Cristiana Fernández reparará imagen histórica de Azurduy y comprará más gas en Bolivia
La Paz, Abi
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, realizará el viernes una visita de Estado a Bolivia donde afirmará la importación de 25 millones de metros cúbicos (MMC) diarios de gas y restaurará ante la historia sudamericana a la heroína boliviana Juana Azurduy.
En su primera visita a Bolivia -tras un intento abortado en agosto 2008, cuando insurrectos de la ultraderecha criolla, radicalmente opuesta a su colega boliviano, Evo Morales, tomaron el aeropuerto de la ciudad de Tarija- Fernández llegará a mediodía del viernes a Sucre, 756 km al sudeste de La Paz, en compañía de su ministro de Planificación Federal, Julio De Vido; el canciller, Jorge Taiana; y el secretario de Energía, Daniel Cameron.
Antes de firmar con Morales una adenda al contrato de provisión de gas, vigente desde 2004 y en virtud del que Bolivia exporta a Argentina un promedio de 5 MMC día de gas, que en algún momento de crisis orilló los 8 MMC, Fernández materializará el decreto que expidió en julio último y por el que elevó a rango de generala del Ejército argentino a la guerrillera boliviana de principios del siglo XIX.
Por conducto de Fernández, Argentina reconocerá las luchas de Azurduy que adhirió el Ejército Unido del Norte que trepó hasta Sucre desde Buenos Aires, hacia 1813.
Bizarra, combatió en el frente, incluso embarazada, y se puso a las órdenes del prócer argentino Manuel Belgrano.
La mandataria argentina restaurará a esta mujer con la que la historia boliviana fue lo más injusta que se puede ser.
Su gesta arrancó en forma en 1816, corridos 7 de los 16 años que duró la guerra emancipadora, cuando una fracción del Ejército de España detuvo a Manuel Asencio Padilla, su esposo y padre de 5 vástagos, y lo mandó a ejecutar sin siquiera juicio sumario.
Le cortaron la cabeza y mandaron a exhibirla, en una brutal pedagogía para quien quiera zambullirse en aprestos insurreccionales.
Desde entonces, Azurduy se puso al hombro la responsabilidad de llevar a buen puerto la guerra hasta que, otros, vestidos de frac e inspirados en las doctrinas de la Ilustración francesa, formados en la academia Carolingea, tomaron la posta de la gesta en los últimos milímetros y la coronaron el 6 de agosto de 1825, cuando se fundó Bolivia.
Elevada al rango de Coronela por el libertador de Bolivia, el venezolano Simón Bolívar, Azurduy reunió a miles de indios que le plantaron cara, con escasos pertrechos, al poderoso ejército real de España.
En pago a sus servicios a Bolivia las autoridades de la república embrionaria le dieron un cargo de portera de una escuela en Sucre, donde Cristina Fernández reconocerá este viernes su bizarría.
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, realizará el viernes una visita de Estado a Bolivia donde afirmará la importación de 25 millones de metros cúbicos (MMC) diarios de gas y restaurará ante la historia sudamericana a la heroína boliviana Juana Azurduy.
En su primera visita a Bolivia -tras un intento abortado en agosto 2008, cuando insurrectos de la ultraderecha criolla, radicalmente opuesta a su colega boliviano, Evo Morales, tomaron el aeropuerto de la ciudad de Tarija- Fernández llegará a mediodía del viernes a Sucre, 756 km al sudeste de La Paz, en compañía de su ministro de Planificación Federal, Julio De Vido; el canciller, Jorge Taiana; y el secretario de Energía, Daniel Cameron.
Antes de firmar con Morales una adenda al contrato de provisión de gas, vigente desde 2004 y en virtud del que Bolivia exporta a Argentina un promedio de 5 MMC día de gas, que en algún momento de crisis orilló los 8 MMC, Fernández materializará el decreto que expidió en julio último y por el que elevó a rango de generala del Ejército argentino a la guerrillera boliviana de principios del siglo XIX.
Por conducto de Fernández, Argentina reconocerá las luchas de Azurduy que adhirió el Ejército Unido del Norte que trepó hasta Sucre desde Buenos Aires, hacia 1813.
Bizarra, combatió en el frente, incluso embarazada, y se puso a las órdenes del prócer argentino Manuel Belgrano.
La mandataria argentina restaurará a esta mujer con la que la historia boliviana fue lo más injusta que se puede ser.
Su gesta arrancó en forma en 1816, corridos 7 de los 16 años que duró la guerra emancipadora, cuando una fracción del Ejército de España detuvo a Manuel Asencio Padilla, su esposo y padre de 5 vástagos, y lo mandó a ejecutar sin siquiera juicio sumario.
Le cortaron la cabeza y mandaron a exhibirla, en una brutal pedagogía para quien quiera zambullirse en aprestos insurreccionales.
Desde entonces, Azurduy se puso al hombro la responsabilidad de llevar a buen puerto la guerra hasta que, otros, vestidos de frac e inspirados en las doctrinas de la Ilustración francesa, formados en la academia Carolingea, tomaron la posta de la gesta en los últimos milímetros y la coronaron el 6 de agosto de 1825, cuando se fundó Bolivia.
Elevada al rango de Coronela por el libertador de Bolivia, el venezolano Simón Bolívar, Azurduy reunió a miles de indios que le plantaron cara, con escasos pertrechos, al poderoso ejército real de España.
En pago a sus servicios a Bolivia las autoridades de la república embrionaria le dieron un cargo de portera de una escuela en Sucre, donde Cristina Fernández reconocerá este viernes su bizarría.