Obama logró la reforma sanitaria
Carlos Chirinos, BBC Mundo, Washington
Barack Obama se anotó un importante triunfo con la aprobación de la reforma de salud.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se anotó el domingo el mayor triunfo en lo que va de su mandato, al lograr que el Congreso aprobara el proyecto de reforma de salud que promovió desde que llegó a la Casa Blanca.
En un breve discurso dado casi a medianoche, tras conocerse el resultado de la votación en la Cámara de Representantes, Obama afirmó: "Esta noche atendimos el llamado de la historia que tantas generaciones han tenido antes de nosotros".
"La votación de hoy responde a las plegarias de todo estadounidense que esperaba profundamente que se hiciera algo sobre un sistema de salud que trabaja para las compañías aseguradoras pero no para la gente común", dijo el mandatario.
Según Obama, para los ciudadanos el debate sobre la salud no era sobre izquierda o derecha, republicanos o demócratas, sino "sobre algo mucho más personal", como el aumento constante del costo de los seguros y los servicios médicos.
"Así luce el cambio", dijo el presidente haciendo una referencia a la consigna de su campaña electoral y a las críticas de algunos que aseguran que no hay nada diferente en la manera de hacer política en Washington.
Pese a que aseguró que no era un cambio radical, lo calificó de transformación "mayor", y aunque reconoció que no soluciona todos los males del sistema de salud, "nos pone en la dirección correcta".
Victoria por pequeño margen
La victoria se logró por 219 votos, solo tres más del mínimo requerido, contra 212. Ningún republicano votó por el proyecto que los demócratas consideran una reforma "histórica" al introducir las más importantes modificaciones al sistema de bienestar de los Estados Unidos desde mediados de la década de los años 60.
La nueva ley prevé que unos 31 millones de ciudadanos que actualmente carecen de seguros médicos puedan recibir cobertura, algunos de ellos usando subsidios gubernamentales y descuentos fiscales.
La nueva ley
• La nueva legislación hace obligatorio que los ciudadanos contraten seguros de salud. Las familias de cuatro personas con ingresos por debajo de los US$88.000 anuales recibirán subsidios del gobierno.
• La industria aseguradora tendrá nuevas regulaciones que impedirán la práctica de ponerle límites de por vida a deteminadas pólizas de salud, negarles cobertura por enfermedades preexistentes o la cancelación de planes a clientes enfermos.
• A partir del 2014 se creará una "bolsa de seguros" que permitirá a muchos estadounidenses y a pequeñas empresas contratar seguros a más bajos precios.
• Además, los padres podrán mantener asegurados en sus contratos a sus hijos hasta que cumplan los 26 años.
De esta manera, el 95% de los estadounidenses estará cubierto por algún seguro de salud. Quedarán fuera aún unos cinco millones, más los 12 millones de inmigrantes indocumentados que se calcula que hay en el país.
Sin embargo, los representantes republicanos consideran que aumentará el gasto público, la intervención del gobierno en la prestación de servicios de salud y hasta que facilitará la práctica de abortos.
"Deterioro del decoro"
De hecho, en un último intento por bloquear la ley, la noche del domingo la bancada opositora presentó una moción para regresar la ley a Comité para que se "aclarara" el lenguaje sobre aborto.
La moción no prosperó tras un apasionado debate en el que el demócrata, Bark Stupak, uno de los representantes antiaborto del partido de gobierno, defendió la redacción del texto, el que -consideró- ofrecía garantías suficientes.
La mañana del domingo, la Casa Blanca tuvo que presentar una orden ejecutiva ratificando la prohibición del uso de fondos federales para la realización de abortos.
Aunque ese bloqueo está establecido en varias leyes, el presidente Obama accedió a firmar el decreto para asegurarse el voto de Stupack y otros demócratas que no estaban del todo convencidos de que el lenguaje del proyecto de reforma respetara esas limitaciones.
En medio de las palabras de Stupack hubo lo que los familiarizados con el protocolo parlamentario definieron como un "deterioro del decoro", cuando desde la bancada republicana alguien le gritó "asesino de niños".
En enero pasado, durante el discurso del estado de la Unión, otro republicano le gritó "mentiroso" al presidente Obama cuando hablaba del plan de reforma sanitaria, lo que sorprendió desagradablemente hasta a los propios opositores, poco acostumbrados a este tipo de explosiones verbales.
Brecha bipartidista
Pero tanto las expresiones de ese tipo, como la votación reflejan la profunda brecha que se abrió entre los dos partidos estadounidenses durante el año que estuvieron debatiendo la reforma.
