China: cinco niños heridos tras un ataque con martillo

Redacción
BBC Mundo

La psicosis de ataques contra escuelas ha forzado a las autoridades a adoptar más medidas de seguridad.
Cinco niños resultaron heridos en un jardín de infancia en el noreste de China cuando fueron atacados por un hombre con un martillo, quien después se suicidó.
Se trata del tercer ataque contra escuelas chinas en tres días.

El hombre, al parecer un granjero local, irrumpió en la escuela primaria de Shangzhuang, en la ciudad de Weifang, montado en una motocicleta, atacando a un profesor que quiso detenerle.
Después se abalanzó a martillazos contra los niños, tomando a dos de ellos en brazos antes de prenderse fuego tras verter gasolina sobre sí mismo.
Algunos profesores presentes consiguieron arrebatarle los niños de las manos justo a tiempo.
Ola de ataques

Esto ocurrió justo el día en que un médico chino fue ejecutado en la provincia de Fujian por apuñalar el pasado 23 de marzo a 13 alumnos en la puerta de una escuela, matando a ocho de ellos.
Esta ola de ataques ha provocado consternación en China, un país donde incidentes violentos de este tipo son extraños, señaló el corresponsal de la BBC en Shanghái, Chris Hogg.

Ji Jianlin, profesor de psicología de la Universidad Fudan de Shanghái, afirmó a la BBC que "los ataques comparten una característica en común: todos son efectuados por personas resentidas con la sociedad que intentan vengarse atacando a los más jóvenes y vulnerables".
Ji dijo que habría un "efecto imitación", pero añadió que el problema de fondo es la falta de apoyo social y psicológico en una sociedad que está experimentando cambios vertiginosos.
Más seguridad

Muchas escuelas chinas aumentaron las medidas de seguridad tras una ola de ataques en 2004.
Algunas emplean a guardias profesionales, pero estos últimos incidentes han generado llamados para aumentar aún más la seguridad.
El ministerio de Educación ofreció reforzar la seguridad a comienzos de este mes, además de enseñar medidas de protección a estudiantes y profesores y asegurarse de que los niños vuelvan a casa acompañados.

Sin embargo, el corresponsal apunta que estas medidas son caras y al final del día es poco lo que se puede hacer para prevenir estos ataques.

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