La última superviviente de la tragedia aérea de La Habana lucha por su vida

Tras el fallecimiento este viernes de otra pasajera, Mailén Díez, de 19 años, es la única de 113 que sobrevive. Una extrabajadora de la compañía de avión afirma que un desastre "era algo anunciado"

Pablo de Llano
Miami, El País
La cubana Mailén Díaz, de 19 años, es la última de los 113 pasajeros del avión siniestrado en La Habana que permanece con vida tras el fallecimiento de las otras dos supervivientes al impacto, también originarias de la isla. El lunes murió Gretell Landrove, de 23 años, y este viernes se ha anunciado el fallecimiento de Emiley Sánchez, de 40 años.


El director del hospital habanero Calixto García donde se ha tratado a las supervivientes, Carlos Martínez, ha explicado que Sánchez no pudo superar la gravedad de sus heridas, con quemaduras en un 41% de su cuerpo, 34% de ellas profundas, y traumatismo craneoencefálico. Después de seis días de tratamiento intensivo, ha lamentado el doctor, "no fue posible revertir su deterioro progresivo".

Landrove, fallecida el lunes, ere hija única, bailarina de una compañía de flamenco y compaginaba el baile con sus estudios de Ingeniería Industrial en la Universidad Tecnológica de La Habana.

Mailén Díaz ha sido sometida a una cirugía cervical y su situación es la siguiente: "Estado crítico con probabilidad de complicaciones, pronóstico reservado y evolución con tendencia a la estabilidad", según ha informado este viernes el periódico oficial cubano Granma.

Del total de fallecidos 101 eran cubanos –entre ellos cinco niños– y once extranjeros: los seis miembros de la tripulación, mexicanos, y cinco pasajeros, una mexicana, una pareja argentina y dos hombres saharauis.

Una comisión de investigación gubernamental dirigida por el Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba con participación de especialistas de Boeing, de Aeronáutica Civil de México y de la compañía mexicana propietaria del avión siniestrado, Global Air, tratan de avanzar en una investigación que las autoridades han anunciado que llevará como mínimo varios meses hasta alcanzar, en palabras del presidente de la Aeronáutica cubana Armando Daniel, evidencias "creíbles y probatorias".

El jueves se localizó la segunda caja negra del avión, que según los investigadores es la que debe contener la información más útil para averiguar lo que sucedió.

Las responsabilidades del trágico accidente, uno de los peores de la historía de la aviación en la isla, permanecen confusas. Cuba ha señalado que el mantenimiento del avión corría a cargo de la compañía mexicana que se lo alquiló a la estatal Cubana de Aviación. A la vez, Radio Martí ha revelado un informe realizado entre 2008 y 2009 y en el que un inspector de Cubana, Ernesto Rodríguez Martín, recomendó dejar de alquilar naves a Global Air, propiedad del empresario español Manuel Rodríguez Campos, por problemas de seguridad como gomas desgastadas o incluso explotadas, falta de salvavidas, deficiente cualificación del personal de tripulación o un incidente de fuego en cabina.
Una tragedia "anunciada"

"Era algo anunciado", ha dicho a la agencia EFE Myrna Díaz, que durante tres años fue sobrecargo en Global Air y sostiene que la compañía volaba en "condiciones absolutamente inseguras". "En el 80% de los viajes carecíamos de algo. Llegamos a volar sin radar y alguna vez no quiso bajar el tren de aterrizaje. Te llegas a acostumbrar; nos volvimos amantes del peligro', ha afirmado Díaz.

El avión que se estrelló había sido vetado en 2017 en Guyana al detectarse un desequilibrio de carga y hasta equipaje amontonado en el baño. Otra nave de Global Air hizo un aterrizaje de emergencia en 2010 en Puerto Vallarta (México) con 104 pasajeros a bordo porque el tren de aterrizaje no se desplegó. Un expiloto mexicano de Global Air, Marco Aurelio Hernández, ha declarado que mientras trabajó para dicha empresa entre 2005 y 2013 denunció problemas técnicos a la Secretaría de Comuniación y Transportes mexicana y afirmó que en una ocasión tuvo que sobrevolar Venezuela de noche sin radar. Al llegar a Chile en ese vuelo, las autoridades de este país prohibieron que ese aparato de Global Air siguiese operando en su territorio. Un piloto jubilado de Cubana de Aviación, Ovidio Martínez, ha dicho que otra vez un avión de Global Air operado por la compañía cubana "se perdió" un tiempo mientras atravesaba el espacio aéreo del centro de Cuba, "lo que dio por resultado que suspendieran a un copiloto y a un capitán por desconocimientos técnicos graves".

Cubana de Aviación arrastra profundos problemas económicos –ligados según los expertos a una mala gestión y a las dificultades de acceso al mercado de aviones provocada por el embargo de Estados Unidos– y antes del accidente ya había tenido que suspender numerosos vuelos nacionales. Dado el paupérrimo estado de su flota, Cubana recurre a alquilar aviones a empresas extranjeras como Global Air. El Boeing 737 del accidente del viernes pasado tenía 39 años y había cambiado de dueño varias veces. "Es uno de los aviones comerciales más viejos de los que haya escuchado que aún estuvieran en funcionamiento", ha dicho al diario The New York Times Richard Aboulafia, vicepresidente de una empresa de consultoría de aviación de Virginia (EE UU).

Familiares de víctimas que viven en Miami han declarado a través de un abogado su intención de denunciar a Cubana de Aviación por "responsabilidades civiles, penales y administrativas".

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