¿Por quién votar?
Los cochabambinos ante la proximidad de las elecciones a gobernador y alcalde, además de consejero y concejales, han llegado al penoso convencimiento de la mediocridad alcanzada. Ningún distrito del país tiene candidatos de tan baja calidad, sin discriminar posiciones por ideología, algo ausente en casi todos.
Hay gente de mejor nivel en sus distintos segmentos y en las diferentes posiciones, pero se niegan participar, ni con el pretexto de salvar el honor de la región. La actividad política ha perdido todo prestigio por su largo historial de corrupción y probablemente, ante la imposibilidad de sacar adelante proyectos concebidos con responsabilidad y sana intención, debido a las presiones irracionales de grupos solventados por oscuros politiqueros . Muchos han preferido automarginarse, sin importar el destino del departamento y el país, aunque sin dejar de lamentar lo que acontece.
Se escucha estos días en las calles, en medio de la exhortaciones al cambio y el progreso, el dilema “por quién votar”, ante la evidencia de que el abstenerse o votar en blanco, no significa nada. La presunta solución sería apoyar al menos malo, ¿quién sería el menos malo?, el conflicto tampoco queda resuelto por ese lado. Habrá que pensar seriamente en el futuro de Cochabamba, por ahora devaluado en todos su niveles, pero inevitablemente será después, por ahora, ya no hay tiempo. JNN
Hay gente de mejor nivel en sus distintos segmentos y en las diferentes posiciones, pero se niegan participar, ni con el pretexto de salvar el honor de la región. La actividad política ha perdido todo prestigio por su largo historial de corrupción y probablemente, ante la imposibilidad de sacar adelante proyectos concebidos con responsabilidad y sana intención, debido a las presiones irracionales de grupos solventados por oscuros politiqueros . Muchos han preferido automarginarse, sin importar el destino del departamento y el país, aunque sin dejar de lamentar lo que acontece.
Se escucha estos días en las calles, en medio de la exhortaciones al cambio y el progreso, el dilema “por quién votar”, ante la evidencia de que el abstenerse o votar en blanco, no significa nada. La presunta solución sería apoyar al menos malo, ¿quién sería el menos malo?, el conflicto tampoco queda resuelto por ese lado. Habrá que pensar seriamente en el futuro de Cochabamba, por ahora devaluado en todos su niveles, pero inevitablemente será después, por ahora, ya no hay tiempo. JNN