Magro empate de un pésimo Wilstermann

José Vladimir Nogales
Vuelve la pesadilla. Wilstermann asusta, pero a sus hinchas. No sólo no consigue ganar, sino que no puede, ni tiene con qué. Rescató un empate (3-3) frente a La Paz (que venía arrastrando sus miserias), en un cotejo que bien pudo perder, más allá de que coyunturalmente estuviera en ventaja.


El esperpéntico equipo de Eduardo Villegas ofreció un paupérrimo espectáculo durante todo el cotejo, pero particularmente en la segunda etapa, cuando desnudó sus flaquezas defensivas y dejó en evidencia su incompetencia para generar juego.
Cierto es que existen errores de diseño (el dispositivo 4-4-1-1, recurrentemente empleado, carece de los ejecutores adecuados), potenciados por el pobre nivel de las individualidades (Villegas dijo, al finalizar el cotejo, que nada puede hacerse si el rendimiento de los jugadores cae inexplicablemente). Aquí, empero, se impone preguntarnos si el sistema táctico (con elemento inadecuado) degrada la respuesta de los jugadores o si estos, forzados por las rigideces sistémicas o por la pobreza de sus prestaciones, resultan incapaces de hacer funcionar un esquema prefabricado. ¿Qué es primero, el huevo o la gallina?


Complemento

La inclusión de un segundo delantero (el pandino Jehanamed Castedo) no resolvió, ni por asomo, el drama ofensivo de Wilstermann. Ocurre que el problema central reside, esencialmente, en la generación de juego antes que en la definición, que es una consecuencia. Y si bien Raimondi (de pésima actuación) estuvo más acompañado en la cresta del ataque, muy cierto es que el abastecimiento resultó precario en grado sumo, tanto en frecuencia como en calidad. Esto nos obliga a enfocar el análisis en el eje de generación, por su cuestionada composición. ¿Es posible esperar un eficiente trabajo creativo teniendo entre los volantes a Henry Machado y Amilcar Sánchez? La evidencia indica que no. No son jugadores con el ingenio como virtud. Al contrario, son elementos planos, de bagaje técnico común, nada excepcional, obreros, en suma, que están para menesteres secundarios, no para asumir roles protagónicos. Entonces, ¿con qué fundamentos podía pensarse que tal aporte de albañilería podía despojar a Wilstermann de los rudimentos técnicos con los que concibe su endeble proyecto ofensivo? Para peor, el uso de un segundo punta (añadido a la obligada ausencia de Sanjurjo) supuso la supresión del enganche, con la subsecuente pérdida de una mano rectora en el eje, abriendo un desolado boquete entre volantes y puntas que fracturó la conexión interna y obligó al equipo (falto de movilidad) a parcializar los trabajos (con infructuosos proyectos individuales) o a tender un puente aéreo de improbable fiabilidad productiva.

Wilstermann no llegó a crear situaciones de gol en el primer tiempo en contraposición a los frecuentes arribos de los paceños, que explotaban las espaldas de los volantes centrales y la falta de escalonamiento atrás, cuando los laterales emprendían aventuras baldías.
La segunda mitad se alborotó desde el gol de La Paz (a los 9 minutos, cabezazo de Romaña), transmutando la tediosa tibieza preexistente en una orgía realizadora. Una aparición de Niltao (hizo un gol) y otra de Raimondi (propiciando el rebote en Salaberry) dieron vuelta, inesperadamente, una cifra adversa. El 2-1, empero, se derretiría con un error de Sánchez, propiciando un letal contragolpe de Angola (en offaside), quien repondría la ventaja paceña, antes de los 25 minutos, con un potente disparo frente a la pasiva vigilancia del brasileño Niltao (de eficiencia menor en el área propia).

Sin respuestas, Wilstermann se metió en un pozo. Villegas realizó modificaciones espasmódicas (quitó a Veizaga, pese a concretar un mejor trabajo que el inexpresivo Machado), sin repercusión productiva, pero con efecto degenerativo. No mejoraron las llegadas con Jair Torrico ni la circulación tuvo mayor sustancia con Salaberry como conductor. Raimondi rebotaba todos los balones y Castedo apenas sí aparecía. En esa coyuntura, Machado se hizo expulsar por protestar. Llegó el empate de pelota parada (Ortiz fue su autor) y, ante la urgencia de ganar, Wilstermann se desesperó, exponiéndose al contragolpe. De milagro, La Paz no lo remató, pero la imagen de los rojos fue preocupante. El descenso vuelve a ser una amenaza.

SINTESIS

Wilstermann 3

19. Daniel Vaca 5
5. Cristian Vargas 4
26. Miguel Ortiz 5
15. Nilton de Oliveira 6
24. Pedro Zabala 4
4. Henry Machado 3
16. Walter Veizaga 5
8. Amílcar Sánchez 2
18. Horacio Ortega 4
17. Jehanamed Castedo 3
9. Nicolás Raimondi 3

Goles: De Oliveira (12’ST); Salaberry (16’ST); Ortiz (34’ST)
Cambios: Salaberry (5) por Veizaga, Jair Torrico (4) por Sánchez y Sossa por Castedo.
Entrenador: Eduardo Villegas

La Paz FC 3

54. Eder Jordán 5
2. Miguel Hurtado 5
23. Rómulo Alaca 6
27. Enrique Romaña 6
21. Vladimir Compas 5
8. Felipe Cabanillas 6
10. Fabricio Silva 6
3. Diómedes Peña 7
14. Jenrry Alaca 6
9. Cristian Reynaldo 4
99. Víctor Hugo Angola 7
Goles: Romaña (10’ST); Angola (23’ST y 24’ST)
Cambios: 17. Gary Paz x Silva, Vargas x Reynaldo

Entrenador
: Sergio Apaza

* La calificación es sobre diez puntos.

Árbitro: Guery Vargas (Oruro)
Estadio: Félix Capriles
Público: 3.668 entradas
Recaudación: 65.485 Bs.

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