Bianchi podría ser el técnico de Boca
Buenos Aires, Olé
Se habla de Guillermo. Suena Cagna. Surge Bermúdez... La carrera para dirigir a Boca, una vez que finalice el ciclo de Alves, ya se largó. ¿Y Bianchi?
De paseo con su familia por su adorada París, el técnico más exitoso de la historia de Boca parecería estar también a kilómetros de distancia de la chance de suceder al Chueco.
Sin embargo, a juzgar por algunas señales en las últimas horas, da la sensación de no estar tan lejos. En círculos íntimos, el Virrey habría confesado sus ganas de "despertar al técnico de la siesta", figura que siempre utilizó para explicar por qué no dirigía. Eso sí, habría condiciones para su retorno. ¿Una? Que no haya internas dirigenciales. Por eso, no quiere tener cerca a Juan Carlos Crespi, vice 2° del club y uno de sus mayores críticos durante su etapa de manager. Consultado por Olé, Crespi se mostró conciliador: "No lo quería de manager, pero siempre dije que debía ser el técnico. Y lo sostengo. A mitad de año, el entrenador tiene que ser Bianchi".
Las diferencias entre ambos surgieron apenas el Virrey fue contratado como manager, a principios del 2009. Lo que generó el contrapunto fue el caso Caranta. Bianchi explicó que era un caso que había heredado, ante las críticas recibidas. "El creyó que yo lo había cuestionado. El tema se manejó mal desde un primer momento, previo a su llegada. Pero no tengo problemas en sentarme a tomar un café con él. Soy coherente y siempre lo quise de técnico, incluso lo dije cuando estaba Basile", comentó Crespi, quien agregó: "No soy ni seré un estorbo para que venga. Boca tiene que salir campeón el próximo torneo y el mejor es Bianchi".
Gente cercana al Virrey cuenta que su intención no es que Crespi esté fuera de la CD. "Esa sería una postura antidemocrática y no es su estilo", dicen. Pero sí que no tenga injerencia en la parte futbolística. También exigiría, en el caso de que lo fueran a buscar, que Omar Buchacra (concesionario de algunos puestos dentro de la Bombonera y con quien tiene un litigio judicial) esté lejos del club. Y en cuanto al plantel, en su última conferencia de prensa, Bianchi aconsejó la continuidad de Riquelme y Battaglia, pero no se pronunció (la omisión no habría sido casual) en los casos de Palermo e Ibarra. "Igual, venga Bianchi o no, habrá que reforzar el plantel", opinó Crespi.
Otro tema que fastidia al Virrey son las críticas. Está atento a los comentarios de sus detractores (sobre todo de la prensa) y eso le molesta mucho. "Están esperando que vuelva para matarlo", dicen en su entorno. Y agregan: "Está disfrutando de su familia y Boca es un quilombo". Casualidad o no, el mismo escenario que cuando asumió por primera vez, tras el cabaret de Veira.
Su terminante "no", cuando le ofrecieron dirigir tras la renuncia de Basile, hoy sería un "ni". ¿El despertador sonará en junio?
Se habla de Guillermo. Suena Cagna. Surge Bermúdez... La carrera para dirigir a Boca, una vez que finalice el ciclo de Alves, ya se largó. ¿Y Bianchi?
De paseo con su familia por su adorada París, el técnico más exitoso de la historia de Boca parecería estar también a kilómetros de distancia de la chance de suceder al Chueco.
Sin embargo, a juzgar por algunas señales en las últimas horas, da la sensación de no estar tan lejos. En círculos íntimos, el Virrey habría confesado sus ganas de "despertar al técnico de la siesta", figura que siempre utilizó para explicar por qué no dirigía. Eso sí, habría condiciones para su retorno. ¿Una? Que no haya internas dirigenciales. Por eso, no quiere tener cerca a Juan Carlos Crespi, vice 2° del club y uno de sus mayores críticos durante su etapa de manager. Consultado por Olé, Crespi se mostró conciliador: "No lo quería de manager, pero siempre dije que debía ser el técnico. Y lo sostengo. A mitad de año, el entrenador tiene que ser Bianchi".
Las diferencias entre ambos surgieron apenas el Virrey fue contratado como manager, a principios del 2009. Lo que generó el contrapunto fue el caso Caranta. Bianchi explicó que era un caso que había heredado, ante las críticas recibidas. "El creyó que yo lo había cuestionado. El tema se manejó mal desde un primer momento, previo a su llegada. Pero no tengo problemas en sentarme a tomar un café con él. Soy coherente y siempre lo quise de técnico, incluso lo dije cuando estaba Basile", comentó Crespi, quien agregó: "No soy ni seré un estorbo para que venga. Boca tiene que salir campeón el próximo torneo y el mejor es Bianchi".
Gente cercana al Virrey cuenta que su intención no es que Crespi esté fuera de la CD. "Esa sería una postura antidemocrática y no es su estilo", dicen. Pero sí que no tenga injerencia en la parte futbolística. También exigiría, en el caso de que lo fueran a buscar, que Omar Buchacra (concesionario de algunos puestos dentro de la Bombonera y con quien tiene un litigio judicial) esté lejos del club. Y en cuanto al plantel, en su última conferencia de prensa, Bianchi aconsejó la continuidad de Riquelme y Battaglia, pero no se pronunció (la omisión no habría sido casual) en los casos de Palermo e Ibarra. "Igual, venga Bianchi o no, habrá que reforzar el plantel", opinó Crespi.
Otro tema que fastidia al Virrey son las críticas. Está atento a los comentarios de sus detractores (sobre todo de la prensa) y eso le molesta mucho. "Están esperando que vuelva para matarlo", dicen en su entorno. Y agregan: "Está disfrutando de su familia y Boca es un quilombo". Casualidad o no, el mismo escenario que cuando asumió por primera vez, tras el cabaret de Veira.
Su terminante "no", cuando le ofrecieron dirigir tras la renuncia de Basile, hoy sería un "ni". ¿El despertador sonará en junio?