Leonardo Di Caprio: "Siempre me gustaron los desafíos"
El actor y su papel más complejo. Ya lejos de su pasado como el galán de "Titanic", el actor encarna un personaje muy difícil en "La isla siniestra", actualmente en cartel. Con "Clarín", DiCaprio habló de su carrera, de su relación con Martin Scorsese y de una película que, asegura, "hay que ver tres veces".
Por: Diego Lerer
"La isla siniestra", nuevo film de Martin Scorsese con Leo Di Caprio.
"Nos gustan los mismos postres italianos", dirá Leonardo DiCaprio cuando le pregunten qué es lo que tiene en común con Martin Scorsese. Es cierto, uno lo imagina agotado de la repetitiva cuestión, pero muchas veces resulta inevitable hacerla: más allá de sus orígenes "tanos", poco parece haber en común entre ambos. Y al verlos juntos esa diferencia se hace aún más evidente.
"Somos de diferentes generaciones -dirá, ya algo más en serio-, pero yo crecí con su trabajo. Cuando hice mi primera película (Mi vida como hijo), me tocó actuar con Robert De Niro y me puse a ver todas las películas suyas. ¡Y tenía sólo 15 años! Taxi Driver me impactó: nunca me había sentido tan traicionado emocionalmente por un personaje. Después, conociéndolo, se transformó en mi maestro en el mundo del cine. Conoce todo y compartimos muchos gustos. Aunque no todos..."
Hay una conexión que no es tan conocida y tiene que ver con el barrio italiano de Nueva York en el que crecieron tanto Scorsese como el padre de Leonardo. "Ambos tienen una edad parecida e iban al mismo colegio, el St. Patrick's School", comenta Leonardo.
Horas después de la presentación de La isla siniestra en Berlín, ya separado de su mentor ("el maestro", como todos le dicen), DiCaprio hablaría con Clarín de este thriller que viene sorprendiendo con sus enredadas vueltas de tuerca y sorpresas finales a millones de espectadores en todo el mundo.
"Primero leí el guión y después el libro -cuenta el actor-. Es una versión condensada de todo lo que hay en el libro y hace centro en la historia emocional del personaje. Pero recién noté lo intensa que era esa zona mental de la película cuando la vi terminada. Martin me engañó, de alguna manera, mientras la rodábamos. Es que había muchas piezas de un rompecabezas para armar, y al filmarlas sentías que eran centrales al thriller. Y lo son, pero de una manera diferente: viéndola te das cuenta de que, si una escena no está bien, la estructura se cae."
En La isla siniestra, DiCaprio encarna a un agente federal que llega a una cárcel/manicomio en la que, en los años '50, se encierra a criminales que tienen desórdenes mentales. Su misión allí es investigar la desaparición de un paciente. Pero pronto notará que las cosas no son tan claras como parecen serlo.
"Cuando trabajamos juntos la idea central es llevar todo lo más posible hacia los extremos, no parar ante nada hasta conseguir lo que queremos del personaje. Es un proceso de trabajo que se inicia mucho antes del rodaje".
Ya muchos saben que el obsesivo realizador hace mirar al equipo técnico y a los actores (a todos juntos y a algunos por separado) películas y escenas para usar como referencia en sus respectivos trabajos. "El proceso de preproducción con Marty es maravilloso -dice-. Es ver a un artista acceder a sus propios sueños, a su paleta, verlo mezclar los colores. Para mí, además de todas las películas de cine negro y policiales que vimos, la clave fueron los documentales".
DiCaprio cuenta que el documental de Fred Wiseman, Titicut Follies, "y muchos videos que vi en YouTube sobre pacientes con enfemedades mentales, psicóticos, fue lo que me sirvió para darme una idea del sufrimiento que la gente atraviesa y de lo que se hace para poder controlar sus mentes. Teníamos un doctor en el set, que trabajó para reformar el hospital psiquiátrico en el que se filmó Titicut Follies. Nos contaba cómo era el tratamiento: terapias de shock, lobotomías, brutalidades de todo tipo."