Desde que lanzó la iniciativa a principios del 2009 el presidente decía aspirar a que se llegara a una "ley bipartidista", en la que estuvieran reflejadas las opiniones de ambos sectores.
Los representantes republicanos consideran que aumentará el gasto público, la intervención del gobierno en la prestación de servicios de salud y hasta que facilitará la práctica de abortos.
Ese esfuerzo lo mantuvo la Casa Blanca hasta el mes pasado, cuando tras la llamada Cumbre de la Salud, a la que Obama invitó a congresistas de lado y lado, quedó claro que la oposición sólo aceptaría empezar a discutir el proyecto desde el principio, desechando las versiones que ya habían aprobado las dos cámaras a fines del años pasado.
Los demócratas consideraron que los republicanos trataban de postergar la votación sobre la reforma, en la esperanza de que los imperativos de la campaña para las elecciones parlamentarias de noviembre forzaran a muchos demócratas a retirar su apoyo al plan.
Capacidad de recuperación
El resultado demuestra una gran capacidad de recuperación por parte de Obama, luego de que a principios del año su plan luciera condenado al fracaso con la pérdida del escaño por Massachussets que ocupó el fallecido Edward Kennedy y con él la súper mayoría demócrata en el Senado.
Por eso en los últimos meses el mandatario se involucró más en el debate e incluso presentó un texto a consideración de los congresistas, a quienes había dejado el trabajo de redactar la ley para evitar que se hablara de injerencia del Ejecutivo sobre el Legislativo.
Se que no fue un voto fácil para mucha gente, pero fue el voto correcto
Presidente de Estados Unidos, Barack Obama
Según algunos analistas, la Casa Blanca se mostró "demasiado cautelosa" de no repetir la experiencia que tuvo Bill Clinton cuando quiso promover una reforma similar y falló por lo que muchos consideraron presión excesiva de la presidencia.
Vista la recuperación de la iniciativa presidencial, algunos en el Congreso creen ahora que una mayor intervención de Obama habría ayudado a concretar una votación mucho antes.
"Se que no fue un voto fácil para mucha gente, pero fue el voto correcto", reconoció el presidente en sus palabras del domingo.
Obama pareció reconocer que lo que fue un triunfo personal puede ahora ser un problema para algunos de sus congresistas en circuitos electorales más conservadores del país, quienes podrían tener que enfrentar un electorado descontento con la nueva ley.
Barack Obama se anotó un importante triunfo con la aprobación de la reforma de salud.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se anotó el domingo el mayor triunfo en lo que va de su mandato, al lograr que el Congreso aprobara el proyecto de reforma de salud que promovió desde que llegó a la Casa Blanca.
En un breve discurso dado casi a medianoche, tras conocerse el resultado de la votación en la Cámara de Representantes, Obama afirmó: "Esta noche atendimos el llamado de la historia que tantas generaciones han tenido antes de nosotros".
"La votación de hoy responde a las plegarias de todo estadounidense que esperaba profundamente que se hiciera algo sobre un sistema de salud que trabaja para las compañías aseguradoras pero no para la gente común", dijo el mandatario.
Según Obama, para los ciudadanos el debate sobre la salud no era sobre izquierda o derecha, republicanos o demócratas, sino "sobre algo mucho más personal", como el aumento constante del costo de los seguros y los servicios médicos.
"Así luce el cambio", dijo el presidente haciendo una referencia a la consigna de su campaña electoral y a las críticas de algunos que aseguran que no hay nada diferente en la manera de hacer política en Washington.
Pese a que aseguró que no era un cambio radical, lo calificó de transformación "mayor", y aunque reconoció que no soluciona todos los males del sistema de salud, "nos pone en la dirección correcta".
Victoria por pequeño margen
La victoria se logró por 219 votos, solo tres más del mínimo requerido, contra 212. Ningún republicano votó por el proyecto que los demócratas consideran una reforma "histórica" al introducir las más importantes modificaciones al sistema de bienestar de los Estados Unidos desde mediados de la década de los años 60.
La nueva ley prevé que unos 31 millones de ciudadanos que actualmente carecen de seguros médicos puedan recibir cobertura, algunos de ellos usando subsidios gubernamentales y descuentos fiscales.
La nueva ley
• La nueva legislación hace obligatorio que los ciudadanos contraten seguros de salud. Las familias de cuatro personas con ingresos por debajo de los US$88.000 anuales recibirán subsidios del gobierno.
• La industria aseguradora tendrá nuevas regulaciones que impedirán la práctica de ponerle límites de por vida a deteminadas pólizas de salud, negarles cobertura por enfermedades preexistentes o la cancelación de planes a clientes enfermos.
