Piñera toma las riendas de Chile
Santiago.- El empresario multimillonario Sebastián Piñera ha tomado las riendas de Chile de manos de Michelle Bachelet en lo que ha sido un traspaso de poderes histórico, ya que por primera vez desde que cayó la dictadura de Augusto Pinochet la derecha ocupa La Moneda.
El político conservador ha sido investido en una ceremonia celebrada en la sede del Congreso chileno, en el puerto de Valparaíso. La toma de posesión ha sido austera. No se han visto los festejos que se esperaban en esta fecha tan importante para el ala conservadora del país. Los festejos incluían actos en las calles y actividades culturales y artísticas para celebrar el término de 20 años de Gobierno de la izquierda que llegó al poder en 1990 tras derrotar a la dictadura. Sin embargo, Piñera ha debido conformarse con una investidura sin mucha pompa en un país que luce gris tras haber sido lastrado por uno de los peores seísmos del último siglo.
El nuevo mandatario chileno, de 60 años, recibió la banda presidencial de manos del presidente del Senado, Jorge Pizarro, mientras en la zona se dejaban sentir varios seísmos. Los fuertes temblores, de magnitud 6,9 grados en la escala de Richter, han llevado al Ejército a emitir una alerta de tsunami. Por ello, Piñera, que pensaba trasladarse a Concepción, ha cambiado su agenda y ha decidido viajar hasta Rancagua, que ha sufrido daños por los temblores.
El Príncipe de Asturias se encontraba en la sede del Parlamento, esperando el juramento de Piñera, cuando ocurrieron los seísmos. El heredero de la corona española ha dicho que no le asustan "mientras no vea a los chilenos preocupados".
Desafío de reconstrucción
Sebastián Piñera, un inversionista de 60 años que ha triunfado en los negocios, se ha convertido hoy en el trigésimo octavo presidente de Chile.
Con una fortuna que la revista Forbes ha calculado en 2.200 millones de dólares, Piñera llega a La Moneda para aplicar "una nueva forma de gobernar", pero el terremoto del 27 de febrero le obligará a cambiar de planes para dedicarse a la reconstrucción de un maltrecho país.
"A pesar de toda la adversidad, nada se nos ha regalado, todo lo demás lo hemos conquistado con trabajo, en medio de la adversidad se mide la valentía de un pueblo y sé que tenemos un pueblo valiente, trabajador, que está preparado para enfrentar la adversidad", ha dicho el nuevo gobernante en una breve declaración tras la ceremonia de investidura. .
El seísmo marca la gestión de Piñera, que el pasado 17 de enero venció en las urnas, en segunda ronda, a Eduardo Frei, candidato de la Concertación, por un estrecho margen. El flamante mandatario chileno, que se rodeó de un equipo de ministros de marcado perfil empresarial y técnico, ya anunció que deberá rehacer su programa de gobierno debido a la catástrofe, que causó 497 muertos identificados, dos millones de damnificados y una gran destrucción material, aún no cuantificada por completo.
Frente al terremoto, Piñera se fijó tres etapas: la primera encontrar a los desaparecidos, restablecer los servicios básicos y reactivar el aparato productivo; la segunda, reformular el programa de gobierno que tenía antes de la catástrofe; y la tercera, poner en marcha su plan de reconstrucción "Levantemos Chile".
Partido de fútbol con Morales
A un día de tomar posesión, Piñera y el presidente de Bolivia, Evo Morales, iniciaron una nueva etapa en sus relaciones diplomáticas con un partido de fútbol solidario para recaudar fondos dirigidos a los damnificados por el terremoto.
En el descanso entre los dos tiempos de 25 minutos cada uno, el presidente electo aseguró, en declaraciones que recoge la La Tercera, que su Gobierno buscará "las mejores relaciones con los países latinoamericanos, especialmente con nuestros vecinos". Piñera ha expresado también su deseo de resolver las diferencias entre Chile y los países de la región "con diálogo y no descalificaciones, (y) mucho menos con violencia".
Morales destacó su voluntad de "construir una buena amistad mediante el deporte" y generar "confianza de presidente a presidente, de gobierno a gobierno, y entre nuestros pueblos hermanos vecinos de Bolivia y de Chile".
Piñera y Morales jugaron en el mismo equipo junto a ex futbolistas como Marcelo Salas, Elías Figueroa y Carlos Caszely, quienes fueron aplaudidos por la afición presente en el estadio. La simbólica contienda terminó en un 2-0, con goles de Sebastián Piñera y de uno de sus hijos. Finalizado el segundo tiempo, el futuro mandatario entregó un trofeo a Morales, quien se mostró agradecido y prometió un segundo encuentro en territorio boliviano.
