Copa Libertadores: La táctica de Bolívar aguantó hasta donde pudo
La Paz, Abi
Las diferencias entre el fútbol de primer nivel, como el de Estudiantes de Plata, y el boliviano en general, salieron a flote una vez más.
Los celestes aguantaron hasta donde pudieron el cero a cero, que estaba cantado, se iba a convertir en uno a cero en cualquier momento, como finalmente ocurrió para dejar sentado que dos goles a cero, era la diferencia mínima que se podía dar por la forma en la cual se disputó el cotejo.
Cuando en un partido el arquero pasa a ser figura, como el caso de Carlos Arias; soporta el partido, en el mejor de los casos en la zona dos; que llega al arco contrario en una ocasión en el primer tiempo (un tiro directo de Charles), y en el complemento remata una vez al pórtico contrario ( tiro de Gonzaga), le hacen dos goles y jamás da la sensación de tener el balón para atacar; no llega con los laterales y siempre es superado numéricamente por el adversario, es lógico suponer que hay una diferencia abismal entre la producción de un equipo y otro.
Lo visto la noche del martes evocó partidos en los cuales los planteles nacionales, pese a perder, difícilmente pasaban del medio terreno; décadas como la del '70 cuando la premisa era caer por la menor cantidad de goles.
El nivel del fútbol en Bolivia ha involucionado dramáticamente, al extremo que uno de sus mejores equipos regala un gol como el primero de Estudiantes de José Sossa, cuando dos jugadores celestes se miraron entre sí y ninguno atinó a seguir con el esférico, situación que los colegas de la Fox celebraron con una sonrisa.
Donde ya no pudieron aguantar la risotada fue cuando Ovando adelantó el esférico con un pie y quiso pegarle con el otro y falló, en un gesto técnico digno del mejor Charlot. Es que todo eso pasa por el miedo escénico, por ejemplo del juvenil Ovando, pero también discurre por las venas de los más experimentados como el caso de Lito Reyes.
Lo que le sucedió a esos jugadores, al plantel en general, no le pasa en la Liga, donde es un equipo grande y sus futbolistas así lo asumen; en la Copa, se asemeja mucho a un plantel chico.
Bolívar aguantó hasta donde pudo, eso es lo que suelen hacer los equipos nacionales en los torneos internacionales; este miércoles el turno de aguantar es de Blooming.
Las diferencias entre el fútbol de primer nivel, como el de Estudiantes de Plata, y el boliviano en general, salieron a flote una vez más.
Los celestes aguantaron hasta donde pudieron el cero a cero, que estaba cantado, se iba a convertir en uno a cero en cualquier momento, como finalmente ocurrió para dejar sentado que dos goles a cero, era la diferencia mínima que se podía dar por la forma en la cual se disputó el cotejo.
Cuando en un partido el arquero pasa a ser figura, como el caso de Carlos Arias; soporta el partido, en el mejor de los casos en la zona dos; que llega al arco contrario en una ocasión en el primer tiempo (un tiro directo de Charles), y en el complemento remata una vez al pórtico contrario ( tiro de Gonzaga), le hacen dos goles y jamás da la sensación de tener el balón para atacar; no llega con los laterales y siempre es superado numéricamente por el adversario, es lógico suponer que hay una diferencia abismal entre la producción de un equipo y otro.
Lo visto la noche del martes evocó partidos en los cuales los planteles nacionales, pese a perder, difícilmente pasaban del medio terreno; décadas como la del '70 cuando la premisa era caer por la menor cantidad de goles.
El nivel del fútbol en Bolivia ha involucionado dramáticamente, al extremo que uno de sus mejores equipos regala un gol como el primero de Estudiantes de José Sossa, cuando dos jugadores celestes se miraron entre sí y ninguno atinó a seguir con el esférico, situación que los colegas de la Fox celebraron con una sonrisa.
Donde ya no pudieron aguantar la risotada fue cuando Ovando adelantó el esférico con un pie y quiso pegarle con el otro y falló, en un gesto técnico digno del mejor Charlot. Es que todo eso pasa por el miedo escénico, por ejemplo del juvenil Ovando, pero también discurre por las venas de los más experimentados como el caso de Lito Reyes.
Lo que le sucedió a esos jugadores, al plantel en general, no le pasa en la Liga, donde es un equipo grande y sus futbolistas así lo asumen; en la Copa, se asemeja mucho a un plantel chico.
Bolívar aguantó hasta donde pudo, eso es lo que suelen hacer los equipos nacionales en los torneos internacionales; este miércoles el turno de aguantar es de Blooming.