'Bienvenidos al Bagdad prohibido para los iraquíes'
Para la inmensa mayoria de los iraquíes, los palacios que Sadam Husein construyó durante su mandato eran el simbolo innacesible de la opulencia del régimen. Sólo podían atisbar las recargadas fachadas tras los muros y fantasear con la opulencia de lujosos interiores de los que disfrutaban un puñado de elegidos del régimen.
Casi siete años después de la desaparición del dictador y la imposición de la democracia, las residencias siguen siendo igualmente impracticables para los ciudadanos; dado que siguen siendo dependencias de los ministros del nuevo Irak, el lugar escogido por ocho embajadas para levantar sus fortines y la zona de recreo de los soldados atrincherados en la llamada Zona Verde o Zona Internacional, la mini ciudad fortificada creada por Washington para mantener a sus hombres alejados del Bagdad poblado por los iraquies.
En sus casi 10 kilometros cuadrados, la Zona Verde (así denominada porque sus habitantes llevan las armas descargadas con la excepcion de los encargados de la seguridad, en contraposicion con la Zona Roja, donde los norteamericanos siempre salen armados) alberga numerosos palacetes y monumentos erigidos por el antiguo régimen. Fueron objetivo predilecto de la munición angloamericana durante la invasion de 2003, y los danos siguen siendo visibles.
Aparentemente nada ha sido rehabilitado, sino que la destrucción ha sido asimilada como parte del relativo encanto que presenta el lugar. Es el caso del antiguo Palacio de Al Salam, que se yergue frente a la Base Prosperity. Para quienes conocimos el Bagdad del régimen baazista siempre será el Palacio de la Guardia Republicana, que albergaba el alto mando del temido cuerpo de elite de Sadam Husein, especialmente castigado por las toneladas de bombas que se abatieron sobre la capital iraqui en marzo de 2003.
Desde los saqueos que precedieron a las bombas, no me había vuelto a acercar al palacio de la Guardia Republicana. Sólo en mi condicion de empotrada con las tropas de EEUU se me autoriza el paso al inmenso edificio de techos recargados, bellas tallas arabescas en las paredes, suelos de mármol y maderas nobles. Se antoja extraño ver los salones de juntas reconvertidos en gimnasios, repletos de maquinaria de fitness y soldados en ropa deportiva.
Modernidad frente a tradición árabe
Aún más sorprendente resulta recorrer pasillos con tallas de madera empotradas en los muros que invocan héroes árabes empuñando espadas empapelados con carteles de películas, clásicas y actuales, o encontrar una pequeña sala de cine (el jueves emitían Planet 51 con escaso éxito) a cuya entrada es posible encontrar incluso una máquina de palomitas. Resulta perturbador asistir a tan forzada mezcla de culturas, un paso intermedio entre la modernidad occidental y la tradicion árabe.
La piscina fue cerrada hace un año, pero entre las columnas de mármol y las puertas recias se encuentra una dependencia con ordenadores conectados a Internet y otro salón con monitores de televisión y biblioteca, además de numerosas oficinas de consulta legal y religiosa. Fuera del palacio, en las instalaciones anexas a la cantina, cada viernes se celebra karaoke y cada sábado, noche de salsa.
La Zona Verde alberga ocho embajadas internacionales (entre ellas la norteamericana, la mayor legación diplomatica de este pais en todo el mundo, algo apreciable por la longitud del muro que la protege) y los cuarteles de la misión de la OTAN en Irak, así como diez bases militares estadounidenses de mayor o menor tamaño y varios aeródromos. Para llegar a cada destino hay que conocer el intrincado trazado del lugar, salpicado por muros, rollos de alambres de espino, vehículos blindados, letrinas, generadores, contenedores y protegido por centenares de guardias de seguridad contratados y fuertemente armados (nepalíes, peruanos y ugandeses, en estos días) encargados de disparar a cualquier posible amenaza.
Así resulta desalentador seguir el recorrido turístico propuesto por el diplomático Richard H. Hounghton III, responsable de la guía turística de la Zona Verde que ya repasamos hace dos años, y que destaca otros lugares dignos de visita que quedaron integrados en la Zona Verde como el Monumento al Soldado Desconocido, el de las espadas cruzadas (las espadas de Qadissiya, en recuerdo de la batalla con el mismo nombre librada por el Ejercito árabe y los persas sasanidas en el 632 después de Cristo y levantado por Sadam como símbolo de su 'victoria' en la guerra de los 80 contra Irán.
También resulta difícil, con semejantes instalaciones, confiar en que la retirada norteamericana que deberia completar su primera etapa en agosto y culminar en el verano de 2011 devuelva a los iraquíes el control de la zona más lujosa de todo Bagdad.