Real Madrid reaccionó y sigue en la pelea
Almería, Agencias
Real Madrid mantiene el pulso por la Liga con el Barcelona, al reaccionar con carácter en Almería al duro golpe del clásico y al gol de Crusat, que levantó gracias al liderazgo de Cristiano Ronaldo (1-2), en una exhibición ofensiva en la que se elevó por encima de todos la figura de Diego Alves.
Salió herido al campo el Real Madrid. Con las heridas del clásico abiertas y urgencias por cerrarlas. Obligado a reaccionar ante los seis puntos de distancia al Barcelona con los que nacía el partido. Y Manuel Pellegrini decidió entregar el mando a José María Gutiérrez, 'Guti'. Olvidarse de sus actos de indisciplina y recurrir a su fútbol para no despedirse de la Liga.
Juan Manuel Lillo tenía un plan. Agudizar el ataque en embudo del Real Madrid, entregarle la posesión y dañarle al contragolpe con dos puñales como Crusat y Piatti. Regaló el mando, consciente de que se encontraría de inicio un rival enrabietado y esperó su momento.
Así, los trece primeros minutos fueron de pleno dominio blanco. Toque y movilidad le condujeron a apoderarse del balón, minimizar las cualidades de un Almería que se mantuvo en pie gracias a las paradas del brasileño Diego Álves. No se cumplían tres minutos y sacaba con los pies un disparo a placer de Van der Vaart, tras pase de la muerte de Arbeloa.
El holandés y Cristiano Ronaldo no se cansaron de probar a uno de los porteros de moda de la Liga que demostró su agilidad. Sacó un zurdazo centrado de Van der Vaart antes de iniciar su particular duelo con el portugués. La primera se lució ante un 'misil' de falta.
En un abrir y cerrar de ojos cambió el panorama. Encontró Kalu Uche un agujero a espalda de los centrales, para asistir a Crusat. Solo, fusiló a Iker Casillas (min.14). Tocados anímicamente por el clásico y por detrás en el marcador era el momento de la verdad. Reacción o punto final. La hora en la que debía aparecer un líder.
Cristiano lo es en el Real Madrid. Ansioso por seguir enganchado a la lucha por el título, gesticuló en exceso en errores en el pase de sus compañeros. Le perdonan todo cuando aparece en minutos de dominio local, agarra un balón alejado de la portería, cambia el ritmo, se va de todos y firma un gol al estilo Messi. Tras dejar en su camino a tres rivales y amagar con una bicicleta en carrera, soltó un zurdazo cruzado para superar a Alves (min.27).
Recuperó el dominio un hambriento Real Madrid. Estaba obligado a ganar y forzó en la recta final de la primera parte. Alves no daba a basto. Paradón a disparo duro, abajo, cruzado de Higuaín. Y cuando no era el brasileño aparecía el palo para evitar el tanto de Guti. El rechace fue a tanta velocidad que se lo encontró Van der Vaart para chutar fuera.
El panorama no se modificaría más. El Real Madrid encerraba al Almería, que lanzaba contraataques peligrosos. En una nueva carrera del incansable Crusat, Uche falló un gol por el que aún se pregunta. A un metro de la línea de meta, remató de tacón con el pie izquierdo y lo sacó él mismo con el derecho.
Se lanzó por el partido el equipo de Pellegrini en el segundo acto. No le quedaba otra. El Almería se fue apagando, agotado físicamente y eso que Lillo reservó a sus jugadores más importantes el pasado domingo en San Mamés.
No se cansó Alves de sacar ocasiones claras, obligado por la permisividad de sus compañeros en los marcajes. Ganó a su íntimo amigo Marcelo, al que paró un disparo lejano en el minuto 46 y un mano a mano en el 60.
En el vendaval ofensivo blanco estuvo gris Gonzalo Higuaín. Apagado. Lento. Sin ideas. En sus botas se desperdiciaron ataques y solo chutó a puerta en una ocasión que despejó Alves y sacó Michel cuando el balón se dirigía a la red.
Pese al disparo de Vargas, desviado, y los intentos de Uche ante dos despistes de Raúl Albiol, sólo existía un equipo en el campo. El gol era cuestión de minutos. Cristiano seguía intentándolo. Incansable. Pero fue Van der Vaart, con un zurdazo desde la frontal pegado al palo, el que derribó el muro.
Casillas salvó el triunfo, rápido en un mano a mano con Uche, y el partido pudo acabar en goleada, pese a los cambios defensivos de Pellegrini, con ocasiones de Mahamadou y Benzema. El Almería se adentra en un mal momento y duda para firmar su permanencia. El Real Madrid cumplió su trabajo y venció su primera final de las siete que le restan mientras espera el fallo de su eterno rival.
