Clinton llega a Moscú para acercar posiciones sobre el nuevo tratado nuclear
Moscú, Agencias
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, ha aterrizado hoy en Moscú en un clima de "progreso" en lo que a la marcha del nuevo tratado de desarme nuclear se refiere. "Estamos acercando posiciones", ha declarado el segundo de Clinton, William Burns, citado por la BBC. La secretaria se encontrará hoy con el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, y asistirá mañana a la reunión del Cuarteto (EE UU, Rusia, ONU y UE) para Oriente Próximo.
El nuevo pacto de desnuclearización deberá sustituir al acuerdo firmado en 1991, el START, y que expiró el pasado mes de diciembre. Desde entonces, las posturas entre ambas potencias no han hecho más que acercarse, sin que exista, de momento, un borrador ratificado. La única decisión unánime es la reducción a un máximo de entre 1.500 y 1.675 cabezas nucleares los arsenales de los dos países (2.200 cabezas en EE UU y 2.800 en Rusia).
La pasada semana, tras una conversación telefónica entre los dos presidentes, el Kremlin emitió un comunicado en el que se destacaba "el alto nivel de consenso en las líneas básicas" de negociación y anunciaba que "ya era posible fijar fechas firmes para presentar un borrador que los jefes de Estado puedan ratificar".
A pesar de que tanto Rusia como EE UU hacen hincapié en el buen clima de negociación, los obstáculos siguen siendo los mismos que impidieron a Obama tener listo el acuerdo antes de recoger el premio Nobel de la Paz, el pasado diciembre. El escudo antimisiles es el mayor escollo. Esta semana, el presidente de la Duma (cámara de diputados), Borís Grizlov, advirtió de que el Legislativo no ratificará un tratado de desarme estratégico que no incluya el problema de los sistemas antimisies.
EE UU renunció a instalar la totalidad del sistema defensivo ideado por Bush en posiciones cercanas a la frontera con Rusia en Polonia y República Checa. Lo ha trasladado, sin embargo, a Rumanía. Además de la oposición de la Duma, la estrategia le ha costado a Washington un nuevo desaire, después de que Moscú haya vuelto a colocar la OTAN como "mayor peligro" para Rusia dentro de la doctrina militar.
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, ha aterrizado hoy en Moscú en un clima de "progreso" en lo que a la marcha del nuevo tratado de desarme nuclear se refiere. "Estamos acercando posiciones", ha declarado el segundo de Clinton, William Burns, citado por la BBC. La secretaria se encontrará hoy con el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, y asistirá mañana a la reunión del Cuarteto (EE UU, Rusia, ONU y UE) para Oriente Próximo.
El nuevo pacto de desnuclearización deberá sustituir al acuerdo firmado en 1991, el START, y que expiró el pasado mes de diciembre. Desde entonces, las posturas entre ambas potencias no han hecho más que acercarse, sin que exista, de momento, un borrador ratificado. La única decisión unánime es la reducción a un máximo de entre 1.500 y 1.675 cabezas nucleares los arsenales de los dos países (2.200 cabezas en EE UU y 2.800 en Rusia).
La pasada semana, tras una conversación telefónica entre los dos presidentes, el Kremlin emitió un comunicado en el que se destacaba "el alto nivel de consenso en las líneas básicas" de negociación y anunciaba que "ya era posible fijar fechas firmes para presentar un borrador que los jefes de Estado puedan ratificar".
A pesar de que tanto Rusia como EE UU hacen hincapié en el buen clima de negociación, los obstáculos siguen siendo los mismos que impidieron a Obama tener listo el acuerdo antes de recoger el premio Nobel de la Paz, el pasado diciembre. El escudo antimisiles es el mayor escollo. Esta semana, el presidente de la Duma (cámara de diputados), Borís Grizlov, advirtió de que el Legislativo no ratificará un tratado de desarme estratégico que no incluya el problema de los sistemas antimisies.
EE UU renunció a instalar la totalidad del sistema defensivo ideado por Bush en posiciones cercanas a la frontera con Rusia en Polonia y República Checa. Lo ha trasladado, sin embargo, a Rumanía. Además de la oposición de la Duma, la estrategia le ha costado a Washington un nuevo desaire, después de que Moscú haya vuelto a colocar la OTAN como "mayor peligro" para Rusia dentro de la doctrina militar.