Detenidos en México tres sicarios de La Familia
Pablo Ordaz, México
En esto del narcotráfico no hay que fiarse de los motes. Sin ir más lejos, uno de los sicarios más poderosos del crimen organizado en México atiende por el apodo de La Barbie. Y los tres detenidos el pasado lunes por la Policía Federal bien podrían formar un trío humorístico -El Borrego, La Lore y El Aguacate- si no fuera porque, cuando les dieron el alto, no eran precisamente matasuegras lo que portaban, sino cinco armas de alto poder, cientos de cartuchos listos para ser disparados y un lote de granadas de fragmentación. Los tres pertenecen al cartel de La Familia y los investigadores acusan a El Borrego, José Manuel Cuevas Arias, de ser el jefe de la plaza de Guanajuato (en el centro del país) y de haber participado en los asesinatos de al menos cuatro policías federales.
Aunque, siempre según la policía, no eran sólo policías los que llevaba en su mira El Borrego. También se le acusa de haber participado en los asesinatos de un buen número de sicarios rivales, así como de distribuir droga y dirigir extorsiones en varios municipios del centro de México, lo que le granjeó el aprecio de sus jefes y su consiguiente ascenso en el escalafón. Las detenciones, según la Policía, vienen a confirmar que el poderoso cartel de El Golfo se está sirviendo de sicarios de la Familia para disputar diversas plazas a Los Zetas, sus antiguos aliados.
Nuevas alianzas en México
El cambio de alianzas entre los grupos de malhechores, debido en buena parte al acoso de las autoridades, es una de las causas del aumento exponencial de la violencia en México. No hay día que los periódicos no traigan noticias de enfrentamientos en todo el país, lo que llevó ayer a las autoridades de Estados Unidos a emitir una nueva alerta para que sus conciudadanos eviten en lo posible viajar al vecino del sur. "La violencia", dice un comunicado del Departamento de Estado, "se ha incrementado. Es obligatorio que los ciudadanos estadounidenses entiendan los riesgos en México, cómo evitar situaciones peligrosas de la mejor manera posible y a quién contactar si son víctimas".
Si son víctimas de un secuestro, por ejemplo, lo van a tener desde ahora un poco más complicado. Porque, desde hace una semana, no se tienen noticias del paradero del jefe antisecuestros del Distrito Federal, Édgar Contreras Silva. Sólo se sabe que la última vez que se le vio fue el 5 de abril, saliendo de las instalaciones de la policía. Andaba detrás de una banda de secuestradores que se dedica a retener durante unas horas a los transportistas que circulan por las carreteras aledañas a la ciudad de México para apoderarse de sus mercancías.
En esto del narcotráfico no hay que fiarse de los motes. Sin ir más lejos, uno de los sicarios más poderosos del crimen organizado en México atiende por el apodo de La Barbie. Y los tres detenidos el pasado lunes por la Policía Federal bien podrían formar un trío humorístico -El Borrego, La Lore y El Aguacate- si no fuera porque, cuando les dieron el alto, no eran precisamente matasuegras lo que portaban, sino cinco armas de alto poder, cientos de cartuchos listos para ser disparados y un lote de granadas de fragmentación. Los tres pertenecen al cartel de La Familia y los investigadores acusan a El Borrego, José Manuel Cuevas Arias, de ser el jefe de la plaza de Guanajuato (en el centro del país) y de haber participado en los asesinatos de al menos cuatro policías federales.
Aunque, siempre según la policía, no eran sólo policías los que llevaba en su mira El Borrego. También se le acusa de haber participado en los asesinatos de un buen número de sicarios rivales, así como de distribuir droga y dirigir extorsiones en varios municipios del centro de México, lo que le granjeó el aprecio de sus jefes y su consiguiente ascenso en el escalafón. Las detenciones, según la Policía, vienen a confirmar que el poderoso cartel de El Golfo se está sirviendo de sicarios de la Familia para disputar diversas plazas a Los Zetas, sus antiguos aliados.
Nuevas alianzas en México
El cambio de alianzas entre los grupos de malhechores, debido en buena parte al acoso de las autoridades, es una de las causas del aumento exponencial de la violencia en México. No hay día que los periódicos no traigan noticias de enfrentamientos en todo el país, lo que llevó ayer a las autoridades de Estados Unidos a emitir una nueva alerta para que sus conciudadanos eviten en lo posible viajar al vecino del sur. "La violencia", dice un comunicado del Departamento de Estado, "se ha incrementado. Es obligatorio que los ciudadanos estadounidenses entiendan los riesgos en México, cómo evitar situaciones peligrosas de la mejor manera posible y a quién contactar si son víctimas".
Si son víctimas de un secuestro, por ejemplo, lo van a tener desde ahora un poco más complicado. Porque, desde hace una semana, no se tienen noticias del paradero del jefe antisecuestros del Distrito Federal, Édgar Contreras Silva. Sólo se sabe que la última vez que se le vio fue el 5 de abril, saliendo de las instalaciones de la policía. Andaba detrás de una banda de secuestradores que se dedica a retener durante unas horas a los transportistas que circulan por las carreteras aledañas a la ciudad de México para apoderarse de sus mercancías.