El actor dice que los elementos genéricos son secundarios, que la preocupación principal era otra. "El director es él, es quien sabe dónde poner la cámara, cómo rodar la escena. Ese es su trabajo y yo sigo lo que me dice. Teddy no sabe dónde está parado y cada secuencia era para mí como un corto diferente. Yo me concentraba en cada paso. El género y la trama se los dejo a él. Para mí, por más que sea Scorsese haciendo un thriller gótico, el género se termina disolviendo. Finalmente es una película de personajes, es un hombre lidiando con traumas de su pasado".
DiCaprio asegura que La isla... es una película para ver "dos o tres veces". Y explica: "La primera vez te vas a dejar llevar por el thriller y la segunda te vas a concentrar más en las sutilezas y los detalles. Son como experiencias diferentes. A mí me impactó el poder emocional de la historia. Cuando la hacíamos sentía que el estilo o el género iba a primar, pero finalmente lo que interesa es lo que les pasa a los personajes. Sin contar demasiado, la película es sobre personas traumadas: saber cuál es la verdad y qué es lo que una mente perturbada inventa para lidiar con eso. Y otro gran tema del filme es la violencia. Es el centro de la película."
-¿Es el rol más difícil de los que hiciste para Scorsese?
-Fue muy difícil. Había que empujar la realidad y la emoción de cada situación. Fue un rodaje agotador y un gran desafío. Pero a mí me gusta ir a trabajar sabiendo que mis textos tienen más de un sentido, más de una conexión. De otra manera, es un día de trabajo aburrido. "El dolor es temporario, la película es para siempre", me dijo el primer director con el que trabajé (Michael Caton-Jones). Y creo en eso.
-La película explora el concepto de normalidad. ¿Te considerás una persona normal?
-Teniendo en cuenta que mi vida se desarrolló bajo una serie de circunstancias bastante particulares, desde muy chico dentro de esta industria, creo que lo vengo llevando bastante bien. Sin entrar en detalles de mi vida privada, te puedo decir que soy una persona feliz.
Por: Diego Lerer
"La isla siniestra", nuevo film de Martin Scorsese con Leo Di Caprio.
"Nos gustan los mismos postres italianos", dirá Leonardo DiCaprio cuando le pregunten qué es lo que tiene en común con Martin Scorsese. Es cierto, uno lo imagina agotado de la repetitiva cuestión, pero muchas veces resulta inevitable hacerla: más allá de sus orígenes "tanos", poco parece haber en común entre ambos. Y al verlos juntos esa diferencia se hace aún más evidente.
"Somos de diferentes generaciones -dirá, ya algo más en serio-, pero yo crecí con su trabajo. Cuando hice mi primera película (Mi vida como hijo), me tocó actuar con Robert De Niro y me puse a ver todas las películas suyas. ¡Y tenía sólo 15 años! Taxi Driver me impactó: nunca me había sentido tan traicionado emocionalmente por un personaje. Después, conociéndolo, se transformó en mi maestro en el mundo del cine. Conoce todo y compartimos muchos gustos. Aunque no todos..."
Hay una conexión que no es tan conocida y tiene que ver con el barrio italiano de Nueva York en el que crecieron tanto Scorsese como el padre de Leonardo. "Ambos tienen una edad parecida e iban al mismo colegio, el St. Patrick's School", comenta Leonardo.
Horas después de la presentación de La isla siniestra en Berlín, ya separado de su mentor ("el maestro", como todos le dicen), DiCaprio hablaría con Clarín de este thriller que viene sorprendiendo con sus enredadas vueltas de tuerca y sorpresas finales a millones de espectadores en todo el mundo.