El político conservador ha sido investido en una ceremonia celebrada en la sede del Congreso chileno, en el puerto de Valparaíso. La toma de posesión ha sido austera. No se han visto los festejos que se esperaban en esta fecha tan importante para el ala conservadora del país. Los festejos incluían actos en las calles y actividades culturales y artísticas para celebrar el término de 20 años de Gobierno de la izquierda que llegó al poder en 1990 tras derrotar a la dictadura. Sin embargo, Piñera ha debido conformarse con una investidura sin mucha pompa en un país que luce gris tras haber sido lastrado por uno de los peores seísmos del último siglo.
El nuevo mandatario chileno, de 60 años, recibió la banda presidencial de manos del presidente del Senado, Jorge Pizarro, mientras en la zona se dejaban sentir varios seísmos. Los fuertes temblores, de magnitud 6,9 grados en la escala de Richter, han llevado al Ejército a emitir una alerta de tsunami. Por ello, Piñera, que pensaba trasladarse a Concepción, ha cambiado su agenda y ha decidido viajar hasta Rancagua, que ha sufrido daños por los temblores.
El Príncipe de Asturias se encontraba en la sede del Parlamento, esperando el juramento de Piñera, cuando ocurrieron los seísmos. El heredero de la corona española ha dicho que no le asustan "mientras no vea a los chilenos preocupados".
Desafío de reconstrucción
Sebastián Piñera, un inversionista de 60 años que ha triunfado en los negocios, se ha convertido hoy en el trigésimo octavo presidente de Chile.
Con una fortuna que la revista Forbes ha calculado en 2.200 millones de dólares, Piñera llega a La Moneda para aplicar "una nueva forma de gobernar", pero el terremoto del 27 de febrero le obligará a cambiar de planes para dedicarse a la reconstrucción de un maltrecho país.
"A pesar de toda la adversidad, nada se nos ha regalado, todo lo demás lo hemos conquistado con trabajo, en medio de la adversidad se mide la valentía de un pueblo y sé que tenemos un pueblo valiente, trabajador, que está preparado para enfrentar la adversidad", ha dicho el nuevo gobernante en una breve declaración tras la ceremonia de investidura. .
El seísmo marca la gestión de Piñera, que el pasado 17 de enero venció en las urnas, en segunda ronda, a Eduardo Frei, candidato de la Concertación, por un estrecho margen. El flamante mandatario chileno, que se rodeó de un equipo de ministros de marcado perfil empresarial y técnico, ya anunció que deberá rehacer su programa de gobierno debido a la catástrofe, que causó 497 muertos identificados, dos millones de damnificados y una gran destrucción material, aún no cuantificada por completo.
Frente al terremoto, Piñera se fijó tres etapas: la primera encontrar a los desaparecidos, restablecer los servicios básicos y reactivar el aparato productivo; la segunda, reformular el programa de gobierno que tenía antes de la catástrofe; y la tercera, poner en marcha su plan de reconstrucción "Levantemos Chile".
Partido de fútbol con Morales
A un día de tomar posesión, Piñera y el presidente de Bolivia, Evo Morales, iniciaron una nueva etapa en sus relaciones diplomáticas con un partido de fútbol solidario para recaudar fondos dirigidos a los damnificados por el terremoto.
En el descanso entre los dos tiempos de 25 minutos cada uno, el presidente electo aseguró, en declaraciones que recoge la La Tercera, que su Gobierno buscará "las mejores relaciones con los países latinoamericanos, especialmente con nuestros vecinos". Piñera ha expresado también su deseo de resolver las diferencias entre Chile y los países de la región "con diálogo y no descalificaciones, (y) mucho menos con violencia".
Morales destacó su voluntad de "construir una buena amistad mediante el deporte" y generar "confianza de presidente a presidente, de gobierno a gobierno, y entre nuestros pueblos hermanos vecinos de Bolivia y de Chile".
Piñera y Morales jugaron en el mismo equipo junto a ex futbolistas como Marcelo Salas, Elías Figueroa y Carlos Caszely, quienes fueron aplaudidos por la afición presente en el estadio. La simbólica contienda terminó en un 2-0, con goles de Sebastián Piñera y de uno de sus hijos. Finalizado el segundo tiempo, el futuro mandatario entregó un trofeo a Morales, quien se mostró agradecido y prometió un segundo encuentro en territorio boliviano.