Boca volvió a perder y está en el fondo del mar
Después de casi 20 años, Rosario Central logró imponerse como visitante a Boca Juniors por 2-1, aprovechando uno de los peores momentos de la historia xeneize, en un partido mal jugado, accidentado y con un arbitraje de Rafael Furchi a tono con las circunstancias.
Martín Palermo muestra su fastidio en el cotejo que Boca perdió ante Central en la Bombonera.
El equipo rosarino se puso en ventaja 1-0 con un gol anotado por Adrián De León sobre el final del primer tiempo, pero en el complemento Boca alcanzó la merecida igualdad a través de Nicolás Gaitán.
Y a minutos del cierre, cuando los "canallas" ya celebraban el empate, impensadamente Milton Caraglio encontró el tanto de la victoria por una fallida salida del arquero Javier García. Para colmo, de inmediato Furchi expulsó a Juan Román Riquelme por exceso verbal, con lo cual el armador no estará ante Colón el jueves próximo en Santa Fe.
Fue el mejor de los regresos para Leonardo Madelón al banco de Central. Si bien los rosarinos se mostraron inseguros, timoratos, no supieron aprovechar la ventaja que habían sacado y estuvieron expuestos a la derrota, por nuevas fallas de Boca se quedaron con tres puntos de enorme valor en su lucha por evitar la promoción.
Boca fue confuso, desordenado y por momentos pareció navegar a la deriva durante la etapa inicial. Hasta allí, la tribuna optó por dedicarle los insultos al presidente Jorge Amor Ameal y le dio cierto crédito al equipo y al técnico Abel Alves ante una posible remontada en el segundo tiempo.
En el período complementario, a falta de otros argumentos, Boca contó con la energía suficiente para empujar a su adversario contra su arco, pese a lo cual sus dudas y sus carencias estructurales terminaron por costarle otra derrota.
El primer tiempo estuvo a tono con la actualidad de los dos equipos, ya que sobraron las imprecisiones y aparecieron muy pocas ideas. Boca intentó asegurar la pelota pero fue lento. Riquelme recibió siempre incómodo, otros jugadores, como Ezequiel Muñoz o Luciano Fabián Monzón, se sacaban la pelota de encima. Por eso la única fórmula para acercarse a Hernán Galíndez fueron los centros aéreos.
Central propuso un 4-4-2, con un mediocampo muy combativo. Empezó cediendo mucho terreno pero fue ganando en confianza con el correr de los minutos.
Antes de la apertura del marcador las dos situaciones de gol más claras le habían correspondido al equipo rosarino. A los 24 Milton Caraglio bajó la pelota en la entrada del área y Mario Paglialunga, de frente al arco, remató de zurda a la posición de Javier García.
A los 24 Jesús Méndez, de floja labor en esa etapa, perdió la pelota cerca del área y Caraglio jugó a la derecha para la llegada de Jonatan Gómez, cuyo derechazo cruzado exigió otra buena respuesta del arquero local.
Por entonces los errores del fondo de Boca se hacían cada vez más notorios y la mejor demostración fue el gol a los 43: Gervasio Núñez ejecutó un corner desde la izquierda, Guillermo Burdisso le ganó fácil en lo alto a Muñoz y, en el caminó, De León, completamente libre, desvió el balón para establecer el 1-0 parcial.
Durante casi todo el segundo período, Boca, a despecho de sus impurezas, fue protagonista casi excluyente, ante un Central que retrocedió y aguantó como pudo. Riquelme, estacionado sobre la izquierda, fue el gestor de las mejores acciones de su equipo, juntándose bien por momentos con Monzón, Cristian Chávez y Gaitán. Sobre el cuarto de hora, un muy buen remate del número 10 produjo un rechazo de Galíndez que aprovechó Gaitán para empatar.
Sin la debida claridad, Boca pudo haber aumentado, por ejemplo con un remate de Chávez a los 26 y otro de Méndez un minuto más tarde, que se fueron por sobre el travesaño. Central prácticamente no se había acercado al arco de García cuando a los 40, Furchi, que venía cometiendo repetidos errores, interpretó como intencional una mano de Chávez que no pareció tal.
Ejecutó el tiro libre Diego Chitzoff desde la izquierda, Monzón rechazó mal, García dudó primero y después salió a destiempo y, tras una asistencia de cabeza de Burdisso, Caraglio, con otro cabezazo, convirtió el gol que definió el partido. Enseguida se fue expulsado Riquelme por exceso verbal.
Para Central terminó siendo un día de fiesta, pese a que por milésimas sigue en zona de promoción. Mientras, Boca sigue sumido en la oscuridad. En el camino hacia el túnel, los hinchas xeneizes abrieron el abanico hacia técnico y jugadores para destinar lo peores insultos.