La corrupción en YPFB
La corrupción abrirá batalla antes de su extinción, porque de ella viven muchos y muy bien, incluidos algunos de los que se alinean como luchadores sociales. Se alarman que subsista la comisión de actos delictivos o simples contravenciones, especialmente en YPFB, sin tomar en cuenta que su erradicación tomará un tiempo. El reproche surge de la oposición, para sacar al oficialismo réditos políticos, sin observar que su privatización pretextó la necesidad de erradicar la corrupción, como la única manera de extirpar.
Santos Ramírez engañó a todos. Se mostró como luchador irreductible en la defensa de los hidrocarburos como patrimonio del pueblo y se hizo presidente de YPFB para buscar su crecimiento luego de su recuperación. Fue descubierto en un negociado escandaloso por cuyo delito está encarcelado. Le hizo más daño al gobierno de Evo Morales que la propia oposición, que trató de aprovechar el caso, con muy poca fortuna.
Y las denuncias subsisten sobre actos de corrupción en YPFB, y no debe alarmar. No obstante, la tarea de su erradicación, vigilada por todos, no debe declinar en ningún momento, sin reparar en la calidad de sus responsables, porque en la situación contraria, el gobierno del MAS que pregona honestidad, no habrá pasado del palabrerío, cayendo en la deshonra, y perdiendo credibilidad.
Las sanciones para los responsables tienen que ser drásticas, como para que nadie se atreva repetir esa mala práctica, sin atender en el castigo las influencias políticas ni económicas, con una reclusión irrevisable y el despojo severo de bienes. JNN
Santos Ramírez engañó a todos. Se mostró como luchador irreductible en la defensa de los hidrocarburos como patrimonio del pueblo y se hizo presidente de YPFB para buscar su crecimiento luego de su recuperación. Fue descubierto en un negociado escandaloso por cuyo delito está encarcelado. Le hizo más daño al gobierno de Evo Morales que la propia oposición, que trató de aprovechar el caso, con muy poca fortuna.
Y las denuncias subsisten sobre actos de corrupción en YPFB, y no debe alarmar. No obstante, la tarea de su erradicación, vigilada por todos, no debe declinar en ningún momento, sin reparar en la calidad de sus responsables, porque en la situación contraria, el gobierno del MAS que pregona honestidad, no habrá pasado del palabrerío, cayendo en la deshonra, y perdiendo credibilidad.
Las sanciones para los responsables tienen que ser drásticas, como para que nadie se atreva repetir esa mala práctica, sin atender en el castigo las influencias políticas ni económicas, con una reclusión irrevisable y el despojo severo de bienes. JNN