Polonia amanece como un país descabezado

Dmitri Lijanov, El País
Polonia se vio conmocionada ayer por su mayor tragedia desde la II Guerra Mundial. El avión Tupolev 154 en el que viajaba el presidente de Polonia, Lech Kaczynski, se estrelló en la ciudad rusa de Smolensk después de haber intentado aterrizar tres veces en medio de una intensa niebla. Desde la torre de control se le advirtió que debía desistir y tomar tierra en el aeropuerto bielorruso de Minsk. Pero el piloto decidió probar suerte por cuarta vez a las 10.58, dos horas menos en la España peninsular. Fallecieron los 97 ocupantes del aparato.

Restos del avión siniestrado, con el presidente polaco entre los pasajeros.

Junto a Kaczynski y su esposa viajaban a Rusia destacadas figuras del Estado. Todos ellos pretendían rendir homenaje a los 22.000 soldados polacos fusilados en 1940 en la matanza de Katyn, un bosque situado a unos 20 kilómetros del aeropuerto de Smolensk.

La tragedia del avión Tupolev-154 segó de un golpe buena parte de la cúpula institucional y política de Polonia. Además del presidente, Lech Kaczynski, de 60 años, y su esposa Maria (67), fallecieron el gobernador del Banco Central, Slawomir Skrzypek (47), el jefe de Estado Mayor, Franciszer Gagor (58) y el viceministro de Exteriores, Andrzej Kremer (48), y decenas de diputados. En total, murieron 89 miembros de la delegación polaca y 8 tripulantes.

Jaroslaw Kaczynski, hermano gemelo del fallecido presidente, estuvo hasta última hora en la lista de autoridades que iban a viajar a Smolensk. Pero renunció a causa del delicado estado de salud de su madre, según informaba ayer la edición digital del diario Rzeszpospolita. En su asiento viajó el compañero de partido y diputado de la formación conservadora Ley y Justicia Przemyslaw Gosiewski.

Las víctimas perecieron en el aeropuerto militar de Smolensk, a unos 20 kilómetros del bosque de Katyn, donde en 1940 fueron ejecutados con tiros en la nuca miles de oficiales polacos que ya se habían rendido. Algunos de los familiares de aquellos oficiales viajaban también en el avión del presidente polaco.

Se trataba de ofrecer un acto de desagravio por parte del Kremlin a Polonia. El tiempo no ayudaba. De hecho, un avión militar ruso había intentado aterrizar momentos antes y tuvo que desplazarse a otro lugar.

"A una distancia de 2,5 kilómetros el jefe de la torre de control se percató de que el avión había aumentado la velocidad de descenso", indicó el subdirector de la Fuerza Aérea Rusa, Alexander Alyoshin. "Ordenó a la tripulación del avión que pusiera la nave de nuevo en posición horizontal y cuando no se obedecieron sus órdenes volvió a ordenar en varias ocasiones que se dirigieran a un aeropuerto alternativo. A pesar de eso, la tripulación continuó en su intento de aterrizaje".

En 2008, durante un viaje del presidente polaco a Tbilisi, la torre de control de la capital de Georgia pidió al piloto del avión en que viajaba Kaczynski que no aterrizase porque entrañaba demasiado peligro. En aquella ocasión, fue el presidente quien ordenó al piloto que aterrizase.

A finales de ese mismo año, Kaczynski sufrió un gran susto durante un vuelo desde Mongolia a Seúl. A raíz de aquel percance declaró: "Cualquier vuelo conlleva un cierto riesgo, pero la responsabilidad de un presidente está ligada a los grandes riesgos, porque es preciso volar constantemente".

Las copas de varios árboles quedaron rotas a menos de un kilómetro del aeropuerto, por lo que se trabajaba sobre la hipótesis de que el avión tocase con el ala izquierda la parte superior de un abedul. El ala se rompió en varios pedazos y el avión perdió el control. Las dos cajas negras del avión fueron encontradas.

Los más de 300.000 habitantes de la ciudad de Smolensk, una de las más antiguas de Rusia, vieron cómo las fuerzas de seguridad cortaban las principales vías para investigar el accidente y emprender la búsqueda de cadáveres. El ministro ruso de Situaciones de Emergencia, Sergei Shoigu, indicó que los cadáveres serían trasladados a Moscú para la investigación del accidente. Desde Varsovia, el ministro de Justicia polaco declaró que su país emprendería otra investigación sobre el caso y, desde Moscú, el presidente ruso, Dmitry Medvedev, aseguró que su país colaboraría en todo lo que Polonia necesitase.

El primer ministro ruso, Vladímir Putin, y su homólogo polaco, Donald Tusk, se desplazaron al lugar del accidente. Tusk, quien hasta ayer era el principal rival político de Kaczynski, rompió a llorar cuando le comunicaron la noticia y dijo que este es el acontecimiento más trágico que ha vivido Polonia desde la II Guerra Mundial.

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