Siemens trata de minimizar el daño por la venta de turbinas a Crimea pese a las sanciones

La empresa de origen alemán acusa a una empresa rusa de haber trasladado ilegalmente el material

Pilar Bonet
Moscú, El País
El consorcio Siemens interrumpirá el suministro de equipo generador de energía a las empresas controladas por el Estado ruso, tras el escándalo que ha supuesto la aparición de cuatro turbinas producidas por la compañía alemana en la península de Crimea, pese a las sanciones occidentales que prohíben la venta de equipo en la península anexionada por Moscú en 2014.


Siemens ha acusado a la empresa rusa Tekhnopromexport de haber trasladado ilegalmente a Crimea las turbinas, que estaban destinadas a una central eléctrica en la península de Tamán, en la región meridional rusa de Krasnodar. Tekhnopromexport pertenece al megaconsorcio estatal ruso Rostec, integrado por 700 empresas y dirigido por Serguéi Chémezov, que fue colega de Putin como espía en la República Democrática Alemana en los años ochenta del siglo pasado.

Según un comunicado emitido el viernes por la empresa alemana, la interrupción del suministro de equipo para turbinas de ciclo combinado tiene carácter indefinido. Siemens ha anunciado también que elaborará controles suplementarios para que los suministros en el futuro se realicen solo después de que sus representantes hayan confirmado la instalación del equipo suministrado en el lugar concreto de destino.

La empresa alemana, que tiene amplios negocios en Rusia, ha anunciado que inicia un procedimiento para anular los acuerdos de concesión de licencia a compañías rusas para suministrar equipo para centrales eléctricas y confirmó que quiere vender su participación del 45,72% en una empresa mixta con las estructuras de Rostec. Antes, el 11 de julio, Siemens había demandado a la empresa Teknopromexport, por trasladar las turbinas a Crimea burlando las sanciones. Tras la anexión, Ucrania dejó de suministrar electricidad a Crimea y el presidente ruso Vladímir Putin ha anunciado inversiones de más de 725 millones de euros en un programa para modernizar el abastecimiento de electricidad a la península. Para las centrales eléctricas de Simferópol y Sebastopol se necesitan turbinas de gas de gran potencia, cuyo único productor en Rusia es una compañía mixta de Siemens con estructuras de Rostec.

La parte rusa ha insistido en que a Crimea se trasladó maquinaria rusa y los representantes del Kremlin han tratado de tranquilizar con este argumento a la compañía alemana. Inicialmente, se creía que solo dos de las cuatro turbinas servidas por Siemens habían acabado en Crimea, pero la cifra ha sido de cuatro. Las turbinas en cuestión fueron despachadas en 2016 y por lo menos otra empresa occidental interesada en su fabricación decidió no ofrecer sus servicios a Rostec, porque “resultaba obvio” que las turbinas acabarían en Crimea, según fuentes informadas. La intención de la compañía alemana es minimizar o evitar las responsabilidades que puedan acarrearle las sanciones y también que otras ramas de sus negocios en Rusia no se vean afectadas por este escándalo.

En Alemania, la revista Wirtschaftswoche ha escrito que Putin personalmente prometió que el equipo de Siemens no acabaría en Crimea y que la promesa se hizo durante una reunión en septiembre pasado en Moscú con el vicecanciller alemán Sigmar Gabriel, que hasta enero ocupaba el cargo de ministro de economía y energía, así como del embajador de Alemania en Rusia. Después de haber obtenido estas garantías, los altos funcionarios comunicaron a Siemens los detalles del encuentro. Ministerio de Exteriores de Alemania y de Economía no han confirmado ni desmentido la información. Cuando las primeras dos turbinas de Siemens aparecieron en Crimea, Steffen Seibert, el portavoz de la canciller Ángela Merkel, calificó el asunto de "totalmente inaceptable".

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