Un Barcelona desconocido vivió una pesadilla en San Siro
Milan, Agencias
Un Barcelona menor, como el que se ha visto en algún acto durante la temporada, estropeó en una mala noche en Milán el plan de acudir a Madrid el 22 de mayo para jugar la final de la Liga de Campeones, y ahora sólo le queda la esperanza de levantar el 3-1 de ventaja con el que el Inter acudirá la semana que viene al Camp Nou.
El Barça mostró una fragilidad que le penalizó en exceso, sobre todo en una línea, como la defensiva, en la que el conjunto catalán ha dado muestras de mucha solvencia.
El Barcelona se encontró con un Inter no sólo mejorado respecto a anteriores pulsos, sino que mucho más preparado para neutralizar el juego de los azulgrana. El equipo italiano dejó jugar durante muchos minutos al Barcelona a ese fútbol que a veces maneja el conjunto de Guardiola, pero que es incapaz de traducirlo en acciones ofensivas.
Mientras el Barcelona, con poca mordiente, buscaba empujar a su rival hacia el área, el Inter no sólo no retrocedía, sino que tenía la clara vocación de hacer un roto en la defensa azulgrana al menor despiste, ya que Milito siempre estaba dispuesto a recibir algún balón en largo.
Muchos le cayeron al ariete interista, que una y otra vez veía cómo desde la banda le levantaban la bandera para marcarle fuera de juego. El Barça utilizaba a la perfección esta acción para no volverse loco detrás del argentino y de un Eto'o que, escorado a la banda, también se predisponía a recibir en largo cada vez que Motta, Sneijder, Cambiasso o Pandev robaban un balón.
El conjunto azulgrana estiró un episodio más la falta de pegada la que se manifestó el sábado en el campo del Espanyol. Ibrahimovic volvió a salir de titular pero el sueco ni recibió balones francos ni tampoco generó movimientos para que los Messi, Xavi y Busquets le buscasen con claridad.
Al final, debió ser el joven Pedro quien sacase a su equipo del letargo goleador, cuando resolvió de un zurdazo (0-1) balón que le llegó a centro de Maxwell, quien a los 19 minutos se había colado de rápida carrera hasta la línea.
Justo antes, el Inter tuvo una gran ocasión de marcar. En un disparo de Eto'o, Valdés no atajó bien el balón, éste quedó en los pies de Milito que de disparo cruzado lo envió fuera. Diez minutos después, y ya con un 0-1 en el marcador, el ariete argentino volvió a marrar una clara acción de gol, otra vez por la banda izquierda y también cruzando en exceso el balón.
Wesley Sneijder acudió al rescate de su equipo, igual como hizo en Moscú hace unas semanas, y empató el partido a la media hora. Una buena jugada de Eto'o por la banca acabó con el balón en los pies de Milito, quien a la media vuelta lo dejó para el holandés, que conectó un certero disparo para batir a Valdés (1-1).
Nuevamente el holandés pudo haber marcado, emulando la falta que lanzó en Moscú, aunque en el minuto 42 su lanzamiento acabó con el balón estrellado en la barrera del Barcelona.
Antes, el Barcelona había logrado nuevamente imponer su ritmo, pero el Inter le devolvió la elevada posesión con una fortaleza defensiva donde los Ibra, Messi y compañía se estrellaban constantemente, a excepción de alguna acción por la banda donde los centro de Alves causaban cierta incomodidad en el área de Julio César.
El Inter propició una salida en el segundo tiempo que noqueó a un Barcelona que se había tomado su tiempo para regresar del vestuario. Un balón que se paseó por la meta de Valdés dio paso a una acción dos minutos después en la que el Inter robó un balón en el centro del campo propició un letal contragolpe que acabó con un gol de Maicon (2-1).
El Inter le había dado la vuelta al marcador y la presión en la grada, igual que pasó con Cornellá-El Prat, empezó a devorar a un Barça que no acertaba a enlazar cuatro pases seguidos.
Asfixiado por la presión, el Barça esperaba que el fondo físico del rival le empezase a pesar. Mientras tanto, Messi se jugó un mano a mano con el meta en un disparo duro que Julio César se sacó de encima con apuros.
Pero ni el Barcelona reaccionaba, ni tenía claro cómo hacerlo. El Inter no perdió el tono y en un robo de balón en el que el Barça se mostró muy flojo en la acción, el Inter montó un nuevo contragolpe letal que acabó con un remate final certero de cabeza de Milito (3-1).
Guardiola sacó a un inoperante Ibrahimovic del campo y mandó a Abidal ocupar la banda izquierda de la defensa, enviar a Maxwell al centro del campo y fijar en punta a Messi con dos torres como Samuel y Lucio.
El Barça encontró su momento, también porque el Inter se desfondó y acabó atrapado en torno a su área. Allí vivió con angustia un partido que ya aconteció contra el Barça hace unos meses en la fase de grupos y en la que el conjunto barcelonista, a pesar de dominar a placer, no supo marcar.
Tampoco lo supo hacer nuevamente, en la media docena de acciones claras que tuvo. Julio César paró con acierto un lanzamiento de falta de Messi en el 78, poco después de que Pedro también lo intentase desde fuera del área.
Piqué, en acciones atacantes, tuvo dos clarísimas oportunidades para marcar, pero no estuvo certero. El Barça pidió pena máxima en una acción de Alves, que acabó con amonestación al brasileño.
