Al Oporto le pudo el miedo y se la jugará contra el Leicester

Los portugueses empezaron espesos y acabaron prudentes ante un Copenhague que dio por bueno el 0-0. Ambos pueden pasar: el Oporto debe ganar a un rival ya clasificado.

Jesús Colino
As
El Oporto llegó a Dinamarca jugándose media clasificación y se fue con todo en el aire. Cuando pudo, no quiso; y cuando quiso, no supo. El Copenhague, que ya había avisado que el empate no le iba del todo mal, tampoco se volvió loco y el resultado no sorprendió: 0-0. Ambos siguen vivos. El Oporto depende de sí mismo y debe ganar a un Leicester que nada se juega porque ya es primero; el Copenhague debe vencer en Brujas y esperar un favor de los foxes.


En el primer tiempo se vio tan atenazado al Oporto que los daneses, por momentos, parecieron divertirse en el partido. Eso sí, sin excesos. Brilló Augustinsson en la banda izquierda, que hizo sufrir mucho a Maxi Pereira, pero fue un conjunto romo. Sólo un tiro a puerta de Ankersen, muy lejano, que paró Casillas con tranquilidad. Parece poco, pero es que el Oporto ni probó a Olsen antes del descanso. Así, lo más peligroso eran los saques de esquina, que pillaron un par de veces a medio salir a Iker.

El descanso puso sobre la mesa la crisis anotadora de los portugueses: llevaban dos goles en los últimos cuatro partidos, y ya son cinco. Pero al menos lo probaron con más brío en la segunda mitad. Óliver se puso al frente de las operaciones y encerraron en su campo al Copenhague. El balón se movió rápido, pero entonces falló la definición. André Silva estuvo negado en los controles y en los remates. En la mejor ocasión, Olsen le hizo un doble paradón a escasos cinco metros. Poco más hubo —el Copenhague no chutó a puerta tras el descanso— y en el último cuarto de hora pesaron las dudas y el miedo a caer. Ahora, todo queda abierto. El Oporto lo tiene en su mano, pero deberá romper esa mala racha de puntería.

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