El voto femenino decidirá la sucesión de Lula
JUAN ARIAS - Río de Janeiro
Será el voto femenino el que decidirá quién será el sucesor del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Así lo afirma uno de los grandes expertos en estadística, el catedrático José Eustaquio Diniz Alves, de la Escuela Nacional de Ciencias Estadísticas del IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística). El electorado femenino cuenta con cinco millones de votos más que el masculino y serán esos votos los que inclinarán el fiel de la balanza el próximo 3 de octubre.
El censo femenino en Brasil, un país con 191 millones de habitantes y más de 125 millones de votantes, ha ido creciendo progresivamente por el hecho de que las mujeres tienen una media de vida varios años superior a la de los hombres. En 1998, las mujeres que votaban eran 37 millones. Este año son 70 millones.
Precisamente, de los tres candidatos que se disputarán la sucesión del carismático ex tornero Lula, dos son mujeres: la ex ministra Dilma Rousseff, la preferida del presidente, y la ecologista Marina Silva, antagonista de Rousseff en los temas de política ambiental. Curiosamente, el único candidato masculino, José Serra, ex gobernador de São Paulo, capitaliza, según los sondeos, es el preferido por las electoras: el 35% de las mujeres lo votaría, frente al 25% que lo haría por Rousseff.
Lula tuvo siempre más votantes entre los hombres que entre las mujeres. Fue la falta de tres millones de votos femeninos lo que le obligó a disputar la segunda vuelta en 2002 y 2006.
Los analistas piensan que el hecho de que las mujeres se inclinen por candidatos varones se debe a que la mujer en Brasil ha tenido muy poco protagonismo en la política, mientras que sí lo tiene en otros ramos como la industria, el periodismo o el comercio. Comparado con otros países de América Latina, en 2009, Brasil estaba entre los últimos lugares en el índice de participación femenina en los Parlamentos del sur del continente. Superaba sólo a Haití y Guatemala.
Las brasileñas no están acostumbradas a experiencia de ver a mujeres actuando en política con un sello propio. Hasta cuando la actual candidata Rousseff sucedió en el Ministerio de la Casa Civil al poderoso José Dirceu, entonces brazo derecho de Lula, que tuvo que dejar el cargo por un escándalo de corrupción, se decía, como elogio, que era "un Dirceu con faldas".
Los candidatos varones siguen ofreciéndoles aún mayor confianza. De ahí que la ex guerrillera Rousseff, con fama de dura, haya apelado hasta a la Virgen María, para celebrar a la "diosa mujer", y llame a que Brasil tenga, por primera vez, una presidenta, como ella ha empezado a autodenominarse.
Según los sondeos, hay más mujeres que hombres entre los indecisos. Son más pragmáticas y menos ideologizadas, y suelen esperar hasta el último momento para conocer las propuestas concretas de cada candidato antes de decidir su voto.
Será el voto femenino el que decidirá quién será el sucesor del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Así lo afirma uno de los grandes expertos en estadística, el catedrático José Eustaquio Diniz Alves, de la Escuela Nacional de Ciencias Estadísticas del IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística). El electorado femenino cuenta con cinco millones de votos más que el masculino y serán esos votos los que inclinarán el fiel de la balanza el próximo 3 de octubre.
El censo femenino en Brasil, un país con 191 millones de habitantes y más de 125 millones de votantes, ha ido creciendo progresivamente por el hecho de que las mujeres tienen una media de vida varios años superior a la de los hombres. En 1998, las mujeres que votaban eran 37 millones. Este año son 70 millones.
Precisamente, de los tres candidatos que se disputarán la sucesión del carismático ex tornero Lula, dos son mujeres: la ex ministra Dilma Rousseff, la preferida del presidente, y la ecologista Marina Silva, antagonista de Rousseff en los temas de política ambiental. Curiosamente, el único candidato masculino, José Serra, ex gobernador de São Paulo, capitaliza, según los sondeos, es el preferido por las electoras: el 35% de las mujeres lo votaría, frente al 25% que lo haría por Rousseff.
Lula tuvo siempre más votantes entre los hombres que entre las mujeres. Fue la falta de tres millones de votos femeninos lo que le obligó a disputar la segunda vuelta en 2002 y 2006.
Los analistas piensan que el hecho de que las mujeres se inclinen por candidatos varones se debe a que la mujer en Brasil ha tenido muy poco protagonismo en la política, mientras que sí lo tiene en otros ramos como la industria, el periodismo o el comercio. Comparado con otros países de América Latina, en 2009, Brasil estaba entre los últimos lugares en el índice de participación femenina en los Parlamentos del sur del continente. Superaba sólo a Haití y Guatemala.
Las brasileñas no están acostumbradas a experiencia de ver a mujeres actuando en política con un sello propio. Hasta cuando la actual candidata Rousseff sucedió en el Ministerio de la Casa Civil al poderoso José Dirceu, entonces brazo derecho de Lula, que tuvo que dejar el cargo por un escándalo de corrupción, se decía, como elogio, que era "un Dirceu con faldas".
Los candidatos varones siguen ofreciéndoles aún mayor confianza. De ahí que la ex guerrillera Rousseff, con fama de dura, haya apelado hasta a la Virgen María, para celebrar a la "diosa mujer", y llame a que Brasil tenga, por primera vez, una presidenta, como ella ha empezado a autodenominarse.
Según los sondeos, hay más mujeres que hombres entre los indecisos. Son más pragmáticas y menos ideologizadas, y suelen esperar hasta el último momento para conocer las propuestas concretas de cada candidato antes de decidir su voto.