Un capricho innecesario de Evo

El gobierno del MAS parece disfrutar de la dificultad, por eso inventa ante su inexistencia. En los cuatro años anteriores, Evo Morales consiguió imponerse a los obstáculos que la oposición exhibió en su desesperación, desatando en el oficialismo una suerte de adicción al reto, no aconsejable políticamente.

Evo Morales, al parecer mareado con su reelección por el 64 por ciento del electorado, toma una línea autoritaria que podemos anticipar como peligrosa, ante la probabilidad de provocar un lamentable retroceso en el camino recorrido, de importante sacrificio para ese pueblo que lo respalda. ¿Qué necesidad había para imponer la frase “patrio o muerte, venceremos” que se vincula con la revolución cubana? Su sentido no es contrario al sentimiento boliviano, pero no dejar de ser una identificación de un proceso de cambio distinto y polémico, con el añadido de que fue utilizado por el ejército rebelde del Che que fue derrotado en Ñancahuazú. Y no resulta aconsejable imponerle su slogan al Ejército regular antagónico que estuvo en los combates, aunque su sentido, sin prejuicios, exprese un sentimiento coincidente, el de morir por la patria, hecho demostrado en las guerras libradas.

Además, como capital general de las Fuerzas Armadas, por mandato constitucional, el presidente Evo Morales, ha dispuesto que los estandartes y uniformes militares lleven la whipala campesina como bandera de guerra, según explicó, en aplicación de lo determinado por el texto constitucional. ¿Había necesidad de escarbar el avispero? Con esa iniciativa no se logra un mayor avance del cambio, como que el dejar para después no representaba, en absoluto, frenar el progreso. No obstante, abre fisuras incluso entre quienes no se mostraban antagónicos. Posibilita que horaden su estabilidad, perjudicando a una administración que podría ser exitosa, ante cuyo resultado podría después introducir sus innovaciones.

En cuanto a la frase “patria o muerte, venceremos” se explicó ante reacciones adversas, que no es una sustitución a “subordinación y constancia”, sino una complementación. Disipa en algo el disgusto, pero no dejar de ser un capricho supuestamente revolucionario, y paradójicamente perjudicial. JNN

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