• A partir del 2014 se creará una "bolsa de seguros" que permitirá a muchos estadounidenses y a pequeñas empresas contratar seguros a más bajos precios.
• Además, los padres podrán mantener asegurados en sus contratos a sus hijos hasta que cumplan los 26 años.
De esta manera, el 95% de los estadounidenses estará cubierto por algún seguro de salud. Quedarán fuera aún unos cinco millones, más los 12 millones de inmigrantes indocumentados que se calcula que hay en el país.
Sin embargo, los representantes republicanos consideran que aumentará el gasto público, la intervención del gobierno en la prestación de servicios de salud y hasta que facilitará la práctica de abortos.
"Deterioro del decoro"
De hecho, en un último intento por bloquear la ley, la noche del domingo la bancada opositora presentó una moción para regresar la ley a Comité para que se "aclarara" el lenguaje sobre aborto.
La moción no prosperó tras un apasionado debate en el que el demócrata, Bark Stupak, uno de los representantes antiaborto del partido de gobierno, defendió la redacción del texto, el que -consideró- ofrecía garantías suficientes.
La mañana del domingo, la Casa Blanca tuvo que presentar una orden ejecutiva ratificando la prohibición del uso de fondos federales para la realización de abortos.
Aunque ese bloqueo está establecido en varias leyes, el presidente Obama accedió a firmar el decreto para asegurarse el voto de Stupack y otros demócratas que no estaban del todo convencidos de que el lenguaje del proyecto de reforma respetara esas limitaciones.
En medio de las palabras de Stupack hubo lo que los familiarizados con el protocolo parlamentario definieron como un "deterioro del decoro", cuando desde la bancada republicana alguien le gritó "asesino de niños".
En enero pasado, durante el discurso del estado de la Unión, otro republicano le gritó "mentiroso" al presidente Obama cuando hablaba del plan de reforma sanitaria, lo que sorprendió desagradablemente hasta a los propios opositores, poco acostumbrados a este tipo de explosiones verbales.
Brecha bipartidista
Pero tanto las expresiones de ese tipo, como la votación reflejan la profunda brecha que se abrió entre los dos partidos estadounidenses durante el año que estuvieron debatiendo la reforma.
Desde que lanzó la iniciativa a principios del 2009 el presidente decía aspirar a que se llegara a una "ley bipartidista", en la que estuvieran reflejadas las opiniones de ambos sectores.
Los representantes republicanos consideran que aumentará el gasto público, la intervención del gobierno en la prestación de servicios de salud y hasta que facilitará la práctica de abortos.
Ese esfuerzo lo mantuvo la Casa Blanca hasta el mes pasado, cuando tras la llamada Cumbre de la Salud, a la que Obama invitó a congresistas de lado y lado, quedó claro que la oposición sólo aceptaría empezar a discutir el proyecto desde el principio, desechando las versiones que ya habían aprobado las dos cámaras a fines del años pasado.
Los demócratas consideraron que los republicanos trataban de postergar la votación sobre la reforma, en la esperanza de que los imperativos de la campaña para las elecciones parlamentarias de noviembre forzaran a muchos demócratas a retirar su apoyo al plan.
Capacidad de recuperación
El resultado demuestra una gran capacidad de recuperación por parte de Obama, luego de que a principios del año su plan luciera condenado al fracaso con la pérdida del escaño por Massachussets que ocupó el fallecido Edward Kennedy y con él la súper mayoría demócrata en el Senado.
Por eso en los últimos meses el mandatario se involucró más en el debate e incluso presentó un texto a consideración de los congresistas, a quienes había dejado el trabajo de redactar la ley para evitar que se hablara de injerencia del Ejecutivo sobre el Legislativo.
Se que no fue un voto fácil para mucha gente, pero fue el voto correcto
Presidente de Estados Unidos, Barack Obama
Según algunos analistas, la Casa Blanca se mostró "demasiado cautelosa" de no repetir la experiencia que tuvo Bill Clinton cuando quiso promover una reforma similar y falló por lo que muchos consideraron presión excesiva de la presidencia.
Vista la recuperación de la iniciativa presidencial, algunos en el Congreso creen ahora que una mayor intervención de Obama habría ayudado a concretar una votación mucho antes.
"Se que no fue un voto fácil para mucha gente, pero fue el voto correcto", reconoció el presidente en sus palabras del domingo.
Obama pareció reconocer que lo que fue un triunfo personal puede ahora ser un problema para algunos de sus congresistas en circuitos electorales más conservadores del país, quienes podrían tener que enfrentar un electorado descontento con la nueva ley.