó deficientemente y Pérez ejecutó una chilena y mandó la pelota al fondo de la red.
Al margen de la espectacular palomita de Pérez, hay una escena que pinta lo que fue la defensa de Boca. Cuando llegó el primer centro, el colombiano se tiró al piso buscando el penal, pero los defensores reaccionaron con tal lentitud, que después tuvo tiempo de levantarse para ir en busca de la revancha.
Después del gol, Boca se debatió en su impotencia. El ingreso de Guillermo Marino le permitió tener la pelota y hasta una chance de gol (un cabezazo del volante que dio en el palo izquierdo), pero no más. Además Gimnasia ya jugaba el partido en el que más cómodo se sentía.
El Lobo consiguió un triunfo que lo invita a soñar. Boca perdió lo poquito que había encontrado seis días atrás ante Arsenal.
Con orden y sacrificio, con un golazo, el del colombiano Marco Pérez, y también con las facilidades que le otorgó un rival que no jugó a nada, Gimnasia y Esgrima La Plata dóblegó 1-0 a Boca Juniors, por lo que sueña y espera con salir de la zona de Promoción.
El triunfo del conjunto dirigido por Diego Cocca quedó fuera de discusión, porque en todo momento fue más que su rival. Y si el resultado no fue un poco más amplio se debió a que Pérez, quien salió lesionado, y Denis Stracqualursi, no tuvieron buena puntería.
Boca volvió a ser el mismo equipo inexpresivo de siempre. No tuvo orden ni claridad ni peso ofensivo y su defensa, con la excepción del paraguayo Claudio Morel Rodríguez, dio todas las ventajas que se pueden dar.
Un capítulo aparte mereció la historia que protagonizan Martín Palermo y Juan Roman Riquelme. Para los barrabravas el 9 es el elegido, pero el equipo, al menos este domingo, entrañó la presencia del 10 en el campo de juego.
Lento, impreciso, por momento mal jugado, así resultó el primer período, aunque dentro de ese panorama Gimnasia resultó ser un poco mejor que Boca.
A Gimnasia le alcanzó con dominar la zona media de la cancha, con el quite de Fabián Rinaudo, las corridas del chileno Alvaro Ormeño por derecha, y la inestimable ayuda que le dieron los volantes y, especialmente, los defensores de Boca.
Pero si el 0-0 no pudo ser quebrado fue porque en gran medida Stracqualursi y Pérez estuvieron peleados con el arco, y por alguna que otra intervención de Javier García. El arquero de Boca evitó la caída de su valla en dos ocasiones. Primero al ganarle un mano a mano a Stracqualursi y después ante un remate de Ormeño, pero nada tuvo que ver cuando Pérez, totalmente solo en la puerta del área chica, se tiró en palomita y envió la pelota por arriba del travesaño.
A todo esto ¿y Boca? Boca prácticamente no jugó. Su defensa hizo agua por derecha e izquierda (Fabián Monzón tuvo un primer tiempo terrible), en el medio el chileno Gary Medel y Cristian Erbes le hicieron sombra al rival y Federico Insúa jugó por momentos con una llamativa displicencia y por ende no fue el conductor que necesitaba el equipo.
Dentro de ese contexto la llegada más peligrosa de Boca fue un centro desde la derecha enviado por Nicolás Gaitán, que Palermo, en la única ocasión que estuvo cerca del arco, no pudo conectar, ni aún tirándose al piso.
Poco cambió con la llegada del segundo capítulo, pero a diferencia de la primera etapa, Gimnasia supo meter la pelota dentro del arco de Boca.
Corrían 13 minutos, cuando, desde la izquierda, cayó un centro sobre el área de Boca. Sebastián Romero metió un cabezazo bajo, Ezequiel Muñoz rechazó deficientemente y Pérez ejecutó una chilena y mandó la pelota al fondo de la red.
Al margen de la espectacular palomita de Pérez, hay una escena que pinta lo que fue la defensa de Boca. Cuando llegó el primer centro, el colombiano se tiró al piso buscando el penal, pero los defensores reaccionaron con tal lentitud, que después tuvo tiempo de levantarse para ir en busca de la revancha.
Después del gol, Boca se debatió en su impotencia. El ingreso de Guillermo Marino le permitió tener la pelota y hasta una chance de gol (un cabezazo del volante que dio en el palo izquierdo), pero no más. Además Gimnasia ya jugaba el partido en el que más cómodo se sentía.
El Lobo consiguió un triunfo que lo invita a soñar. Boca perdió lo poquito que había encontrado seis días atrás ante Arsenal.