Con triplete de Olic, Bayern pasó a la final de la Champions
Lyon, Agencias
Nueve años después, Bayern Munich volverá a disputar una final de la UEFA Champions League tras arrollar y dejar en la cuneta a un voluntarioso pero ineficaz Olympique de Lyon.
El conjunto bávaro dio una lección de realismo. Con un juego discreto basado en un orden cartesiano y en los destellos técnicos de Robben, se llevó del estadio de Gerland un más que abultado botín.
Ivica Olic firmó los tres goles con los que el equipo alemán prolongó la maldición francesa. Nunca un equipo galo había sobrevivido en una semifinal europea ante una escuadra teutona. Y así seguirá siendo.
El Olympique salió con ganas de guerra, a retar de cara al coloso alemán. Nada que ver con la lamentable racanería que exhibió en tierras alemanas. El ambiente invitaba, con las gradas volcadas con el equipo como nunca. Claude Puel introdujo un triplete ofensivo con Lisandro López en punta acompañado por dos flechas, Bastos y Govou.
Pero toda la osadía ofensiva quedó ahí. El técnico lionés, prudente como es, llenó el centro del campo de músculo con Gonalons, Makoun y Delgado, para frenar las contras bávaras.
Van Gaal no se quedó atrás y para frenar la salida en tromba de la escuadra francesa sorprendió con la alineación del turco Altintop y colocó a Muller en la medular, en detrimento de un segundo delantero.
La apuesta le salió a la perfección al holandés. Tan nervioso estaba el once francés que a los dos minutos Muller no marcó de milagro. Cris se resbaló y dejó el balón en las botas de Olic, cuyo centro no supo rematar totalmente solo el centrocampista germano. Inexplicablemente el balón se le fue fuera pegado al palo.
El Olympique pareció no reponerse del susto. No lograba combinar en el centro del campo, donde Van Bommel hacía y deshacía a su antojo.
Los ataques lioneses eran respondidos por veloces contras y cuando se tiene a un malabarista como Robben delante todo es más fácil.
Dado que el holandés centraba toda la atención de la defensa gala, el Bayern creó sus mejores ocasiones por la banda derecha. A punto de llegar a la media hora se cumplieron los peores presagios para los locales.
Muller se adentró en el área y logró conectar con Olic. El croata controló bien, se revolvió y asestó una puñalada mortal al conjunto lionés. Lloris nada pudo hacer ante el disparo a quemarropa.
Ante semejante panorama, al Lyon sólo le quedaba apelar a la épica. Pero ni por esas. Bastos tuvo en sus pies el gol del empate pocos minutos después. Solo se quedó ante el arquero, con el balón controlado y tiempo para pensar. Pero disparó flojo y desviado.
Tras el descanso, Puel no tuvo otro remedio que jugársela e introducir a un segundo delantero, Gomis, a costa de desproteger la defensa.
El ataque lionés no mejoró. Los nervios seguían a flor de piel y uno que los perdió definitivamente sin duda fue Cris. El defensor brasileño cortó una jugada al límite de la tarjeta. El árbitro se la sacó y su reacción fue tan airada que se ganó la segunda.
Ahí acabó el partido para el Olympique de Lyon y su brillante campaña europea.
Marcar tres goles al Bayern en inferioridad numérica era ya una misión imposible.
El conjunto alemán además no tardó aprovecharse de su maltrecho y desquiciado rival, y le puso la frutilla al postre. Olic se encargó de rubricar el festival alemán con un triplete, al recibir un pase de Altintop en la espalda de la defensa y cabecear un centro perfecto.
Nueve años después, Bayern Munich volverá a disputar una final de la UEFA Champions League tras arrollar y dejar en la cuneta a un voluntarioso pero ineficaz Olympique de Lyon.
El conjunto bávaro dio una lección de realismo. Con un juego discreto basado en un orden cartesiano y en los destellos técnicos de Robben, se llevó del estadio de Gerland un más que abultado botín.
Ivica Olic firmó los tres goles con los que el equipo alemán prolongó la maldición francesa. Nunca un equipo galo había sobrevivido en una semifinal europea ante una escuadra teutona. Y así seguirá siendo.
El Olympique salió con ganas de guerra, a retar de cara al coloso alemán. Nada que ver con la lamentable racanería que exhibió en tierras alemanas. El ambiente invitaba, con las gradas volcadas con el equipo como nunca. Claude Puel introdujo un triplete ofensivo con Lisandro López en punta acompañado por dos flechas, Bastos y Govou.
Pero toda la osadía ofensiva quedó ahí. El técnico lionés, prudente como es, llenó el centro del campo de músculo con Gonalons, Makoun y Delgado, para frenar las contras bávaras.
Van Gaal no se quedó atrás y para frenar la salida en tromba de la escuadra francesa sorprendió con la alineación del turco Altintop y colocó a Muller en la medular, en detrimento de un segundo delantero.
La apuesta le salió a la perfección al holandés. Tan nervioso estaba el once francés que a los dos minutos Muller no marcó de milagro. Cris se resbaló y dejó el balón en las botas de Olic, cuyo centro no supo rematar totalmente solo el centrocampista germano. Inexplicablemente el balón se le fue fuera pegado al palo.
El Olympique pareció no reponerse del susto. No lograba combinar en el centro del campo, donde Van Bommel hacía y deshacía a su antojo.
Los ataques lioneses eran respondidos por veloces contras y cuando se tiene a un malabarista como Robben delante todo es más fácil.
Dado que el holandés centraba toda la atención de la defensa gala, el Bayern creó sus mejores ocasiones por la banda derecha. A punto de llegar a la media hora se cumplieron los peores presagios para los locales.
Muller se adentró en el área y logró conectar con Olic. El croata controló bien, se revolvió y asestó una puñalada mortal al conjunto lionés. Lloris nada pudo hacer ante el disparo a quemarropa.
Ante semejante panorama, al Lyon sólo le quedaba apelar a la épica. Pero ni por esas. Bastos tuvo en sus pies el gol del empate pocos minutos después. Solo se quedó ante el arquero, con el balón controlado y tiempo para pensar. Pero disparó flojo y desviado.
Tras el descanso, Puel no tuvo otro remedio que jugársela e introducir a un segundo delantero, Gomis, a costa de desproteger la defensa.
El ataque lionés no mejoró. Los nervios seguían a flor de piel y uno que los perdió definitivamente sin duda fue Cris. El defensor brasileño cortó una jugada al límite de la tarjeta. El árbitro se la sacó y su reacción fue tan airada que se ganó la segunda.
Ahí acabó el partido para el Olympique de Lyon y su brillante campaña europea.
Marcar tres goles al Bayern en inferioridad numérica era ya una misión imposible.
El conjunto alemán además no tardó aprovecharse de su maltrecho y desquiciado rival, y le puso la frutilla al postre. Olic se encargó de rubricar el festival alemán con un triplete, al recibir un pase de Altintop en la espalda de la defensa y cabecear un centro perfecto.