La Masia ya no es lo que era: de mina culé a fuga de talentos

Barcelona, AS
La falta de paciencia, la escasez de oportunidades o la actual política de club están haciendo que las joyas más cotizadas del Barça estén abandonando la Masia o estén pensando en hacerlo próximamente. La salida de Jordi Mboula esta semana al Mónaco, previo pago de tres millones de euros de cláusula, las dudas de Aleñá, la joya que viene y resiste pese a la falta de oportunidades, y las dificultades para renovar a Eric García (la promesa del cadete) han encendido todas las alarmas en una entidad. Esa donde los mismos directivos que sacan siempre pecho por tener a seis canteranos fijos en las alineaciones del primer equipo (Sergi Roberto, Piqué, Alba, Busquets, Iniesta y Messi), parecen más preocupados por achicar agua con los líos extradeportivos que por seguir regando la cosecha. Una vez que expiró la sanción FIFA que frenó todo, el objetivo debería ser el de tener listo el Barça del futuro. La gran hornada actual es mágica, pero tiene fecha de caducidad.



En los últimos cinco años, pese al centenar de jugadores que han pasado por el filial, sólo Sergi Roberto irrumpió desde abajo con fuerza para ser un verdadero pilar y no únicamente un complemento. Denis Suárez, el último canterano en contar para la élite, seguirá otro año más después de una temporada de altibajos. A la directiva le cuadra debido a las apreturas de la caja y a los problemas para fichar mediocentros de jerarquía que se ajusten al presupuesto. Mientras, con el futuro de otro de los pocos privilegiados que han progresado en la casa tras una mili fuera, Rafinha, hay demasiadas dudas. Seguir o salir. Valverde tendrá la última palabra. Masip, tercer guardameta habitual criado en la Masia, no se ha ganado la confianza para ser al menos segundo portero tras tres años intentándolo. Ya se ha despedido del club tras jugar cuatro partidos. No hay más.

Con este panorama, Mboula ha decidido seguir el camino que antes emprendieron en las últimas temporadas, cedidos o traspasados, Thiago, Halilovic, Bellerín, Sandro, Munir, Tello, Traoré, Bojan, Deulofeu, Montoya, Oriol Romeu, Jonathan Dos Santos, Bartra, Fontàs, Muniesa y tantos otros... Alguno no ha cuajado fuera pese a lo que prometía, por lo que dentro también era improbable, pero muchos de ellos han sido internacionales en este tiempo, otros lo siguen siendo gracias a una progresión formidable, la mayoría se ha consolidado en equipos punteros y hasta varios de ellos han hecho tantos méritos fuera del Camp Nou que ahora el Barça se plantea dar continuidad al plan de sacar la chequera para repescarlos. Como ya pasó con Piqué, Cesc o Jordi Alba.

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FBL-EUR-C1-BARCELONA-BAYERN QUIQUE GARCIA (AFP)
La pérdida de peso de nuevos canteranos en el primer equipo ha hecho que los otros grandes clubes de España le igualen y hasta le superen en esa confianza en la base. El Atleti, con bastante menos presupuesto y sin hacer ruido, ha colocado en estos años en la élite a Saúl, Koke y Thomas, mientras el Madrid, que había perdido la costumbre desde la Quinta del Buitre, ha contado para su proyecto triunfal con Casilla, Nacho, Carvajal, Casemiro, Lucas Vázquez, Morata y hasta Mariano.

El Barça, por las últimas declaraciones jurando amor eterno a la cantera de algunos directivos, o por las informaciones sobre la estrategia a corto plazo desveladas por la prensa más cercana al club, parece que tiene pensando reconducir el camino. Quizás la renovación de Marlon es más que una declaración de intenciones. Para jugar al lado de Messi y Iniesta no vale cualquiera, y de todos los talentos que se han fugado de la Masia igual Bellerín y Thiago podrían haber sido los únicos que realmente fueran útiles para esa labor. Pero de lo que seguro se habrán dado cuenta Bartomeu y Robert Fernández es que para ser reserva de Piqué o de Suárez; Bartra, Deulofeu, Nolito, Sandro y hasta Munir eran soluciones más baratas y apañadas que Mathieu, Digne, Arda o Alcácer. Veremos. De momento, Valverde, que es el que decidirá si poner o no a los canteranos, fue frío el día de su pesentación y más lo sería ahora tras analizar más en profundidad lo que hay.

La próxima temporada marcara las intenciones del Barça respecto a la Masia, porque si bien la política del club es difusa, la valía de la cantera tampoco es lo que era. Ni es de tanta calidad como antes ni se utiliza para los fines de hace una década. Títulos, ascensos y torneos aparte, más que nutrir al primer equipo, los esfuerzos del club blaugrana con la base han desembocado en mejorar claramente a los rivales. Algo está pasando. En el Barça B que subió a Segunda en 1998 tras ganar al filial del Madrid en el Bernabéu, salieron dos capitanes para el primer equipo: Puyol y Xavi. Del Barça B que subió por última vez a la categoría de plata en 2010 de la mano de Luis Enrique únicamente Sergi Roberto contó de verdad, porque Bartra, Montoya y Nolito, integrantes de ese equipo e internacionales, salieron tras no hacerse con el puesto. Ahora, con el nuevo intento del filial para subir a LaLiga 1,2,3 con un equipo confeccionado para ese fin más que para formarse, sólo Marlon ha jugado 198', Aleñá 40' en Liga y Cardona 16' en Champions. El resto de sus compañeros espera turno tras alguna aparición esporádica en la Copa. El peso de la Masia va de más a menos. Y eso es una gran preocupación para un club en el que fue su sello. El futuro de los talentos más valorados actualmente, sobre todo el de Sergi Palencia, Cucurella y Carbonell (tienen buenas ofertas), dependerá de la eliminatoria decisiva que hoy comienza ante el Racing. Hay mucho en juego. Subir, esperar un poco más y soñar. O seguir en 2ªB, dudar de nuevo y quizás salir.

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