Lyon sacó una buena diferencia frente al Bordeaux
Lyon, Agencias
Olympique de Lyon ya acaricia las semifinales de la Liga de Campeones después de lograr una clara victoria ante Bordeaux, gracias en buena parte a la gran seguridad de su delantero estrella, Lisandro López.
El internacional argentino, bien secundado por su compatriota César Delgado, se apuntó dos de los tres goles que hacen soñar al conjunto lionés con la mayor gesta de su historia. En los diez años consecutivos que lleva disputando la máxima competición continental nunca alcanzó las semifinales.
El equipo de Laurent Blanc pareció sufrir el fuerte desgaste que le supuso jugar la final de la Copa de la Liga el pasado fin de semana y concedió así su primera derrota en el torneo.
En el equipo inicial lionés hubo dos sorpresas. Bastos ocupó el lugar de Govou en el centro del campo y Bodmer el de Boumsong en defensa.
Blanc, por su parte, presentó el once de partida esperado. El único titular ausente fue Alou Diarra, sancionado. Laurent Blanc se vio obligado entonces a modificar ligeramente su esquema con la entrada de Gouffran.
En la primera mitad las defensas de ambos equipos destacaron por su carácter febril. Sus continuos errores convirtieron el partido en un ir y venir continuo. El juego no tenía dueño y podía marcar cualquiera, en cualquier momento.
El primero en hacerlo fue Olympique. Un despeje desafortunado de Ciani le llegó a Bodmer y su centro lo desvió Lisandro López al fondo de la red.
El partido parecía en manos del Lyon. Sin embargo Bordeaux no tardó en responder. Un centro excelente de Gourcouff lo cabeceó sin oposición Chamakh en el segundo palo. Era lo peor que le podía pasar al conjunto de Puel, que pasó en un par de minutos de imaginarse goleando a nadar a contracorriente.
El conjunto de Blanc pudo haber noqueado e incluso sentenciado al Lyon con sendos remates de Chamakh y Wendel, pero Lloris mantuvo a los locales con vida.
El descontrol que se vivía en el césped de Gerland lo aprovechó Olympique. Tras desperdiciar Delgado una ocasión de gol monumental, solo ante el portero, llegó el segundo tanto lionés.
Recién cumplida la media hora de juego, tras una bonita triangulación, Bastos recogió un centro en el segundo palo y cruzó un disparo ante el que Carrasso nada pudo hacer.
Bordeaux no encontraba a su cerebro, Gourcuff, perdido en la maraña lionesa del centro del campo. Laurent Blanc, constantemente dando órdenes y mirando al reloj, sólo deseaba que llegara el descanso.
Tras la reanudación, la tónica de juego no cambió, aunque las mejores jugadas nacieron de las botas bordelesas. Al cuarto de hora Lloris demostró que es uno de los porteros más cotizados del mercado al detener un remate de Chamakh con una parada monumental.
Y por si fuera poco, el travesaño devolvió poco después un disparo de Wendel.
Ante semejante panorama, Claude Puel trató de dar mayor solidez al centro del campo con la entrada de Kalstroem y Govou, por Pjanic y Bastos respectivamente.
La apuesta le dio buen resultado. Un fuerte disparo en el área de Cissokho, muy activo en la segunda parte en su banda izquierda, golpeó en la mano de Chalmé y el árbitro no dudó en pitar la pena máxima. Como tampoco dudó, ni tembló Lisandro López en transformarla.
La noche hubiera sido redonda de no ser por las tarjetas amarillas con las que fueron sancionados Govou y Lisandro, dado que no les permitirán disputar el partido de vuelta.
Olympique de Lyon ya acaricia las semifinales de la Liga de Campeones después de lograr una clara victoria ante Bordeaux, gracias en buena parte a la gran seguridad de su delantero estrella, Lisandro López.
El internacional argentino, bien secundado por su compatriota César Delgado, se apuntó dos de los tres goles que hacen soñar al conjunto lionés con la mayor gesta de su historia. En los diez años consecutivos que lleva disputando la máxima competición continental nunca alcanzó las semifinales.
El equipo de Laurent Blanc pareció sufrir el fuerte desgaste que le supuso jugar la final de la Copa de la Liga el pasado fin de semana y concedió así su primera derrota en el torneo.
En el equipo inicial lionés hubo dos sorpresas. Bastos ocupó el lugar de Govou en el centro del campo y Bodmer el de Boumsong en defensa.
Blanc, por su parte, presentó el once de partida esperado. El único titular ausente fue Alou Diarra, sancionado. Laurent Blanc se vio obligado entonces a modificar ligeramente su esquema con la entrada de Gouffran.
En la primera mitad las defensas de ambos equipos destacaron por su carácter febril. Sus continuos errores convirtieron el partido en un ir y venir continuo. El juego no tenía dueño y podía marcar cualquiera, en cualquier momento.
El primero en hacerlo fue Olympique. Un despeje desafortunado de Ciani le llegó a Bodmer y su centro lo desvió Lisandro López al fondo de la red.
El partido parecía en manos del Lyon. Sin embargo Bordeaux no tardó en responder. Un centro excelente de Gourcouff lo cabeceó sin oposición Chamakh en el segundo palo. Era lo peor que le podía pasar al conjunto de Puel, que pasó en un par de minutos de imaginarse goleando a nadar a contracorriente.
El conjunto de Blanc pudo haber noqueado e incluso sentenciado al Lyon con sendos remates de Chamakh y Wendel, pero Lloris mantuvo a los locales con vida.
El descontrol que se vivía en el césped de Gerland lo aprovechó Olympique. Tras desperdiciar Delgado una ocasión de gol monumental, solo ante el portero, llegó el segundo tanto lionés.
Recién cumplida la media hora de juego, tras una bonita triangulación, Bastos recogió un centro en el segundo palo y cruzó un disparo ante el que Carrasso nada pudo hacer.
Bordeaux no encontraba a su cerebro, Gourcuff, perdido en la maraña lionesa del centro del campo. Laurent Blanc, constantemente dando órdenes y mirando al reloj, sólo deseaba que llegara el descanso.
Tras la reanudación, la tónica de juego no cambió, aunque las mejores jugadas nacieron de las botas bordelesas. Al cuarto de hora Lloris demostró que es uno de los porteros más cotizados del mercado al detener un remate de Chamakh con una parada monumental.
Y por si fuera poco, el travesaño devolvió poco después un disparo de Wendel.
Ante semejante panorama, Claude Puel trató de dar mayor solidez al centro del campo con la entrada de Kalstroem y Govou, por Pjanic y Bastos respectivamente.
La apuesta le dio buen resultado. Un fuerte disparo en el área de Cissokho, muy activo en la segunda parte en su banda izquierda, golpeó en la mano de Chalmé y el árbitro no dudó en pitar la pena máxima. Como tampoco dudó, ni tembló Lisandro López en transformarla.
La noche hubiera sido redonda de no ser por las tarjetas amarillas con las que fueron sancionados Govou y Lisandro, dado que no les permitirán disputar el partido de vuelta.