El Papa evita hablar de los abusos sexuales en misas de Jueves Santo
Lucía Magi, Agencias
"Los católicos no pueden aceptar las injusticias elevadas a derechos por las leyes, como los asesinatos de niños inocentes aún no nacidos". En su homilía del Jueves Santo, el Papa ha vuelto a cargar en contra del aborto, pero no ha hecho referencia alguna al escándalo de los curas pederastas que está sacudiendo la opinión pública de medio mundo.
Benedicto XVI ha celebrado esta mañana la Misa del Crisma, un rito durante el que se bendicen los aceites que se utilizan en los sacramentos y en el que los sacerdotes renuevan las promesas hechas en su ordenación (pobreza, castidad y obediencia). Tras la carta pastoral que envió a los obispos irlandeses con ocasión de la fiesta de San Juan y que condenaba las violencias sobre los menores y prometía punición, el Papa no ha vuelto sobre el tema sino con una alusión.
Eso fue antes de que los documentos, la prensa y los abogados que defienden a las presuntas víctimas hicieran que la crisis salpicara a los aposentos papales, responsabilizando directamente por encubrimiento a Ratzinger durante su etapa como prefecto para la Congregación de la Doctrina y de la Fe. Tampoco en la misa de la tarde en San Juan de Letrán, Benedicto XVI ha cambiado de estrategia.
"El mundo mira para ver lo mejor"
Quien sí ha hablado de la cuestión fue el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Angelo Bagnasco. "Ninguna sombra, aunque muy grave, dolorosa, despreciable, puede borrar el bien cumplido", ha dicho durante la misa en la Catedral de Génova. "La gente -ha relatado ante los numerosos curas presentes- os quiere, os mira con estima y a veces con un poco de curiosidad que vuestra vida solicita. El mundo nos mira con la esperanza de ver lo mejor de la humanidad y del bien". El patriarca de Venecia tampoco ha eludido la crisis: "Tengo un profundo sentido de traición y remordimiento por los crímenes de pedofilia pero también un renovado empeño en no ocultar ni uno de esos delitos, sin esconder nada, sin temblores o minimizaciones".
Mientras tanto, la prensa italiana publica (repubblica.it) que también Pablo VI estuvo al corriente de casos de abusos sobre menores y los silenció. Así lo sostienen los abogados de las víctimas en California que esgrimen una carta, de 1963, enviada por Reverendo Gerard M.C. Fitzgerald al Papa y publicada por Asociated Press. Fitzgerald era jefe de una congregación que se ocupaba de curas que por "problemas morales" no podían ejercer su misión pastoral. En su carta al Papa Montini pedía el permiso para remover algunos curas que mostraban impulsos sexuales hacia menores.
"Los católicos no pueden aceptar las injusticias elevadas a derechos por las leyes, como los asesinatos de niños inocentes aún no nacidos". En su homilía del Jueves Santo, el Papa ha vuelto a cargar en contra del aborto, pero no ha hecho referencia alguna al escándalo de los curas pederastas que está sacudiendo la opinión pública de medio mundo.
Benedicto XVI ha celebrado esta mañana la Misa del Crisma, un rito durante el que se bendicen los aceites que se utilizan en los sacramentos y en el que los sacerdotes renuevan las promesas hechas en su ordenación (pobreza, castidad y obediencia). Tras la carta pastoral que envió a los obispos irlandeses con ocasión de la fiesta de San Juan y que condenaba las violencias sobre los menores y prometía punición, el Papa no ha vuelto sobre el tema sino con una alusión.
Eso fue antes de que los documentos, la prensa y los abogados que defienden a las presuntas víctimas hicieran que la crisis salpicara a los aposentos papales, responsabilizando directamente por encubrimiento a Ratzinger durante su etapa como prefecto para la Congregación de la Doctrina y de la Fe. Tampoco en la misa de la tarde en San Juan de Letrán, Benedicto XVI ha cambiado de estrategia.
"El mundo mira para ver lo mejor"
Quien sí ha hablado de la cuestión fue el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Angelo Bagnasco. "Ninguna sombra, aunque muy grave, dolorosa, despreciable, puede borrar el bien cumplido", ha dicho durante la misa en la Catedral de Génova. "La gente -ha relatado ante los numerosos curas presentes- os quiere, os mira con estima y a veces con un poco de curiosidad que vuestra vida solicita. El mundo nos mira con la esperanza de ver lo mejor de la humanidad y del bien". El patriarca de Venecia tampoco ha eludido la crisis: "Tengo un profundo sentido de traición y remordimiento por los crímenes de pedofilia pero también un renovado empeño en no ocultar ni uno de esos delitos, sin esconder nada, sin temblores o minimizaciones".
Mientras tanto, la prensa italiana publica (repubblica.it) que también Pablo VI estuvo al corriente de casos de abusos sobre menores y los silenció. Así lo sostienen los abogados de las víctimas en California que esgrimen una carta, de 1963, enviada por Reverendo Gerard M.C. Fitzgerald al Papa y publicada por Asociated Press. Fitzgerald era jefe de una congregación que se ocupaba de curas que por "problemas morales" no podían ejercer su misión pastoral. En su carta al Papa Montini pedía el permiso para remover algunos curas que mostraban impulsos sexuales hacia menores.