Una semana para arreglar la línea Flick
El alemán tiene siete días para mejorar con vistas al Clásico los automatismos defensivos de un equipo al que resulta más fácil atacar que la temporada pasada.
“No defendemos como el año pasado y, por tanto, no atacamos como el año pasado”, se sinceró Flick en la rueda de prensa. Los síntomas parecen claros. La presión no es la misma, el nivel de concentración e intensidad ha bajado y la línea, sin Iñigo, titubea más.
Flick ha probado con todas las parejas de centrales posibles y los que señalaban a Araújo como gran responsable quedaron desautorizados en el partido contra el Girona porque Míchel también encontró caminos para hacerle daño a Eric y Cubarsí. Hay quien achaca el problema a la ausencia de jugadores con más agresividad en la parte de arriba: Raphinha, Gavi, Ferran y Fermín. Rashford y Lamine son más ligeros en el trabajo sin pelota. El caso es que el acordeón defensivo del Barça no termina de arrancar.
Flick tiene una semana para pensar qué va a hacer en el Bernabéu. Para empezar, sueña con recuperar agresividad con la presencia de Fermín, Raphinha y Ferran en la línea de ataque. Luego, tendrá que volver a repensarse la pareja de centrales. La apuesta por Cubarsí en el perfil derecho y Eric en el izquierdo parecía ir en serio, pero tampoco resolvió demasiado en la primera parte del partido contra el Girona.
Hay voces que, como el año pasado, consideran extremadamente peligroso, y hasta suicida, jugar en el Bernabéu con una defensa a 50 metros de Szczesny. La temporada pasada, el entrenador desoyó a los conservadores y mantuvo su línea de manera innegociable. Entonces, eso sí, el Barça venía de meterle cinco al Sevilla y cuatro al Bayern.
En términos futbolísticos y de confianza, parece un equipo más dubitativo. Pero Flick ha demostrado ser un entrenador de ideas fijas y, sobre todo, con un alto nivel de autoconfianza. Lo más lógico es que intente corregir cosas durante la semana pero que, cuando llegue la hora de la verdad, no matice el equipo y juegue de la misma manera que alcanzó el éxito la temporada pasada. En el Clásico, eso sí se expondrá a una crítica feroz si las cosas no funcionan. Especialmente, porque los partidos anteriores habrían sido un aviso.


