Fórmula 1 / Una gesta incompleta y la orden de equipo que lo cambió todo

Piastri se despeñó después de Monza, tocado por el intercambio de posiciones. Verstappen pagó caro el mal verano de Red Bull… y Norris fue el más regular.

Jesús Balseiro
As
Norris celebró, Piastri debió poner su mejor cara para salvar el mal trago y Verstappen se empleó a fondo para levantar el ánimo en el muro de Red Bull. Gianpiero Lambiase, su ingeniero de carrera, estaba roto tras la conclusión del GP de Abu Dhabi. Termina la primera era de ‘Mad Max’, aunque es cuestión de tiempo que arranque la segunda, y no hay rencor por parte del holandés en una remontada sin precedentes: cedía 104 puntos con el líder en Holanda y terminó a dos de su quinto Mundial. Su prestigio como piloto y las actuaciones individuales desde entonces le incluyen en esa lista de los más grandes subcampeones, aquellos que fueron los mejores sobre la pista sin la gloria del título. El último gran ejemplo fue Alonso en 2012.

Con solo dos puntos entre Lando (423) y Max (421), y apenas 13 con respecto a Oscar (410); no es difícil localizar cuáles fueron los grandes premios decisivos para cualquiera de los tres pilotos. Por tercios, Piastri dominó el primero (cuatro victorias en las primeras seis carreras) y fue sólido en el segundo, tenía 36 puntos sobre Norris y se hubiera puesto a 42 sin la cómica orden de equipo en Monza. A partir de entonces se despeñó: dos accidentes en Bakú, un toque de su compañero en Singapur, el choque en el esprint de Austin, perdido en México, sancionado con excesiva dureza en Brasil, descalificado en Las Vegas… en Qatar la mala estrategia le dio la puntilla. Fue el McLaren más rápido en las últimas dos carreras, pero se perdió en circuitos de asfaltos con poco agarre. En el paddock abundan las teorías de la conspiración sobre el estatus prioritario de Lando. No son demostrables.

Max salvó los muebles en el arranque de la temporada con podios y los triunfos de Suzuka e Ímola. Su mayor desconexión llegó en verano, coincidiendo con las peores carreras de Red Bull. Todos los caminos llevan a Barcelona: un error estratégico del equipo le dejó con neumáticos duros en una resalida y a pocas vueltas del final. Iba tercero y cayó al quinto puesto. Enojado, golpeó a Russell en la curva cinco y la sanción de la FIA le envió al noveno. Solo en esa maniobra se dejó nueve puntos. En Silverstone trompeó, aunque puede achacarse a las dificultades del coche. Entre Mónaco y Hungría, siete carreras, solo subió una vez al top-3. Desde Zandvoort encadenó diez podios consecutivos con seis victorias. Pero fue demasiado tarde, los errores de McLaren solo retrasaron lo inevitable.

De todo esto se desprende que Norris no fue el mejor en ningún segmento del año. Su Mundial se basa en la consistencia: apenas se bajó del podio y ganó siete carreras. Las mismas que Oscar, una menos que Max. Cimentó su liderato en verano con tres triunfos en cuatro carreras (Austria, Silverstone y Hungría) y lo remató con dos fines de semana al máximo nivel en México (ahí tomó el liderato) y Brasil, justo cuando arreciaba la presión de Verstappen. Su peor posición en carreras terminadas es un cuarto puesto, ninguno de sus rivales puede decir lo mismo. Lando, con cierta fama de piloto de sábados y con menos recursos en el cuerpo a cuerpo, es el campeón de la regularidad.

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