Grita milicia boliviana en el Día del Mar: ¡"venceremos!"

Por Coco Cuba
La Paz, Abi
La milicia coreó el martes, al unísono, "¡Venceremos!", después que el presidente Evo Morales desatara la consigna "¡Patria o muerte!", ante la efigie del prócer Eduardo Abaroa y a metros de los despojos mortales de éste, depositados en una urna de cristal y que una formación de cadetes de la Armada escoltó imperturbable ante miles de bolivianos concentrados en la Plaza que lleva el nombre del Héroe del Topáter, en La Paz.

"Pueblo de Bolivia; Policía y Fuerzas Armadas del Estado Plurinacional: 'Patria o Muerte'", contrapuntó Morales.

Representaciones de las tres armas contestaron, a sola voz, "venceremos".

Morales terminaba de afirmar su política de acercamiento lento pero constante con Chile, con la administración de su colega, el empresario de derechas Sebastián Piñera. El hombre repuso el lema tradicional de los militares bolivianos: "subordinación y constancia".

Un contundente "¡Viva Bolivia!" resonó en la atiborrada Plaza Abaroa, tocada por miles de divisas tricolores, lo mismo que polícromas whipalas, que también hicieron su debut oficial en la heráldica criolla.

Morales, el vicepresidente Alvaro García, el ministro de la Defensa, Rubén Saavedra, el canciller David Choquehuanca y el comandante en jefe de las FFAA, Ramiro de La Fuente, se emplazaron en un azotea que da a la avenida 20 de Octubre, por donde miles de beneméritos, funcionarios, uniformados, estudiantes y profesores rindieron homenaje al mar enclaustrado y a Abaroa prosternado.

El presidente de los excombatientes de la Guerra de Chaco, Carlos Rodríguez Cortez, saludó a Morales con una leve inclinación de cabeza y el mandatario, que pareció dar un bote, realineó, presto, la columna irguiendo el pecho, se llevó instintivamente la mano derecha extendida sobre el corazón y alzó el brazo izquierdo, en ángulo de 90 grados, al ver a ex soldado boliviano en la orilla de los 90 años, encorvado, apoyado en una de sus hijas que agarraba el bastón de empuñadura plateada, que se desplazaba orondo al ritmo del himno a Eduardo Avaroa.

Veintiún salvas de artillería provocan estropicio, pero, a la vez, estremecimientos.

Toca a silencio.

"Entonemos la canción de la Fuerza Naval que pronto nos llevará a la dicha y bienestar", gritaban, más cantaban, los miembros de una fracción de la Armada. El tradicional desfile ha comenzado.

Luego, otra del Ejército que destacaba "al hombre, que supo, audaz defender, la patria amada que le vio nacer". Cantan a Abaroa.

Sigue una banda de un colegio que interpreta a la Patria, con zampoñas y pinquillos (ambos instrumentos de viento andinos); más tarde otra de sólo de tamboreros y apenas tres semitonos.

Se desliza por la explanada la banda del colegio Colegio German Bush y, tras un enorme fotón del presidente héroe de la guerra del Chaco (1932-35), un pelotón de estudiantes enfundados en camisas blancas y pantalones color negro.

En el fondo, a manera de murmullo parte de una estrofa del himno a Abaroa se disipa. "Llenemos de amor y gloria al hombre que supo morir", es percibe en letanía mientras un bimotor de la Fuerza Aérea Boliviana surca el cielo de La Paz y suelta sus motores en picadas y el giros caprichosos.

En la línea de asfalto, en plena avenida, se escucha el golpeteo inconfundible de los cascos de caballos. Es la caballería del Colegio Militar de Ejército.

Y por primera vez los parlamentarios y los empleados del Legislativo. Diputados y senadores ensayan, cada quien como permite el físico, una suerte de paso de ganzo.

Y los ministerios. El personal a la cabeza del ministro.

En medio una cencerrada. Es un colegio que debe haber improvisado una banda de música hace horas, pero marcha, escoltada por el plantel docente y estudiantil, con unción patriótica.

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