Un Barcelona menor, como el que se ha visto en algún acto durante la temporada, estropeó en una mala noche en Milán el plan de acudir a Madrid el 22 de mayo para jugar la final de la Liga de Campeones, y ahora sólo le queda la esperanza de levantar el 3-1 de ventaja con el que el Inter acudirá la semana que viene al Camp Nou.
El Barça mostró una fragilidad que le penalizó en exceso, sobre todo en una línea, como la defensiva, en la que el conjunto catalán ha dado muestras de mucha solvencia.
El Barcelona se encontró con un Inter no sólo mejorado respecto a anteriores pulsos, sino que mucho más preparado para neutralizar el juego de los azulgrana. El equipo italiano dejó jugar durante muchos minutos al Barcelona a ese fútbol que a veces maneja el conjunto de Guardiola, pero que es incapaz de traducirlo en acciones ofensivas.
Mientras el Barcelona, con poca mordiente, buscaba empujar a su rival hacia el área, el Inter no sólo no retrocedía, sino que tenía la clara vocación de hacer un roto en la defensa azulgrana al menor despiste, ya que Milito siempre estaba dispuesto a recibir algún balón en largo.
Muchos le cayeron al ariete interista, que una y otra vez veía cómo desde la banda le levantaban la bandera para marcarle fuera de juego. El Barça utilizaba a la perfección esta acción para no volverse loco detrás del argentino y de un Eto'o que, escorado a la banda, también se predisponía a recibir en largo cada vez que Motta, Sneijder, Cambiasso o Pandev robaban un balón.
El conjunto azulgrana estiró un episodio más la falta de pegada la que se manifestó el sábado en el campo del Espanyol. Ibrahimovic volvió a salir de titular pero el sueco ni recibió balones francos ni tampoco generó movimientos para que los Messi, Xavi y Busquets le buscasen con claridad.
Al final, debió ser el joven Pedro quien sacase a su equipo del letargo goleador, cuando resolvió de un zurdazo (0-1) balón que le llegó a centro de Maxwell, quien a los 19 minutos se había colado de rápida carrera hasta la línea.
Justo antes, el Inter tuvo una gran ocasión de marcar. En un disparo de Eto'o, Valdés no atajó bien el balón, éste quedó en los pies de Milito que de disparo cruzado lo envió fuera. Diez minutos después, y ya con un 0-1 en el marcador, el ariete argentino volvió a marrar una clara acción de gol, otra vez por la banda izquierda y también cruzando en exceso el balón.
Wesley Sneijder acudió al rescate de su equipo, igual como hizo en Moscú hace unas semanas, y empató el partido a la media hora. Una buena jugada de Eto'o por la banca acabó con el balón en los pies de Milito, quien a la media vuelta lo dejó para el holandés, que conectó un certero disparo para batir a Valdés (1-1).
Nuevamente el holandés pudo haber marcado, emulando la falta que lanzó en Moscú, aunque en el minuto 42 su lanzamiento acabó con el balón estrellado en la barrera del Barcelona.
Antes, el Barcelona había logrado nuevamente imponer su ritmo, pero el Inter le devolvió la elevada posesión con una fortaleza defensiva donde los Ibra, Messi y compañía se estrellaban constantemente, a excepción de alguna acción por la banda donde los centro de Alves causaban cierta incomodidad en el área de Julio César.
El Inter propició una salida en el segundo tiempo que noqueó a un Barcelona que se había tomado su tiempo para regresar del vestuario. Un balón que se paseó por la meta de Valdés dio paso a una acción dos minutos después en la que el Inter robó un balón en el centro del campo propició un letal contragolpe que acabó con un gol de Maicon (2-1).
El Inter le había dado la vuelta al marcador y la presión en la grada, igual que pasó con Cornellá-El Prat, empezó a devorar a un Barça que no acertaba a enlazar cuatro pases seguidos.
Asfixiado por la presión, el Barça esperaba que el fondo físico del rival le empezase a pesar. Mientras tanto, Messi se jugó un mano a mano con el meta en un disparo duro que Julio César se sacó de encima con apuros.
Pero ni el Barcelona reaccionaba, ni tenía claro cómo hacerlo. El Inter no perdió el tono y en un robo de balón en el que el Barça se mostró muy flojo en la acción, el Inter montó un nuevo contragolpe letal que acabó con un remate final certero de cabeza de Milito (3-1).
Guardiola sacó a un inoperante Ibrahimovic del campo y mandó a Abidal ocupar la banda izquierda de la defensa, enviar a Maxwell al centro del campo y fijar en punta a Messi con dos torres como Samuel y Lucio.
El Barça encontró su momento, también porque el Inter se desfondó y acabó atrapado en torno a su área. Allí vivió con angustia un partido que ya aconteció contra el Barça hace unos meses en la fase de grupos y en la que el conjunto barcelonista, a pesar de dominar a placer, no supo marcar.
Tampoco lo supo hacer nuevamente, en la media docena de acciones claras que tuvo. Julio César paró con acierto un lanzamiento de falta de Messi en el 78, poco después de que Pedro también lo intentase desde fuera del área.
Piqué, en acciones atacantes, tuvo dos clarísimas oportunidades para marcar, pero no estuvo certero. El Barça pidió pena máxima en una acción de Alves, que acabó con amonestación al brasileño.