Liga: Wilstermann volvió a adueñarse del clásico

José Vladimir Nogales
A veces una sola jugada, tan concreta como un gol fuera de contexto, puede levantar al equipo más desfigurado y paralizar al rival más aplaudido. Lo sufrió Aurora y Wilstermann edificó un triunfo estruendoso (2-1) que se anunciaba como improbable, sobre todo si se tiene en cuenta el efecto desmoralizador que debieron provocar los conflictos laborales que antecedieron al clásico.

Nada positivo parecía garantizar este deprimido Wilstermann, máxime si, en la semana, se había llamado a la huelga en reclamo por haberes impagos, paralizando las imperativas sesiones de fútbol. Tampoco parecía posible evitar que el remezón político afectase, nocivamente, al rendimiento de un equipo laboralmente descompuesto y futbolísticamente resquebrajado, falto de identidad y próximo a la anarquía, inducido por la desestabilizadora gravitación de incordiosos elementos agitadores (como Sanjurjo) que inducen al caos en contraposición a la buscada armonía.

El tramo inicial del juego confirmaba aquellas pesimistas presunciones. Aurora –lejos de exhibir la cautela que anunció su entrenador- tomó pleno control de campo y pelota, acorralando a un Wilstermann desfigurado, que no encontraba el balón ni conseguía ejecutar eficientes maniobras neutralizantes. Durante los primeros 23 minutos, Aurora fue un equipo bastante armónico y agresivo. Wilstermann, en cambio, ofreció un rendimiento colectivo frágil y desordenado. Por momentos casi ni hubo equivalencias en el juego. Aurora, desde Dulcich a Reinoso (imparable para Barrera y Ortíz), transmitió la seguridad respaldada en su momento anímico y, como consecuencia, manejó abrumadoramente la pelota y el control del partido. Wilstermann ofreció, como respuesta, una tendencia a cuidar el traslado, pero fue escasamente incisivo, debido a que le costaba aguantar su posesión por tener dispersos a los volantes. Sólo Andrada, durmiendo el balón en su banda, intentó descomprimir un escenario nítidamente adverso.

Punto de inflexión

Todo cambió en el minuto 23, cuando Jehanamed Castedo, a espaldas de la defensa celeste, se barrió ante Dulcich para enviar al gol un preciso pelotazo lanzado por Maximiliano Andrada, 1-0.

El gol recibido tuvo un efecto devastador en Aurora. Su juego, de plástica armonía, se difuminó de súbito. Se deterioró la circulación, desaparecieron los movimientos concertados, las individualidades sucumbieron ante una repentina orfandad, fruto de la interrupción de los canales de abastecimiento. En consecuencia, dejaron de trascender los puntas Reinoso y Saucedo, debilitando su peligrosidad, al igual que Gómes, que redujo su aporte a una magnitud no muy significativamente diferente de cero.

Con las marcas mejor calibradas en mitad de campo (presión sobre Gómes y Cardozo en la bandas), Wilstermann había conseguido cortar el suministro a Reinoso, neutralizando la circulación. Maniatado el rival y en posesión del balón, intentó –no sin dificultad- elaborar su propio producto. Destacó, en ese menester, el manejo de Andrada para purificar un traslado turbio, disociado y escasamente coordinado. Apenas encontró socios para dialogar. Jair Torrico se proyectó poco y mal por su banda, Machado intentó sorprender con sus desdoblamientos, pero no siempre lo hizo con criterio (o precisión) y Salaberry, escasamente activo, nunca estableció una sociedad edificante con Andrada.

A los 39 minutos, una nueva conexión Andrada-Castedo derivó en la segunda anotación roja, materializada por el atacante pandino en un alarde de indescifrable habilidad.
Ese tramo final del primer tiempo dejó un par de certezas. Certeza uno: cuando la pelota pasa por Andrada, Wilstermann es más equipo. Certeza dos: Castedo dejó de lado sus propias dudas y apareció en toda su dimensión goleadora.

Complemento

A la segunda mitad, Aurora arribó con una audaz modificación (sacó a Cardozo para agregar a Bomba como tercer atacante) y un gol de vestuario (penal de Machado a Reinoso, concretado por Gómes). Lógicamente, el trámite adquirió vértigo. Aurora quiso aprovechar el envión, lanzándose atropelladamente contra el arco de un Wilstermann que volvió a verse acorralado en su trinchera y con escasas perspectivas de descomprimir tamaña presión. Mas, pudo resistir. Se fortaleció en el centro (con Barrera y Ortíz) y tendió una red de relevos sobre las bandas para impedir el desborde por los flancos.

Al debilitarse el arreón, Aurora necesitó de mayor elaboración en el centro del campo para desequilibrar la red de marcas que Wilstermann había tejido, pero sus únicos tres volantes (dos de marca) no abastecían para satisfacer la demanda efectiva de los puntas (peor aún si Gómes se instalaba sobre la franja izquierda, donde apenas gravitaba). Entonces, Zamora decidió fortalecer el eje con la inserción de Valentierra como enganche.


La presencia del colombiano reactivó los padecimientos de Wilstermann en defensa, toda vez que nadie se hizo responsable de su custodia. Machado apretaba muy arriba (sin demasiado éxito), mientras Veizaga no parecía reconocer en esa amenazante figura un peligro real, delegando su marca. Cierto es que el ex Bolívar apareció poco, pero cuando lo hizo desquició a la defensa, en sociedad con Reinoso. Tan pronto advirtió el peligro, Villegas dio entrada a Olivares (por Castedo) para reacomodar las marcas en mitad de campo. Armó una línea de cuatro volantes, dejando a Salaberry como enganche y a Raimondi de punta. Si bien la medida contribuyó a estabilizar el trabajo de contención (Aurora atacó por inercia), Wilstermann perdió gente arriba que le permitiese desahogar a la defensa, que tuvo que aguantar continuos y agotadores embates.
Finalmente, el pitido del juez Peter Guerrero (de trabajo muy parcializado a favor de Aurora) trajo alivio para los rojos y mayúsculo pesar para los celestes.

SINTESIS

Alineaciones

Aurora 1

Silvio Dulcich 5
Iván Huayhuata 4
Carlos Tordoya 5
Edward Zenteno 5
José Luis Llanos 4
Wilder Arévalo 4
Jaime Robles 5
Jaime Cardozo 4
Marcelo Gomes 4
Carlos Saucedo 6
Jair Reinoso 7

Cambios: Matías Bomba por Cardozo, Arnulfo Valentierra por Gomes, Eduardo Castedo por Llanos.

Wilstermann 2

Daniel Vaca 7
Jair Torrico 4
Miguel Ortiz 6
Marco Barrera 7
Pedro Zabala 4
Maximiliano Andrada 8
Henry Machado 5
Walter Veizaga 5
Daniel Salaberry 4
Nicolás Raimondi 4
Jehanamed Castedo 8

Cambios: Edgar Olivares por Castedo, Félix Candia por Salaberry.

Estadio : Félix Capriles

Arbitro : Peter Guerrero (3)
Público : 16. 080 personas
recaudación : Bs. 294. 625

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