Real Madrid mantiene el pulso por la Liga con el Barcelona, al reaccionar con carácter en Almería al duro golpe del clásico y al gol de Crusat, que levantó gracias al liderazgo de Cristiano Ronaldo (1-2), en una exhibición ofensiva en la que se elevó por encima de todos la figura de Diego Alves.
Salió herido al campo el Real Madrid. Con las heridas del clásico abiertas y urgencias por cerrarlas. Obligado a reaccionar ante los seis puntos de distancia al Barcelona con los que nacía el partido. Y Manuel Pellegrini decidió entregar el mando a José María Gutiérrez, 'Guti'. Olvidarse de sus actos de indisciplina y recurrir a su fútbol para no despedirse de la Liga.
Juan Manuel Lillo tenía un plan. Agudizar el ataque en embudo del Real Madrid, entregarle la posesión y dañarle al contragolpe con dos puñales como Crusat y Piatti. Regaló el mando, consciente de que se encontraría de inicio un rival enrabietado y esperó su momento.
Así, los trece primeros minutos fueron de pleno dominio blanco. Toque y movilidad le condujeron a apoderarse del balón, minimizar las cualidades de un Almería que se mantuvo en pie gracias a las paradas del brasileño Diego Álves. No se cumplían tres minutos y sacaba con los pies un disparo a placer de Van der Vaart, tras pase de la muerte de Arbeloa.
El holandés y Cristiano Ronaldo no se cansaron de probar a uno de los porteros de moda de la Liga que demostró su agilidad. Sacó un zurdazo centrado de Van der Vaart antes de iniciar su particular duelo con el portugués. La primera se lució ante un 'misil' de falta.
En un abrir y cerrar de ojos cambió el panorama. Encontró Kalu Uche un agujero a espalda de los centrales, para asistir a Crusat. Solo, fusiló a Iker Casillas (min.14). Tocados anímicamente por el clásico y por detrás en el marcador era el momento de la verdad. Reacción o punto final. La hora en la que debía aparecer un líder.
Cristiano lo es en el Real Madrid. Ansioso por seguir enganchado a la lucha por el título, gesticuló en exceso en errores en el pase de sus compañeros. Le perdonan todo cuando aparece en minutos de dominio local, agarra un balón alejado de la portería, cambia el ritmo, se va de todos y firma un gol al estilo Messi. Tras dejar en su camino a tres rivales y amagar con una bicicleta en carrera, soltó un zurdazo cruzado para superar a Alves (min.27).
Recuperó el dominio un hambriento Real Madrid. Estaba obligado a ganar y forzó en la recta final de la primera parte. Alves no daba a basto. Paradón a disparo duro, abajo, cruzado de Higuaín. Y cuando no era el brasileño aparecía el palo para evitar el tanto de Guti. El rechace fue a tanta velocidad que se lo encontró Van der Vaart para chutar fuera.
El panorama no se modificaría más. El Real Madrid encerraba al Almería, que lanzaba contraataques peligrosos. En una nueva carrera del incansable Crusat, Uche falló un gol por el que aún se pregunta. A un metro de la línea de meta, remató de tacón con el pie izquierdo y lo sacó él mismo con el derecho.
Se lanzó por el partido el equipo de Pellegrini en el segundo acto. No le quedaba otra. El Almería se fue apagando, agotado físicamente y eso que Lillo reservó a sus jugadores más importantes el pasado domingo en San Mamés.
No se cansó Alves de sacar ocasiones claras, obligado por la permisividad de sus compañeros en los marcajes. Ganó a su íntimo amigo Marcelo, al que paró un disparo lejano en el minuto 46 y un mano a mano en el 60.
En el vendaval ofensivo blanco estuvo gris Gonzalo Higuaín. Apagado. Lento. Sin ideas. En sus botas se desperdiciaron ataques y solo chutó a puerta en una ocasión que despejó Alves y sacó Michel cuando el balón se dirigía a la red.
Pese al disparo de Vargas, desviado, y los intentos de Uche ante dos despistes de Raúl Albiol, sólo existía un equipo en el campo. El gol era cuestión de minutos. Cristiano seguía intentándolo. Incansable. Pero fue Van der Vaart, con un zurdazo desde la frontal pegado al palo, el que derribó el muro.
Casillas salvó el triunfo, rápido en un mano a mano con Uche, y el partido pudo acabar en goleada, pese a los cambios defensivos de Pellegrini, con ocasiones de Mahamadou y Benzema. El Almería se adentra en un mal momento y duda para firmar su permanencia. El Real Madrid cumplió su trabajo y venció su primera final de las siete que le restan mientras espera el fallo de su eterno rival.