"Primero leí el guión y después el libro -cuenta el actor-. Es una versión condensada de todo lo que hay en el libro y hace centro en la historia emocional del personaje. Pero recién noté lo intensa que era esa zona mental de la película cuando la vi terminada. Martin me engañó, de alguna manera, mientras la rodábamos. Es que había muchas piezas de un rompecabezas para armar, y al filmarlas sentías que eran centrales al thriller. Y lo son, pero de una manera diferente: viéndola te das cuenta de que, si una escena no está bien, la estructura se cae."
En La isla siniestra, DiCaprio encarna a un agente federal que llega a una cárcel/manicomio en la que, en los años '50, se encierra a criminales que tienen desórdenes mentales. Su misión allí es investigar la desaparición de un paciente. Pero pronto notará que las cosas no son tan claras como parecen serlo.
"Cuando trabajamos juntos la idea central es llevar todo lo más posible hacia los extremos, no parar ante nada hasta conseguir lo que queremos del personaje. Es un proceso de trabajo que se inicia mucho antes del rodaje".
Ya muchos saben que el obsesivo realizador hace mirar al equipo técnico y a los actores (a todos juntos y a algunos por separado) películas y escenas para usar como referencia en sus respectivos trabajos. "El proceso de preproducción con Marty es maravilloso -dice-. Es ver a un artista acceder a sus propios sueños, a su paleta, verlo mezclar los colores. Para mí, además de todas las películas de cine negro y policiales que vimos, la clave fueron los documentales".
DiCaprio cuenta que el documental de Fred Wiseman, Titicut Follies, "y muchos videos que vi en YouTube sobre pacientes con enfemedades mentales, psicóticos, fue lo que me sirvió para darme una idea del sufrimiento que la gente atraviesa y de lo que se hace para poder controlar sus mentes. Teníamos un doctor en el set, que trabajó para reformar el hospital psiquiátrico en el que se filmó Titicut Follies. Nos contaba cómo era el tratamiento: terapias de shock, lobotomías, brutalidades de todo tipo."
El actor dice que los elementos genéricos son secundarios, que la preocupación principal era otra. "El director es él, es quien sabe dónde poner la cámara, cómo rodar la escena. Ese es su trabajo y yo sigo lo que me dice. Teddy no sabe dónde está parado y cada secuencia era para mí como un corto diferente. Yo me concentraba en cada paso. El género y la trama se los dejo a él. Para mí, por más que sea Scorsese haciendo un thriller gótico, el género se termina disolviendo. Finalmente es una película de personajes, es un hombre lidiando con traumas de su pasado".
DiCaprio asegura que La isla... es una película para ver "dos o tres veces". Y explica: "La primera vez te vas a dejar llevar por el thriller y la segunda te vas a concentrar más en las sutilezas y los detalles. Son como experiencias diferentes. A mí me impactó el poder emocional de la historia. Cuando la hacíamos sentía que el estilo o el género iba a primar, pero finalmente lo que interesa es lo que les pasa a los personajes. Sin contar demasiado, la película es sobre personas traumadas: saber cuál es la verdad y qué es lo que una mente perturbada inventa para lidiar con eso. Y otro gran tema del filme es la violencia. Es el centro de la película."
-¿Es el rol más difícil de los que hiciste para Scorsese?
-Fue muy difícil. Había que empujar la realidad y la emoción de cada situación. Fue un rodaje agotador y un gran desafío. Pero a mí me gusta ir a trabajar sabiendo que mis textos tienen más de un sentido, más de una conexión. De otra manera, es un día de trabajo aburrido. "El dolor es temporario, la película es para siempre", me dijo el primer director con el que trabajé (Michael Caton-Jones). Y creo en eso.
-La película explora el concepto de normalidad. ¿Te considerás una persona normal?
-Teniendo en cuenta que mi vida se desarrolló bajo una serie de circunstancias bastante particulares, desde muy chico dentro de esta industria, creo que lo vengo llevando bastante bien. Sin entrar en detalles de mi vida privada, te puedo decir que soy una persona feliz.